La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El rey brilla al defender lo obvio
Juicio del 'Procés'
Madrid/El expresidente catalán Carles Puigdemont comunicó al lehendakari Íñigo Urkullu que renunciaba a convocar elecciones para evitar al DUI, porque los manifestantes se le estaban "rebelando" ante el Palau de la Generalitat y tenía "presión" de su grupo parlamentario.
Así lo ha revelado este jueves el lehendakari en su declaración como testigo en el juicio por el procés, en la que ha detallado que hizo "labores de intermediación" entre Puigdemont y el Gobierno a petición de numerosas personas, entre ellas el exconseller de Empresa Santi Vila, que afronta siete años de cárcel por los delitos de desobediencia y malversación.
Según Urkullu, a raíz de sus gestiones se alcanzó un "acuerdo" la madrugada del 25 al 26 de septiembre para que el Govern convocara elecciones autonómicas y evitara así sacar adelante la DUI.
Durante su mediación, ha precisado el lehendakari, Puigdemont "compartía la reflexión" de que "en modo alguno tenía deseo de proceder a la DUI", lo que pudo constatar cuando dejó en suspenso la declaración de independencia en su intervención del 10 de octubre de 2017 en el pleno del Parlament.
Hacia las 10 de la mañana del 26 de octubre, una hora antes de la rueda de prensa que Puigdemont había convocado inicialmente para anunciar las elecciones, Urkullu habló por teléfono con el entonces presidente de la Generalitat durante "casi una hora", en la que constató que seguía vigente el acuerdo de evitar la DUI.
Sin embargo, ha relatado el testigo, hacia las 14,00 del mediodía Puigdemont le comunicó, "lamentándolo", que "no podía proceder al acuerdo" de convocar elecciones porque "las personas que estaban manifestándose en la plaza Sant Jaume se le estaban rebelando y también tenía presión en su grupo".
Al día siguiente, el Parlament aprobó, en una votación secreta, la resolución de declaración de independencia y el Gobierno activó el artículo 155 de la Constitución y convocaba elecciones autonómicas.
El lehendakari Iñigo Urkullu también ha revelado que en su labor de intermediación se dirigió al expresidente del Gobierno Mariano Rajoy, a quien le advirtió de que "que todo se estaba yendo de las manos".
Urkullu ha explicado que su intermediación comenzó el 19 de junio de 2017 tras mantener un encuentro de cuatro horas con Puigdemont en el Palau de la Generalitat, quien le manifestó "la situación del bloqueo absoluto" entre el Govern y el Gobierno central y le solicitó que interviniera para intentar "encauzar una solución pactada". Ese mismo día mantuvo un encuentro en la sala de autoridades del aeropuerto de Barcelona con la exvicepresidenta Soraya Saenz de Santamaría, a quien relató la reunión con Puigdemont y le solicitó una reunión con Rajoy, que se produjo el 19 de julio.
Ya el 21 de septiembre, tras los acontecimientos del día 20 en la Consellería de Economía, habló nuevamente por teléfono con Rajoy. "Le dije que las cosas no debían seguir de la manera que se estaban conduciendo, hice la observación de que todo se estaba yendo de las manos y entendía que había que medir mucho los pasos en orden a no provocar una fractura social", ha señalado.
En la mañana del 26 de octubre de 2017, Urkullu trasladó a Puigdemont, su "intuición" de que el jefe del Ejecutivo central, Mariano Rajoy, "no era muy dado" a aplicar el artículo 155 de la Constitución. "Puigdemont me requería alguna garantía y le dije que no podía ofrecer garantías, sólo una intuición", ha explicado Urkullu en el Tribunal Supremo. Esa misma mañana Puigdemont le comunicó a las 10:05 que el "acuerdo" era disolver el Parlamento catalán y convocar elecciones, lo que anulaba la Declaración Unilateral de Independencia (DUI).
El lehendakari apreció que Rajoy no ofrecía una respuesta "taxativa", porque era "renuente" a cualquier paso que supusiera entrar en "una negociación que traspasara los límites de la Constitución", algo que, de todos modos, estaba fuera de las propuestas de Urkullu. De hecho, el lehendakari ha negado que las propuestas de diálogo que puso sobre la mesa de ambas partes (y que Puigdemont respaldaba) no pasaban por una DUI, ni por exigir un referéndum, aunque sí ofreció abrir vías para llegar a una consulta "legal y pactada" al estilo de Quebec o Escocia.
La actitud de Rajoy durante esos días, según el testigo, era "de escucha, de atención y respuesta, no satisfactoria en algunos casos, pero no era una actitud proactiva de intentar encauzar la situación". De modo que el lehendakari comunicó a Puigdemont que no podía ofrecerle garantías, pero sí la intuición de que Rajoy no aplicaría el artículo 155 de la Constitución si se disolvía el Parlament y se convocaban elecciones. Para ello, él hizo una propuesta de enmienda para la norma que en ese momento se tramitaba en el Senado.
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