El PSOE, sin solución
Críticos y oficialistas no encuentran un modo de salir del choque de legitimidades. Sánchez se resiste a irse, a pesar de que más de medio comité federal no le quiere
“Tú no eres ya el secretario general”. Las palabras del presidente de la comunidad de Aragón, Javier Lambán, a Pedro Sánchez resumen la posición de los críticos contra quien se denomina secretario general en funciones del PSOE. Pero Sánchez, que ha demostrado ser un tipo duro, muy duro, hasta la temeridad, no se da por enterado. Como resume uno de sus opositores, “ni los geos lo echan de Ferraz”.
El comité federal de los socialistas, que comenzó a las 9 de la mañana, se ha convertido en el choque de legitimidades que se esperaba, pero los pedristas y los críticos no fueron capaces de alcanzar una solución de consenso. Después de cinco interminables horas de reunión en la mesa del comité –dos oficialistas y una crítica, Verónica Pérez- y de dos recesos de tres cuartos de hora, Pedro Sánchez ofreció a las 17 personas que han dimitido de su Ejecutiva que volviesen a su seno. Les perdonaba la rebeldía. Pero los críticos lo vieron claro: era la primera señal de bandera blanca, de una posible rendición. ‘No es no’ le respondieron sus opositores. Es decir, ni los dimitidos iban a volver, ni los 18 pedristas que han quedado en la Ejecutiva en funciones iban a poder votar en el comité.
En el fondo subyace una mayoría de los críticos sobre los oficialistas, la proporción se desconoce, pero de ahí que los pedristas retrasen una votación que debería decidir la fecha del congreso y la creación de una gestora. La dirección de Pedro Sánchez, elegido en 2014 líder socialista, ha pasado a la historia, pero a este ritmo de hechos, puede que sea el PSOE el que pase a los tiempos pretéritos. Ésa es la sensación que se vivía en la calle Ferraz.
El choque de trenes quedó escenificado cuando los 17 leales de Pedro Sánchez y él mismo ocuparon los asientos que se dejan en todos los comités para la Ejecutiva. A su lado ya no estaba Micaela Navarro, la presidenta de la Ejecutiva, que es una de las dimisionarias. A la escena le quitaron una fila de sillas, la de las plazas vacantes, y se sentaron allí, cara a cara, frente al comité, en cuya primera fila estaba Susana Díaz. “Hay un silencio sepulcral, mucha tensión”, comentaba uno de los oficialistas para describir la situación que resume la pugna. Los críticos no reconocen a esa Ejecutiva, ése es el tapón que impedía avanzar a la reunión. Susana Díaz, señalada como la líder de los críticos, solicitó desde la tribuna que se reuniese el comité de garantías de partido y se votase la creación de la gestora.
Cinco horas estuvieron discutiendo los miembros de la mesa: la sevillana Verónica Pérez, el vasco Rodolfo Ares, ex consejero de Interior del Gobierno vasco, y la catalana Nuria Millán, una crítica y dos oficialistas. Según reconocen ambos bandos, fueron discusiones a cara de perro sobre aspectos legales, pero no hubo forma de encontrar una salida. Cuando volvieron al pleno, Verónica Pérez dijo que se iba a votar una resolución, pero Rodolfo Ares le quitó el micrófono para hablar. Fue, entonces, cuando Sánchez tomó la palabra para proponer que se admitiesen a los dimitidos y se pospusiese, para la semana próxima, un comité.
Lo vivido en Ferraz durante todo el día de ayer fue el esperpento. Mientras periodistas, curiosos, frikies y militantes ocupaban la calle, que quedó cortada al tráfico desde muy temprano, la plana mayor del PSOE, el máximo órgano entre congresos, se introducía en un berenjenal que rozaba lo absurdo del filme La Vida de Bryan, pero carente de humor.
Siete horas después del inicio del comité, se sigue como a las 9 de la mañana, no hay acuerdo ni posibilidad de ello, por lo que los críticos intentan forzar ya, como sea, una votación donde se visualice la minoría de los oficialistas y la inhabilitación de la Ejecutiva. A Sánchez le ha dimitido la presidenta del partido, 16 miembros más de su dirección, tiene rebelado al comité federal y los grupos de diputados del Congreso y del Senado amenazan con cambiar la dirección en las Cámaras. Lo ha perdido todo. Él sostiene que es un asunto de dignidad, y que lo que persiguen los críticos es cambiar la dirección para abstenerse ante el PP. Son elementos diferentes, pero es cierto que la mayor parte de ellos desean acabar con la crisis de ingobernabilidad del país. Son partidarios de pasar a la oposición y dejar gobernar al PP.
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