Pedro Sánchez se queda y anuncia que es un "punto y aparte" para "abrir paso a la limpieza"
El jefe del Ejecutivo comunicó su decisión una hora antes de lo inicialmente previsto tras informar personalmente al Rey en la Zarzuela
Pirueta mortal de Pedro Sánchez: del berrinche al patriotismo de partido
Directo: Reacciones a la decisión de Sánchez
La decisión de Pedro Sánchez en diez frases
Sevilla/Se queda. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, desveló que continuar como presidente del Gobierno es el resultado de su periodo voluntario de reflexión durante algo más de cuatro días que inició el pasado miércoles, cuando sorpresivamente publicó en su perfil de la red social X una “carta a la ciudadanía” en la que anunciaba que suspendía su agenda pública y que este lunes contestaría al interrogante de si le merecía la pena o no continuar al frente del Ejecutivo de España.
Tras acudir al Palacio de la Zarzuela para comunicar antes al rey Felipe VI su decisión, y adelantar una hora su comparecencia anunciada para mediodía, Pedro Sánchez anunció en el Palacio de la Moncloa que sigue al frente del Gobierno.
La publicación de la carta en la que suspendió su actividad pública mientras reflexionaba sobre si renunciaba o no fue una decisión inédita por parte un presidente del Gobierno. En el texto Sánchez justificó esta acción en que se siente víctima de "un ataque sin precedentes". "Llegados a este punto, la pregunta que legítimamente me hago es: ¿merece la pena todo esto? Sinceramente, no lo sé", se cuestiona, para seguir: "Este ataque no tiene precedentes, es tan grave y tan burdo que necesito parar y reflexionar con mi esposa. Muchas veces se nos olvida que tras los políticos hay personas. Y yo, no me causa rubor decirlo, soy un hombre profundamente enamorado de mi mujer que vive con impotencia el fango que sobre ella esparcen día sí y día también".
Golpe de efecto
Pero Sánchez, con su decisión, ha protagonizado un nuevo golpe de efecto que jalonan su trayectoria política. Con una escenografía montada que apuntase claramente a una dimisión, incluyendo la visita al Jefe del Estado , el resultado final es comunica que sigue, algo que sólo se había cuestionado él mismo.
El propio presidente reconoció que su carta "pudo desconcertar la carta" porque su publicación "no obedece a cálculo político". Pero que optó por esta situación sin precedente porque "hay veces que la única forma de avanzar es detenerse, reflexionar".
Esta explicación y la primera parte de su discurso ha sido deliberadamente ambiguo hasta llegar al giro de guion, el más inesperado, el que prácticamente se descartaba: “He decidido seguir”. Sin más. Sin cuestión de confianza ni ningún otro trámite parlamentario.
Sánchez inició su alocución a los españoles recordando que el miércoles había escrito una carta en la que se cuestionaba “si merecía la pena”. Y su conclusión es, tras casi cinco días de reflexión, que “no merece la pena”.
Según Sánchez, no merece la pena que él y su familia sean objeto de “odio, insidia y falsedad”. Ser víctima de las “mentiras más groseras”.
Antes de llegar al clímax, incluso dijo que “por muy alto que sea, no hay honor” que compense que ver “destruir” la “dignidad” de las personas que más quiere. Y agregó además: "Mi mujer y yo sabemos que esta campaña de descrédito no parará"
Pese a todas estas conclusiones, su decisión es justo la contraria: no merece la pena pero sigue como presidente.
Será un punto y aparte
Y partir del giro de guion, el discurso del presidente ha discurrido ya por otro derrotero. Sánchez dice que este episodio inédito "no es un punto y seguido". Al contrario, dijo que es "un punto y aparte, se lo garantizo", sin concretar qué medidas va a aplicar.
Lo poco que esbozó es que ha decidido continuar "si cabe con más fuerza", con el compromiso de seguir "sin descanso, con firmeza", por la regeneración pendiente y el avance y la consolidación de derechos y libertades, aunque sin concretar ninguna acción.
"Solo hay una manera de revertir esta situación. Que la mayoría social, como ha hecho estos cinco días, se movilice en una apuesta decidida por la dignidad y el sentido común, poniendo freno a la política de la vergüenza que llevamos demasiado tiempo sufriendo", dijo el presidente pese a que la mayor de las movilizaciones, el sábado ante la sede de su partido en Ferraz reunió apenas a 12.500 personas.
Según su discurso, todo lo que ha ocurrido desde el miércoles, con el país en vilo pendiente de su decisión no era una cuestión sólo personal: "Porque esto no va del destino de un dirigente particular. Eso es lo de menos. Se trata de decidir qué tipo de sociedad queremos ser. Y creo que nuestro país necesita hacer esta reflexión colectiva".
Incluso Sánchez piensa que, "de hecho, durante estos cinco días" los españoles ya han "comenzado a hacerla". "Una reflexión colectiva que abra paso a la limpieza, a la regeneración, al juego limpio".
Para Sánchez, España lleva "demasiado tiempo dejando que el fango colonice impunemente la vida política, la vida pública, contaminándonos de prácticas tóxicas inimaginables hace apenas unos años". Así que, para evitarlo, apeló "a la conciencia colectiva de la sociedad española".
"Una sociedad que, desde el acuerdo generoso, supo sobreponerse a las terribles y profundas heridas del peor de sus pasados", dijo antes de añadir: "Una sociedad que consiguió vencer de manera ejemplar todos los desafíos democráticos que sufrió. Que superó con éxito una pandemia. Que, pese al difícil contexto geopolítico que sufrimos con guerras en Oriente Medio y en Ucrania, vive un muy buen momento económico. Y respira paz social. Una sociedad que asombró al mundo por su aceptación entusiasta de los derechos y de las libertades pasando de ser un país oscuro a un referente internacional de libertades y de democracia, de progreso y de convivencia.
Por ello, Sánchez tras cinco días de performance que acaban en nada hizo un ruego: "Hoy pido a la sociedad española que volvamos a ser ejemplo, inspiración para un mundo convulso y herido, porque los males que nos aquejan no son ni mucho menos exclusivos de España".
Según el presidente del Gobierno "forman parte de un movimiento reaccionario mundial que aspira a imponer su agenda regresiva mediante la difamación y la falsedad, el odio y la apelación a miedos y amenazas que no se corresponden ni con la ciencia ni con la racionalidad".
"Mostremos al mundo cómo se defiende a la democracia", dijo en el inicio de la parte final de su discurso, en el que llamó a poner "fin a este fango de la única manera posible, mediante el rechazo colectivo, sereno, democrático, más allá de las siglas y de las ideologías que yo me comprometo a liderar con firmeza como presidente del Gobierno de España".
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