Antonio Hernández Rodicio
'Borraxeira' política
ERA un rumor abrumador, pero nadie confirmaba nada", explica un colaborador de Rajoy cuando se le pregunta cuándo supieron que ETA haría público su comunicado de dejar la actividad terrorista de forma definitiva. "Lo esperábamos desde hacía diez días, cuenta un miembro del equipo de Rubalcaba, pero no supimos nada concreto hasta que se hizo público. Manejábamos la fecha del 7 de noviembre, porque el anuncio formaba parte de una estrategia electoral, para favorecer a Bildu y Amaiur, y les convenía que el comunicado se hiciera público pocos días antes del 20-N". Y sigue el dirigente del PP: "La mañana del jueves pensamos que podía producirse de forma inminente porque nos contaban que la gente del Gara decía que lo tenían ya, y además nos contaron que Gerry Adams iba a hacer unas declaraciones en la BBC, pero hasta que no aparecieron los tres encapuchados leyendo el comunicado no supimos su contenido ni tampoco que ya estaba preparado para hacerlo público".
Sí lo sospechaba Antonio Basagoiti, quizá porque está muy habituado a olfatear en los ambientes nacionalistas, incluso de los llamados abertzales, y percibía movimientos. La mañana del jueves confesaba a esta periodista que estaba convencido que el comunicado era inminente, no más tarde de esa misma noche, y que incluiría las palabras "definitivo" y "negociación".
Conocido el comunicado, redactado en los términos esperados, casi idénticos a los de la conferencia de mediadores internacionales celebrada en San Sebastián, se produjo una conversación telefónica entre el presidente Zapatero y Mariano Rajoy, para cambiar impresiones sobre su contenido y la interpretación que podía darse a "definitivo" frente a los términos utilizados con anterioridad "permanente" e "indefinido". Estuvieron de acuerdo en que había que moverse con mucha cautela, aunque no pactaron los términos de las declaraciones que los dos iban a realizar. También hablaron el ministro del Interior Antonio Camacho y el responsable de Justicia e Interior del PP, Federico Trillo, más centrados en las cuestiones de lucha antiterrorista que en las políticas, más preocupados por analizar el alcance del anuncio, si tenía trampa, si ETA podría reconsiderar las cosas si no lograba los objetivos políticos que se había marcado. Tanto Zapatero, como Rajoy, Camacho y Trillo optaron por actuar con la máxima prudencia ante la situación que se abría ante ellos. Prudencia y contención, no se podían echar las campanas al vuelo pero evidentemente se encontraban en un escenario más positivo que el de los últimos años. Sin embargo no se sabía cual podría ser la reacción de ETA si el Gobierno -presumiblemente el de Rajoy- se negaba a entrar en negociaciones sobre lo que no puede ser negociable.
Porque será Rajoy quien gestione las consecuencias del comunicado, apenas existen dudas sobre ello. A él y a su futuro equipo corresponderá hablar de lo que ETA pretende hablar, aunque el presidente del PP ha sido taxativo en las instrucciones que ha dado a sus colaboradores: el PP actuará en el futuro, tanto si gobierna como si se encuentra en la oposición, en base a cuatro puntos. Punto primero: será la Justicia la que decida sobre los presos y sobre la legalidad de Bildu, Sortu y Amaiur, las últimas marcas políticas de ETA; segundo, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado continuarán con su trabajo de luchar contra el terrorismo y estarán atentos a los pasos que puedan producirse dentro de la banda; tres, se tendrá siempre en cuenta a las víctimas, y cuarto, se mantendrá la colaboración internacional para garantizar que la lucha contra ETA sea efectiva como hasta ahora.
En la reunión que mantuvo el ministro Camacho con los altos mandos policiales y de la guardia civil, así como miembros del CNI, analizaron todas las posibilidades de futuro, sin descartar que ETA, como en otras ocasiones, aproveche la tregua como un paso atrás para tomar impulso en mejores condiciones que las actuales. Hay que recordar que se cuenta con una excelente información sobre lo que ocurre en el interior de ETA -hasta el punto de que existe la convicción de que se han podido infiltrar topos en la banda, lo que jamás confirman las fuerzas de seguridad- y que no es descartable que el ministro haya podido tener información de primera mano sobre las conversaciones que han mantenido los dirigentes de ETA respecto a qué pretendían con el comunicado.
Independientemente de las connotaciones de estrategia electoral, es evidente que la banda quiere favorecer a Amaiur alejando de los votantes más "escrupulosos" la idea de que esa formación pueda tener vinculaciones directas con los terroristas. La aparición en escena de Rufi Echevarría en actos organizados por Amaiur ha retraído a un sector de posibles votantes que, sabiendo sus estrechas relaciones con ETA, podrían sentirse predispuestos en contra de una formación bien vista por la banda terrorista aunque formen parte de ella partidos como Eusko Alkartasuna o Aralar.
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