La ventana
Luis Carlos Peris
Reventa y colas para la traca final
A una semana de que el PSOE reúna a su Comité Federal, Alfredo Pérez Rubalcaba ya ha descubierto sus cartas para liderar el partido a la espera de que se postule su máxima contrincante en esta batalla, Carme Chacón, que podría dar el paso en los próximos días. Y quizás un tercer aspirante.
El tiempo se le va agotando a Chacón si quiere beneficiarse de las prerrogativas contempladas para los precandidatos, como disponer de un espacio en la página web del partido o el envío postal a las agrupaciones y a los delegados del congreso federal con su propuesta de candidatura.
Sin embargo, puede esperar al congreso para dar a conocer su candidatura, ya que todos los aspirantes tendrán que recabar en ese cónclave el aval del 20% de los delegados para formalizar sus aspiraciones, incluido Rubalcaba, que esta semana presentará el apoyo del 10% de los miembros del comité federal que se le exigen para ser precandidato.
Dentro de una semana, el Comité Federal del PSOE aprobará la ponencia marco del congreso, que será remitida a las agrupaciones para su debate y enmienda, y abrirá el plazo para la designación de los delegados que acudirán a la cita de Sevilla.
En toda esta etapa precongresual, el secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero, y el secretario de organización, Marcelino Iglesias, han prometido neutralidad.
Ahora bien, la vinculación de Rubalcaba y Chacón con el aparato del partido, de cuya Ejecutiva Federal forman parte ambos, puede llegar a ser más un estorbo que una ayuda precisamente en un momento como éste, en el que los militantes pueden tener la tentación de rebelarse contra el poder establecido.
Una prueba de ello fue el congreso federal del año 2000, cuando los socialistas vivían una situación similar a la actual, habían cosechado unos pobres resultados en las elecciones generales y Zapatero rompió todos los pronósticos y se hizo con las riendas del partido frente al candidato avalado por el aparato, José Bono.
En esta ocasión serán alrededor de 960 delegados los que tengan la voz final en el congreso federal de Sevilla en nombre de los 220.000 afiliados del PSOE y nadie en el partido descarta sorpresas, dados esos antecedentes. Para ello, sería necesario que se presentara una tercera e incluso una cuarta alternativa, lo que podría ocurrir en el propio congreso, previsto para los días 3, 4 y 5 de febrero, aunque dirigentes como Eduardo Madina o Patxi López, se apresuraron a autodescartarse.
Y, entre tanto, ¿dónde está Felipe González? El ex presidente participó activamente en la última campaña electoral del PSOE en favor de Rubalcaba y se puso a sus órdenes, para antes y para después de las elecciones.
Daba a entender que le apoyaría de manera incontestable si el entonces candidato se presentaba a la secretaría general, pero Rubalcaba ya ha dado ese paso y, por el momento, González no ha dicho nada.
También está callado el secretario general del PSOE extremeño, Guillermo Fernández Vara, quien no se ha posicionado a favor de nadie pese a que antes de las elecciones dejó constancia de sus preferencias cuando dijo que tenía tres candidatos: "Alfredo, Pérez y Rubalcaba".
La prudencia es, por el momento, la tónica dominante entre los baronesterritoriales, partidarios de escuchar primero las propuestas de los aspirantes.
Rubalcaba puede dar por hecho el apoyo del líder de los socialistas castellanoleoneses, Óscar López, muy cercano a él, y poco más, pero Chacón tampoco puede presumir, de momento, de ninguna adhesión clara, ni siquiera de contar con todo el PSC.
Mientras el secretario general de los socialistas navarros, Roberto Jiménez, ha sido uno de los firmantes del manifiesto Mucho PSOE por hacer, que se ve como una plataforma de respaldo a Chacón, otro de los hombres fuertes del partido en esa comunidad, Juan Moscoso del Prado, es uno de los portavoces de Rubalcaba.
Situación similar a la de Madrid, donde su líder, Tomás Gómez, podría finalmente decantarse por Chacón -si es que él mismo decide no postularse a la secretaría general- pero otros dirigentes madrileños, como el portavoz en el Ayuntamiento, Jaime Lissavetzky, o la ex ministra Trinidad Jiménez, están con Rubalcaba.
De todas formas, los socialistas son conscientes de que será muy difícil que las federaciones acudan al congreso federal con una postura unitaria sobre los posibles candidatos, incluso aunque sus secretarios generales se decanten públicamente por uno u otro.
Y es que, salvo José Antonio Griñán y Patxi López, todos vienen de perder elecciones y su autoridad dentro de sus propios territorios se ha visto considerablemente mermada.
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