Pilar Cernuda
¿Llegará Sánchez al final de la legislatura?
Mariano Rajoy no cambia. Su personalidad no es de bandazos. Ni su discurso. Ni sus decisiones. El 2 de febrero dijo prácticamente lo mismo, si no lo mismo, que el 22 de enero, cuando por vez primera se reunión en La Zarzuela con el Rey en la ronda de consultas para comunicarle que no tenía los apoyos suficientes para presentarse como candidato a ser investido presidente. Entonces, horas después de que Pablo Iglesias zarandeara el árbol de la política nacional ofreciendo un pacto y medio Gobierno a Pedro Sánchez, fue calificado por algunos como una buena jugada estratégica del candidato popular; ahora, ayer, fue fiel al inmovilismo y la serenidad que lo caracterizan y casi no meneó una coma de su alocución anterior.
El movimiento de Rajoy, valga el oxímoron, se ciñe exclusivamente a que el rival político, Pedro Sánchez, se pegue el batacazo y no encuentre las alianzas deseadas con las formaciones de izquierda y con Ciudadanos, cuya relación con Podemos hace improbable un acuerdo entre el segundo, el tercer y el cuarto partido en las urnas. Además, el dirigente gallego maneja la baza de la zapatiesta interna que hay dentro del PSOE, con varios presidentes territoriales enfrentados a su secretario general.
Pasa por alto, sin embargo, los líos de la corrupción del PP que se han convertido en el pan nuestro de cada día y también que muchas voces piden su cabeza en bandeja de plata.
Rajoy juega a la defensiva y espera los errores de los oponentes para sacar provecho. Así, se presentó ante Felipe VI para mantenerse en sus trece y no variar nada, en el cierre de la segunda ronda en La Zarzuela, respecto a la primera. Después de la cita, el candidato del PP confirmó que el Rey no le había ofrecido formar Gobierno, algo que calificó de "razonable" porque "hoy" aún no cuenta con los apoyos necesarios. Aun así, recalcó que "no renuncia" a ser investido y destacó que su "oferta de pacto al PSOE y a Ciudadanos es la mejor para la defensa de los intereses de los españoles".
Rajoy continúa en su línea de que los votos de los ciudadanos lo eligieron a él y a su partido como la mejor opción para encabezar el Gobierno de la undécima legislatura, pero no encuentra socios que se embarquen en la misma aventura y por eso prefiere echarse a un lado... de momento. "Los españoles quieren diálogo, que los políticos nos entendamos y que seamos capaces de formar un Gobierno con apoyos suficientes. Mi propuesta es un Gobierno apoyado por el PP, el PSOE y Ciudadanos, presidido por el PP, que fue la fuerza con más apoyos", recordó el presidente en funciones, si bien aseguró que le había dicho al Rey que todavía no tiene "mayoría para intentar la formación de un Gobierno por una razón fundamental que todo el mundo puede entender: el PSOE se niega al diálogo, que es lo previo al acuerdo y, por lo tanto, no puedo garantizar hoy la constitución de un Gobierno estable en España". Con este panorama, prefiere esperar a ver "cómo se desarrollan los acontecimientos en el futuro".
El presidente del Partido Popular expresó al Monarca una visión maniquea del panorama político actual en el que sólo encuentra "dos opciones": la del "realismo, la moderación y la sensatez" que plantea el PP, y la del "radicalimo, apoyada por partidos radicalmente contrarios a la Constitución y a algunos de sus principios básicos como la unidad de España y la soberanía nacional".
Su liderazgo parece incuestionable hasta el momento en el seno del Partido Popular y, volviendo a la carga, repitió que su planteamiento pasa por ver qué sucede y en ningún caso se da por vencido en su deseo de presidir el próximo Gobierno: "Mi opción y la de mi partido siguen adelante y no renunciamos a lo largo de este proceso a presentarnos en un determinado momento a la investidura, si el Rey lo estima oportuno, a obtener los apoyos suficientes y poder conformar Gobierno", dijo.
Aludió a las bondades que derivarían de esa gran coalición que ansía junto al PSOE y a Ciudadanos, ya que los tres partidos "están de acuerdo en los temas fundamentales" como la unidad de España, la soberanía nacional, la lucha contra el terrorismo y la consolidación de la recuperación económica. A su entender, si son capaces de "coincidir" en los grandes temas, también podrían ponerse de acuerdo en el futuro poniendo "todos" de su parte. "Mandaría un mensaje de estabilidad, seguridad y certidumbre dentro y fuera de España", apostilló.
Cree que la "alternativa" con Sánchez pasaría por el apoyo "activo" de Podemos y de los partidos independentistas, pero sí se mostró abierto a hablar con el líder del PSOE, aunque recordó que éste no ha querido sentarse a dialogar con él. "Creo que sí", respondió cuando se le preguntó si sería el candidato del PP en el caso de nuevas elecciones. De momento, sigue en sus trece. Ni apoyos ni renuncia.
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