El núcleo duro de Pedro Sánchez evitó que dimitiera el miércoles

El presidente sopesó renunciar sin contar con nadie del partido y su entorno

La cúpula socialista le pidió tiempo temerosa de que su salida dejara a la organización abierta en canal

La reflexión del presidente Sánchez en directo

¿Dimisión real o cuestión de confianza?

¿Quiénes pueden ser sustitutos en el PSOE y en el Gobierno?

El precedente portugués de la decisión de Pedro Sánchez

Pedro Sánchez, en la última Ejecutiva Federal del PSOE
Pedro Sánchez, en la última Ejecutiva Federal del PSOE / EFE

Pedro Sánchez sopesó dimitir el miércoles por la mañana, poco antes de trasladarse al Congreso para la sesión de control, cuando ya conocía que un juzgado de Madrid había abierto diligencias para investigar a su esposa, Begoña Gómez, por tráfico de influencias. Una fuente de Moncloa ha confirmado a este diario que ésa fue la primera reacción del presidente del Gobierno, pero su equipo le convenció para que pospusiera cualquier decisión. Acabada la sesión en la Cámara, se marchó a su despacho, se encerró y, solo, redactó el comunicado. Otra fuente del Gobierno lo matiza: "El presidente se retiró, se fue solo, es algo muy personal". "Está roto", añade esta persona.

En el PSOE y, sobre todo, en el núcleo más cercano del presidente le dan absoluta credibilidad a la intención de Pedro Sánchez de dimitir, una decisión pospuesta hasta el próximo lunes. Los miembros del Gobierno más cercanos a Pedro Sánchez, así como sus colaboradores de Moncloa, desconocían que el presidente fuese a anunciar una decisión de este calado, prácticamente lo leyeron en la red social X -antes Twitter- cuando fue publicada. Y uno de estos, en conversación con este medio, cita el ejemplo de Portugal: "Costas se fue y mira qué ha ocurrido, la derecha gobernando con subida de la extrema derecha".

El paralelismo con el país vecino es doble. Antes que Pedro Sánchez forjase su alianza con varios partidos de izquierdas, incluidos los independentistas, el ex primer ministro de Portugal, el socialista Antonio Costas, se hizo con el Gobierno gracias a lo que se denominó la "jerigonza", una amalgama de siglas que en España se llamó el Frankenstein. Después de dos legislaturas, Costas dimitió de modo inmediato y sorpresivo por un caso de corrupción del que, finalmente, ha sido exonerado. Dejó al partido sin un candidato claro, en una situación muy delicada, fruto de la cual perdió unas elecciones en las que ganó el centro derecha con una subida notable de la extrema derecha de Chega.

Al PSOE puede pasarle algo parecido si Sánchez dejase el Gobierno, y eso es lo que teme su núcleo duro y lo que se esgrimió el miércoles por la mañana. La propia vicepresidenta María Jesús Montero ha declarado que supo del comunicado cuando se publicó en la red X. Las mismas fuentes explican que por la tarde hubo una reunión en Moncloa, a la que asistieron, entre otros, Montero, el ministro Félix Bolaños y el secretario de Organización, Santos Cerdán, pero Sánchez no estuvo.

Ante eso, los dirigentes consultados expresan su temor a que, realmente, Sánchez pueda marcharse. Todos citan que las informaciones sobre la esposa de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, han hecho mella en el matrimonio. Mucha. También los ataques que han sufrido en otros foros sus hijas, así como el padre de Gómez y de Sánchez, también su hermano. Un diputado ha contado que Gómez hacía muchas semanas que lo estaba pasando, realmente, mal. "Se llevaba todo el día llorando", explica este representante de un modo que no es del todo simbólico.

Un colaborador del Gobierno lo explica así: "Un presidente tiene que estar al 1.000 por 1.000, porque eso es muy duro, y si no se siente al 1.000 por 1.000 no se aguanta". Sin embargo, un parlamentario andaluz, con bastantes años de militancia, opina que Sánchez "no puede irse, al final tendrá que reflexionarlo, no puede dejar al Gobierno, al partido y a los hermanos catalanes de este modo".

En efecto, si Sánchez presentase su renuncia al Rey, cabrían dos opciones, la de las elecciones anticipadas, para lo que debería esperar hasta el 30 de mayo a formalizar su dimisión, o promover una nueva investidura con otro candidato. En este sentido, varios consultados opinan que la única candidata válida sería María Jesús Montero, la actual número dos del Gobierno y del partido. Ese tiempo ganado sería aprovechado para recomponer la crisis en un congreso federal del PSOE.

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