Una Reina con estilo propio
Tras diez años de preparación, Letizia Ortiz cumplió con los papeles de cómplice y de madre encomendados para una consorte sin precedente. Su origen, la mejor estrategia para este tiempo.
Letizia Ortiz Rocasolano (Oviedo, 1972) habría estado ayer narrando antes las cámaras de televisión el excepcional acontecimiento de no haberse encontrado con el entonces príncipe Felipe el 17 de octubre de 2002 en una cena organizada por el periodista Pedro Erquicia en su ático de Madrid. Un año después, el 1 de noviembre de 2003, se anunció su compromiso con el hoy Rey y desde entonces la presentadora del Telediario, que ya era un personaje popular y que nunca antes había pensado ser otra cosa que periodista, asumió un nuevo papel y se dispuso a iniciar un máster de preparación para quien ya estaba destinada a ser futura Reina.
Tuvo seis meses para limar la fuerte personalidad que demostró a la primera de cambio cuando mandó callar a su hoy marido el día de su pedida. Y, después de contraer matrimonio en la Catedral de la Almudena el 22 de mayo dd 2004 con el entonces heredero de la Corona, tuvo que abandonar su espontaneidad. Lo mismo que tuvo que hacer con su carrera profesional, que sacrificó en pleno ascenso cuando se comprometió con Felipe de Borbón. Y su destino cambió para siempre.
Letizia Ortiz, sin duda, tuvo que adaptarse al guión, pero logró introducir un nuevo estilo en la Casa Real, otro aire que ayudó a reforzar incluso el perfil del entonces Príncipe, y que no sólo tiene que ver con sus gustos y hábitos que recogen las prensa rosa, sino con una frescura y naturalidad de plebeya que la convierten en la primera Reina de clase media. A diferencia de su antecesora, una Reina de profesión, ella fue profesional antes de reinar y ahora asume su función como un verdadero oficio. La reina Letizia, hija de padres separados, una enfermera y un periodista, estudió en la Complutense, ha viajado en Metro, pagó hipoteca, logró una beca para doctorarse en México, tuvo varios empleos como reportera antes de presentar el informativo de máxima audiencia en la televisión y también un pasado sentimental, pues se casó en 1998 con su profesor, Alonso Guerrero, del que se divorció un año después.
Seria y muy perfeccionista, en los últimos diez años Letizia Ortiz ha sido objetivo de muchas críticas, no sólo por su origen, también por su falta de preparación para su posición, algo que ha ido corrigiendo. Desde 2007 tiene agenda propia, pero el foco informativo siempre ha estado puesto más en las cuestiones más frívolas y estéticas -su operación de nariz, su extrema delgadez, sus salidas nocturnas o su gusto por la moda española- que en su trabajo como parte de la Familia Real. Como Princesa de Asturias recibió a más de 2.000 personas en un centenar de audiencias y asistió a casi 200 actos, se centró en el apoyo a las enfermedades raras, a la innovación, la educación y la nutrición.
Ayer la reina Letizia pasó el examen par el que se ha venido preparando en la última década. La mujer del Rey se mostró muy segura y acertada en el papel secundario que ocupará en el reinado. Su forma de vestir sorprendió por su austeridad, traje corto y sobrio y un look muy natural, sin ningún alarde. Su imagen, como consorte que es, fue la de compañera y madre, siempre muy pendiente de sus dos hijas, pero sin descuidar su estilo propio. Un equilibrio en el que se mueven ya otras casas reales europeas. No en vano, doña Letizia forma parte de una nueva generación de princesas y reinas sin sangre azul. Inteligente y aplicada, ahora debe consolidar su perfil institucional, sin menospreciar el "ejemplo impagable", según sus propias palabras, de la reina Sofía. Su perfil es el de una joven responsable, atractiva, elegante, moderna y controvertida, acorde con los nuevos tiempos que se persiguen para la Monarquía española. Su relación con Felipe VI -con el que se casó por amor- debe transmitir complicidad, concepto de equipo y familia. Ayer lo hizo.
La reina Letizia es un buen exponente de su generación, la que toma el mando.Y su origen plebeyo, lo que pareció en principio un hándicap, se ha convertido en la mejor estrategia para acercar al pueblo a una Casa Real que no atraviesa sus mejores momentos. Tiene los pies en el suelo y su objetivo ha sido compatibilizar su vida privada y el papel de madre con su trabajo. A partir de hoy sus obligaciones le impedirán llevar a sus hijas al colegio, ir al cine con sus amigas o a los conciertos de música indie que tanto le gustan, pero seguirá creando tendencia.
En la nueva etapa que se abre en la Casa Real la mujer tiene mucho protagonismo. Letizia también ha dado a luz a una heredera, hoy la más joven de Europa y la primera en España desde Isabel II.
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