Calle rioja
Francisco Correal
El filósofo de Cerro Muriano
Pedro Sánchez ha ido adquiriendo habilidades con el paso del tiempo que son dignas de mención. Quizás Iván Redondo, asesor áulico y plenipotenciario, haya bebido de la fuente de Dominic Cummings, el estrafalario y eficiente consejero de Boris Johnson e ideólogo de la campaña a favor del Brexit en la votación en el Reino Unido en junio de 2016. Los dirigentes que estaban a favor de la permanencia en la UE iban siempre por detrás de las tretas pergeñadas por Cummings, que al final se salió con la suya. A Pablo Casado, líder opositor, le pasa algo similar, nunca toma la iniciativa y va a remolque del presidente del Gobierno, tratando de desactivar las bombas.
Ahora, este martes, le tocaba otra prueba de fuego a Sánchez, que sorteó la mina y sacará adelante la extensión del estado de alarma gracias a Ciudadanos. Ya lo dijo el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, en la víspera: "Estado de alarma o caos". Ante esa tesitura, ¿qué hacer para que no explote en tus manos la granada?
Casado se arrogó el "no es no" sanchista el lunes, agraviado por la unilateralidad de las decisiones del presidente, que primero golpea y luego pregunta, estrategia muy de Donald Trump, por cierto. Sánchez jugó este lunes a dos bandas: por un lado, trató de convencer a Ciudadanos y PNV para que le dieran su apoyo en el Pleno de este martes porque la situación requiere de 15 días de estado de alarma; por otro lado, mandó a la recuperada Carmen Calvo a persuadir a los barones del PP para que entendieran que lo mejor es alargar dos semanas más esta situación excepcional y luego ya se verá.
Y consiguió su propósito la vicepresidenta primera y, por tanto, su jefe, pero éste horas más tarde allanó más el camino al alcanzar por la noche un acuerdo con Cs. Este miércoles el PNV ha anunciado que también dará el respaldo. Por consiguiente, el órdago de Casado se evaporó al salvar la formación naranja y el partido jelzatle la continuidad del estado excepcional.
Sánchez apuró en el Senado la última bala. "El único instrumento para salvar vidas es el estado de alarma", aseguró para presionar más a los que dudaban si extender el periodo de confinamiento, la madre del cordero de una situación en la que las comunidades quieren tomar partido y tener capacidad de decisión. Lo hizo al tiempo que llegaba al Congreso la solicitud de prórroga del estado de alarma, que el Consejo de Ministros aprobó por la mañana y que advertía de que "no existe alternativa jurídica" en la legislación ordinaria que permita restringir los movimientos de personas en el territorio español.
En esta partida de mus había que ver quién envidaba con buenas cartas y quién iba de farol. El PSOE se fue directo a por Ciudadanos y a por el PNV para no tener que depender del voto afirmativo o la abstención del PP y sacar adelante una nueva prórroga quincenal. La líder de la formación naranja, Inés Arrimadas, ya dijo por la mañana que abogará por un nuevo respaldo a Sánchez al estar "totalmente predispuesta" a proteger a los españoles porque se cree las "amenazas" del Ejecutivo de que si se levantaba el sábado el estado de alarma llegaría el desbarajuste. Dicho y hecho.
Ató tres puntos. 1) El Gobierno mantendrá contactos semanales con Cs para informar sobre la crisis sanitaria, así como dialogar y, en su caso, consensuar medidas para la implementación del plan de desescalada. 2) Pactaron la necesidad de prorrogar el estado de alarma, un mecanismo constitucional que debe prolongarse sólo por el tiempo estrictamente necesario. Por tanto, con ese ánimo, se analizarán las medidas necesarias para seguir protegiendo a los españoles en el ámbito sanitario, económico y social cuando concluya su aplicación. 3) El Ejecutivo y Cs se comprometieron a mantener el diálogo para la adaptación de los ERTE y las ayudas a pymes y autónomos para que puedan adecuarse a las necesidades que se produzcan más allá del estado de alarma.
Con este movimiento prácticamente se da por hecho que Sánchez garantiza la prórroga al necesitar más votos a favor que en contra este martes en la Cámara Baja. Con el apoyo de los diez diputados de Cs, el Gobierno contaría con los 155 votos del PSOE y de Podemos, además de PRC, Teruel Existe, Más País y Compromís, con los que llegaría a 170, mientras que los noes difícilmente superarán los 164. Aun así, las negociaciones con el PNV, siempre fiel a escuchar propuestas, prosiguieron por la noche y dieron sus frutos por la mañana.
Previamente, el presidente del Ejecutivo puso manos a la obra a Carmen Calvo para hablar con los barones populares. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, rechazó una prórroga sine die pero tras recibir este lunes una llamada de la vicepresidenta admitió que "otra cosa es que el Gobierno necesite tiempo para organizarse". También la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se abrió a dar 15 días más a Sánchez, así como el andaluz Juanma Moreno, que ya dijo el domingo que lo "razonable" sería que no siguiera vigente a finales de mayo. A Génova le salió el tiro por la culata y el sagaz Sánchez se sacó de la chistera otro conejo que dejó inerme a Casado.
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