Las Claves
Pilar Cernuda
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El experto en terrorismo Fernando Reinares, autor del libro Patriotas de la muerte. Por qué han militado en ETA y cuándo abandonan, cree que la inmensa mayoría de ETA, del nacionalismo vasco radical y Sortu empiezan a cuestionar la violencia por "cálculo y de utilidad", no por principios.
Si no fuera así, dice el catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos en una entrevista, "estaríamos ante pronunciamientos como el de que estamos en contra de esto ahora y desde siempre". "Desde que se constituyó HB, todas las denominaciones de esta formación se han mantenido fielmente subordinadas a ETA", añade.
Es la opinión de Fernando Reinares tras muchos años analizando el fenómeno terrorista y de la seguridad, en los que ha podido constatar que "lo que ha llevado a ese mundo a cuestionar la violencia no ha sido su experiencia en las instituciones, sino su ilegalización".
"Entonces no hablamos de un cambio de valores, sino de utilidades, que son cosas distintas", asegura este especialista, que ya escribió hace diez años un libro con el mismo título con las claves sobre quiénes y por qué los etarras entran en la banda, y que ahora amplia y actualiza con dos capítulos nuevos sobre los motivos por los que la han abandonado centenares de militantes.
Patriotas de la muerte, editado por Taurus, está basado en documentos judiciales sobre más de 700 personas convertidas en etarras entre finales del franquismo y 2010, y en entrevistas individuales con 74 antiguos militantes.
Algunos de los que abandonaron la banda lo hicieron por los cambios políticos y sociales que se produjeron hasta mediados de los 80. Otros, a partir de esa fecha, por desacuerdos con la organización y tras pasar un largo tiempo en prisión.
En los dos periodos, en cualquier caso, ha habido etarras que han decidido dejarlo porque ha cambiado el orden de sus preferencias personales. Los "arrepentidos oficiales" se pueden contar con los dedos de las manos, según Reinares, que mantiene que los etarras no se arrepienten porque "han vivido en un entorno social que ha tolerado el terrorismo", algo que "tarda generaciones en ser modificado".
En el libro se muestra el progresivo declive de ETA, algo que perciben los potenciales aspirantes a terroristas que ingresan con el siguiente perfil: varón de entre 18 y 24 años, guipuzcoano y con ideas del nacionalismo radical étnico, que ha adquirido en el ámbito familiar, escolar o en su cuadrilla, y que está convencido de que la violencia es útil.
"Por primera vez en la historia, estamos ante un momento extremadamente débil de ETA, con pocas posibilidad estructurales de reproducción y con su entorno cuestionándose por primera vez la violencia, aunque sea por razones utilitarias", sostiene Reinares.
Con ETA en su momento más bajo y Sortu ilegalizada, ¿se puede pensar en que esos patriotas de la muerte lleguen a doblegarse y admitir su derrota sin contraprestaciones?
"Cuantas menos expectativas políticas tengan y menos impunes sean sus acciones -contesta- mayor será el coste de pertenecer a ETA".
¿Y cuando llegará el final?: "ETA aún puede matar, pero ETA está derrotada, lo que no quiere decir que se haya disuelto, sino que ha fracasado en sus propósitos, que sus objetivos políticos no tienen ninguna verosimilitud y que se encuentra en su tramo final, en un callejón sin salida, y ellos lo saben", concluye.
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