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El PSOE andaluz, sin nuevos referentes en el Gobierno

El número de andaluces en el Ejecutivo pasa de cinco a dos

María Jesús Montero, vicepresidenta de facto a iure

¿Por qué hay tan pocos cambios en el Gobierno?

Pedro Sánchez, entre Montero y Espadas en un mitin en Sevilla. / EFE

Los gobiernos de Pedro Sánchez nunca han sido de cuotas territoriales, pero llama la atención que el número de ministros andaluces haya pasado de cinco a dos. Si en algunos en algunos de los nombramientos, caso del de Óscar López al frente de Transportes y de Isabel Rodríguez en Vivienda, es posible distinguir a futuros líderes territoriales o candidatos autonómicos, el PSOE de Andalucía se queda con María Jesús Montero como único referente nacional. Y no es poco, la sevillana es vicesecretaria general del PSOE y una de las vicepresidentas del Ejecutivo, pero ha dado continuas muestras de que su carrera política no pasaría por liderar la oposición a Juanma Moreno en Andalucía.

El primer Gobierno de Pedro Sánchez tuvo a cuatro andaluces: la vicepresidenta Carmen Calvo y los ministros Luis Planas, María Jesús Montero y José Guirao, este último en Cultura. El segundo llegó a contar con cinco, pues se le sumaron Juan Carlos Campo en Justicia y Alberto Garzón en Consumo. Tras la remodelación de mitad de la legislatura pasada, salieron Calvo y Campo. En este nuevo gabinete sigue María Jesús Montero y Luis Planas. El titular de Agricultura, que ha estado en todos los gobiernos de Sánchez, tampoco es un cargo menor para una comunidad como la andaluza, pero tampoco es un referente interno.

Al Partido de los Socialistas Catalanes (PSC) le ha ocurrido algo similar, mantiene poder pero no en el Gobierno. El único ministro catalán es Jordi Hereu, al cargo de Industria, pero Pedro Sánchez mantiene buenas relaciones, y casi diarias, con Salvador Illa, que volverá a repetir como candidato en las elecciones de su comunidad. No se puede decir que este Gobierno carezca de una agenda catalana, sino casi lo contrario, gran parte de los acuerdos de investidura la tienen como elemento central.

Lo llamativo del PSOE andaluz es que no tenga nuevas figuras emergentes. Y esto ocurre tanto a nivel nacional como regional y municipal. La llegada de Juan Espadas a la secretaria general de la federación más fuerte de España no ha terminado de cuajar, el PP de Juanma Moreno logró una mayoría absoluta que sólo se concibe con el voto de muchos votantes socialistas y no parece que su presidencia esté amenazada por la oposición. Espadas está llamado a propiciar otro relevo y es posible que él sea candidato a las elecciones europeas de 2024. Eso está en la mente del partido, aunque no hay prisas en ningún sector ni en ninguna provincia. Es algo que se verá cuando toque, y Espadas no será un obstáculo si el PSOE lo decide.

Y no es que el PSOE-A cuente poco. En la Ejecutiva federal se encuentra, además, de Montero, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, que es además vicepresidente primero del Congreso. Ni es un cargo menor ni está alejado de Sánchez. Todo lo contrario. Otro peso pesado del federal, Santos Cerdán, secretario de Organización y negociador con Junts, tiene a dos andaluces como colaboradores. Ambos estuvieron en Bruselas cuando se fraguó el pacto con Puigdemont. Son el sevillano Eladio Garzón y el jiennense Juan Francisco Serrano, los dos son puro aparato de Ferraz, pero situados alrededor de la nuez del poder socialista.

Las relaciones de Pedro Sánchez con el partido en Andalucía son ahora mejores que nunca. El presidente del Gobierno arrancó en septiembre su campaña personal por la investidura en Málaga y en la Rinconada, en la provincia de Sevilla. En este pueblo se encontró con una militancia unida y abundante, más compacta de la que le había acompañado en Dos Hermanas. Felicitó a Espadas después del mitin por un acto, especialmente, organizado por quien es su alcalde y secretario general del PSOE de Sevilla, Javier Fernández. Éste, junto al jiennense Francisco Reyes, son quienes estarán en la mesa camilla de la última decisión.

Para muchos dirigentes andaluces, la mejor opción sería María Jesús Montero. Reúne la mayor experiencia de gobiernos dentro del PSOE, tiene un nivel de popularidad alto y se maneja bien en la dialéctica con Juanma Moreno. Sin embargo, no sólo es que se resista a bajar al sur, sino que además es público, aunque también lo fue en su momento en el caso de Manuel Chaves, que fue conocido como el candidato a palos y gobernó la Junta durante dos décadas.

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