El ex jefe de Policía acusado del 'chivatazo' a ETA afirma que no hubo orden política
Juicio por el caso Faisán
Enrique Pamies asegura que de haber existido la petición "no la hubiera admitido". Ballesteros respalda su versión y niega haber participado en el soplo a ETA. Un confidente etarra dice que cruzó Francia desde Italia para acudir a la cita.
El ex jefe superior de Policía del País Vasco Enrique Pamies ha afirmado -en el juicio contra él del caso Faisán por haber ordenado el chivatazo que desmontó una operación contra ETA en 2006- que no hubo ninguna orden política para parar el dispositivo, cosa que "no hubiera admitido". Pamies se sienta desde en el banquillo de la Audiencia Nacional acusado de colaborar con ETA por el chivatazo en el que, según el fiscal, el 4 de mayo de 2006 avisó al dueño del bar Faisán de Irún y miembro del aparato de extorsión de la banda, Joseba Elosúa, de que se iba a producir una operación ese mismo día, con la supuesta finalidad de no romper el proceso de paz con el grupo terrorista. "¿Recibió usted una orden política de interrumpir la Operación Urogallo?", le ha preguntado el fiscal Carlos Bautista, a lo que ha respondido: "Para nada, tampoco lo hubiera admitido". Esta pregunta se le ha hecho acerca de una conversación de 27 minutos que mantuvo el 3 de mayo a las diez de la noche con el ex director general de la Policía Víctor García Hidalgo en la que, según ha admitido el acusado, se habló de la operación del día siguiente.
Según el fiscal, Pamies avisó a Elosúa de la operación y a través de su subordinado y entonces inspector de Álava, José María Ballesteros -también acusado-, quien le entregó al etarra un móvil en el bar Faisán y le puso al aparato a su jefe. Pamies, que se enfrenta a una petición fiscal de 2 años de cárcel por revelación de secretos y, alternativamente, a 5 años por colaboración con ETA, ha asegurado que él no habló con Elosúa. "Yo con el señor Joseba Elosúa por el teléfono no he hablado en mi vida", ha afirmado Pamies, quien ha justificado la presencia de Ballesteros en el bar Faisán y el área circundante en que le pidió que hiciera una batida para controlar los dispositivos policiales porque se iba a reunir con un infiltrado en ETA, apodado El Romano y que testificará en la vista.
Ha explicado que supo de la operación el día anterior a las ocho de la noche y que en la conversación telefónica mantenida con Hidalgo tres horas después protestó porque se le había informado muy tarde. "Le dije que cómo demonios el comisario general de Información hace una operación sin tener la deferencia al menos de informarme", ha indicado Pamies. En la misma conversación de casi media hora también se habló, ha dicho, de que al día siguiente tenía una cita con el confidente y algún otro tema más. "Le dan ustedes mucha importancia a la duración de estas llamadas", ha recriminado al fiscal. Ha asegurado que flipó "en colores" cuando le dijeron que estaba imputado de colaborar con banda armada y que, por eso, contestó "de forma no respetuosa" al exjuez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón cuando le citó a declarar. Para Pamies, no es cierto que, como según él dice el sumario, se saltara "a la torera el canal reglamentario" al hablar con Ballesteros, especializado en terrorismo islamista, ya que "un general le puede decir a un comandante: 'de este tema en concreto, despachas ante mí'". El ex responsable policial del País Vasco y actual comisario provincial de Huesca ha criticado además que "los quince tomos del sumario están basados exclusivamente" en los rastreos de las llamadas que mantuvo con su móvil "oficial", cuando también usaba móviles de prepago, teléfonos fijos de sus despachos y otros. Sobre la que ha calificado de "famosa llamada" del chivatazo entre Pamies y Ballesteros, que duró 8 minutos y 11 segundos, y se produjo a las 11:23 horas del 4 de mayo desde la zona del bar Faisán, el acusado ha dicho que sería para explicarle cómo estaba la situación por allí. "Si hay 286 llamadas de más de 7 minutos, no se por qué una es sospechosa, para mí es normal", ha apuntado.
