Pelotas
Doble fondo
LO tenía enfrente, recién llegado el sábado de la cumbre de jefes de Estado de Gobierno en Bruselas, y no desaprovechó la oportunidad de desahogarse alto y claro, declarándose hasta los bajos de ver "un día sí y otro también en la prensa a gente del PP pringada". La descarnada queja de Antón Damborenea, presidente del partido en Vizcaya, fue correspondida tal para cual tenor soez por Mariano Rajoy: "No te voy a explicar hasta dónde estoy yo, pero te lo puedes suponer". Como todos, como el pontevedrés declarado non grato en Pontevedra también puede suponer.
La cosa tiene pelotas. Como las de los niños de la posguerra, de trapos negros, bombardeando inmisercordes el aro popular, bajo una lluvia de triples a dos manos desde Madrid y Valencia en el peor momento, mientras el pívot gallego pasa de rebotes con tal pasividad que se expone a que le piten cualquier cosa menos pasos.
El que lo está dando todo -pasos, saltos y todo tipo de piruetas- es Pedro Sánchez. Le está echando pelotas al poner la de la investidura en su tejado y la suya vuela sin parar de derecha a izquierda. Es a ese lado de la pista donde se juega la bola de partido, aunque sigue empeñado en poner velas a dios y al diablo al alimón, como se vio ayer en el Congreso.
Quedan ya sólo doce días para que el candidato socialista dé el pelotazo de su vida o bien su candidatura sea trasladada ante el pelotón de fusilamiento. Y entonces emergería la de Rajoy. Y el peloteo en vigor al jefazo mutará en desapego y éste cederá el paso a un corredor más fresco (en el buen sentido de la palabra, al margen del contexto) en busca de un cambio de ritmo para que el más votado no se confunda en el pelotón y los del maillot rojo o el morado no se hagan finalmente con el amarillo entre naranjos.
Y hablando de pelotas, hoy se cumplen 35 años del 23-F, cuando el Rey ahora emérito frenó a esa tropa de miserables que nos acuarteló unas horas el alma. No será este pelotudo otro que adule a don Juan Carlos, pero hay que agradecérselo con una sonrisa (lo más cándida posible) por republicana que sea.
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