Pamies, que se ha negado a contestar a las preguntas de las acusaciones del PP, la AVT y Dignidad y Justicia, ha sido también interrogado por el fiscal acerca de tres llamadas que recibió en la noche del 3 de mayo de la Subsecretaría del Ministerio del Interior, que ha atribuido a un amigo que trabaja en el Centro Nacional de Coordinacion Antiterrorista (CNCA). Sobre si desde el aborto de la operación en 2006 y el día de ha tenido algún contacto con Elosúa, ha dicho que solo ha hablado alguna vez en persona cuando ha entrado en el bar Faisán "de paso". Tras la declaración de una hora y cuarto de Pamiés ante la sección tercera de la Audiencia, presidida por Alfonso Guevara, le toca el turno a Ballesteros, el otro acusado en este juicio.
Ballesteros respalda la versión de Pamies y niega haber participado en el soplo a ETA
El inspector José María Ballesteros ha respaldado este lunes la versión de Pamies al negar haber facilitado al dueño del bar Faisán, Joseba Elosua, el teléfono desde el que una tercera persona dio el 4 de mayo de 2006 el chivatazo sobre la inminente operación contra el entramado de extorsión de ETA. Ballesteros, que se enfrenta a una pena de hasta nueve años de cárcel por colaboración con organización terrorista y revelación de secretos, ha reconocido en el juicio celebrado en la Audiencia Nacional que aquel día se trasladó a Irún por encargo de Pamies para informarle sobre la presencia policial española y francesa que divisaba en la zona y que entró al bar Faisán porque le permitía "dominar" dos partes diferentes de la frontera.
Sin embargo, el inspector ha negado haber consumido un café en el establecimiento. "A esa hora ya había tomado café. La gente que me conoce sabe que no soy cafetero", ha aseverado, para añadir que "nunca" habla por teléfono dentro de los bares como "medida de seguridad" dentro de los grupos de Información, dedicados a la lucha antiterrorista. Al ser preguntado por el fiscal Carlos Bautista si puso el teléfono a Elosua para que hablara con Pamies, el inspector destinado entonces en Vitoria ha contestado tajantemente: "No, señoría". Ese día, según ha dicho, vestía pantalón vaquero, camiseta, cazadora caqui militar con hombreras.
A preguntas de su abogado defensor, José Luis Vegas, Ballesteros ha recalcado que entró en el Faisán porque Pamies le había encargado vigilar la frontera para su cita con el confidente etarra y el establecimiento le permitía "la facilidad de dominar dos zonas diferentes de la frontera" con Francia. "A mí nadie me avisa nada. Yo en un bar ahí arriba no estoy más de diez minutos, es imposible, absolutamente imposible. No he pasado un teléfono a nadie. No se lo dejo a nadie salvo a mi mujer y mis hijos o a algún compañero", ha dicho.
El confidente etarra asegura que cruzó Francia desde Italia para acudir a la cita con Pamies
El confidente etarra conocido como Romano, con el que los mandos policiales acusados del chivatazo a ETA en el bar Faisán de Irún (Guipúzcoa) justifican la presencia de uno de ellos en la zona, ha asegurado que estaba en Italia y cruzó Francia desde los Alpes para mantener una cita con el ex jefe Superior de Policía del País Vasco Enrique Pamies, al que conocía con el alias de Carlos. El etarra, que ha declarado en la Audiencia Nacional como testigo protegido, ha señalado que en los días anteriores al 4 de mayo de 2006, fecha en la que se produjo el soplo, se encontraba en "el arco alpino, a caballo entre Francia e Italia", y se tuvo que desplazar hasta las proximidades de la estación de Bayona, en el País Vasco-Francés, para mantener el encuentro.
"¿No era más seguro reunirse en otro punto?", le ha preguntado el fiscal Carlos Bautista después de recordarle que en aquella época contaba con un teléfono de la compañía Italia Móvil. "El mundo de lo clandestino no es seguro nunca, he corrido peligro todo el tiempo que he estado colaborando", ha contestado el confidente.
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