El PP espanta las ‘meigas’ con otra mayoría absoluta
Rueda lleva al PP a dirigir por quinta vez seguida la Xunta pese a las dudas finales.
El BNG suma seis escaños más que en el 2020 y el PSOE resta cinco representantes.
Democracia Ourensana irrumpe y Sumar, Podemos y Vox se quedan sin asientos
Triunfo indiscutible del PP, el PSOE suma una nueva derrota electoral
Yolanda Díaz fracasa en Galicia y Sumar sufre una descalabro al quedarse sin escaños
No ha habido sorpresas. Los vaivenes y la incertidumbre final de la campaña electoral no se han traducido en el vuelco. No hubo espacio para los fantasmas ni las meigas gallegas, en un escenario que se ha mostrado realista, sin licencia alguna para la fantasía. El PP de Galicia ha logrado la mayoría absoluta en las elecciones al Parlamento gallego, que investirá a su candidato, Alfonso Rueda, como presidente electo de la Xunta. Rueda será por tanto el quinto ocupante de la Presidencia del Gobierno gallego consecutivo bajo las siglas de los populares, que permanecen en el poder desde 2009 y que consolida el territorio gallego como franquicia conservadora desde los tiempos de Manuel Fraga Iribarne.
Ha resultado fructífera por tanto la jugada del PP de Alberto Núñez Feijóo cuando tomó la decisión de adelantar las elecciones como herramienta para demostrar la supremacía de su partido entre el electorado, como hicieron anteriormente los populares en las convocatorias autonómicas de Murcia y Madrid, enjugando la decepción de los comicios generales del 23 de julio. Hubo victoria entonces pero no poder, el triunfo fue pírrico. No ha sido así esta vez. La mayoría absoluta, pese a perder dos escaños, es incontestable. (Y resta aún el recuento del voto emigrante.) Queda acallado por tanto el ruido de una sustitución del dirigente gallego al frente del PP nacional que tantos rumores había animado en la esfera mediática y política.
Aunque el PSOE había calificado el resultado electoral en Galicia como una “bola de partido” para el liderazgo de Feijóo, desmarcándose de la presión del examen electoral, también cabría extrapolar el escrutinio como una notable decepción para el partido de Pedro Sánchez, cuyo candidato, José Ramón Gómez Besteiro, no ha despuntado en ningún momento de la campaña. Besteiro había asumido sin rubor el papel personaje secundario y el PSOE ha acabado siendo terciario. Derrota histórica. No habrá pocos, sin embargo, que interpreten la bajada de los escaños de los socialistas (un batacazo de 14 a 9 asientos en el Parlamento gallego) como una respuesta del electorado a los pactos del PSOE con el independentismo catalán para lograr la investidura. Habrá que comprobar cómo se traduce este resultado en las Cortes Generales a lo largo de la legislatura, a lo largo de lo que reste de legislatura.
El voto de izquierdas ha protagonizado en Galicia una palpable migración al BNG, que se eleva a los cielos aritméticos de su apoyo popular. Con 25 escaños (seis más que en 2020), el partido comandado por Ana Pontón ha ratificado la proyección registrada ya los sucesivos sondeos de las últimas semanas. La líder nacionalista, a quien le han atribuido una excepcional campaña electoral y que no se arruga a la hora de recurrir al socorrido agravio, confirma el cariz regionalista, soberanista, que adopta una ciudadanía propensa a agarrarse al clavo de proximidad. El logro electoral del BNG se queda no obstante escaso para alcanzar una mayoría suficiente junto al PSOE, ese pretendido bloque de izquierdas en la renovada política de bloques en la que se ha transformado la política nacional.
De nuevo desde una lectura nacional, cabe mencionarse los casos de Sumar y Vox, que vuelven a ser formaciones sin representación parlamentaria en Galicia. Ni la gallega Yolanda Díaz ni Santiago Abascal logran movilizar al electorado suficiente para lograr escaño alguno. La sucursal gallega de la gallega Díaz, que ha apostado por una candidata sin sal en Galicia, Marta Lois, exportada desde Madrid casi a última hora, ha obtenido unos resultados inesperadamente bajos, más discretos aún que los de Vox, que vuelve a sucumbir ante la supremacía del PP en el electorado de derechas en Galicia. La caída libre de Podemos (de 52.000 votos en 2020 a 4.000 votos ayer) ha sido particularmente llamativa.
Destaca igualmente la irrupción parlamentaria de Democracia Ourensana. La candidatura localista, también populista y personalista, aprovecha la estela glocalista que reacciona frente a una sociedad que cambia de pantalla con una extrema rapidez, un sistema social, económico y político que se mueve con un movimiento uniformemente acelerado del que ha perdido el paso una amplia población de excluidos. El orensano es quien más fáciles recetas les prescribe para la complejidad.
Las reacciones de los tres primeros espadas electorales correspondieron a los resultados de la victoria sin discusión del PP, la derrota dulce del BNG y el descalabro del PSOE. En su primera comparecencia como ganador, el candidato del PP, Alfonso Rueda: “Será un honor y un privilegio de ser el presidente de todos los gallegos”. “A partir de ahora sólo tendré en mente la Galicia del futuro”.
La candidata del BNG, Ana Pontón, declaró después de conocer los resultados: “Sé que hay mucha gente decepcionada, pero quiero decir que la campaña y el resultado indican que este país ya cambió y no hay marcha atrás. Hay una ciudadanía que no se conforma y que quiere transformar este país”.
Por su parte, el candidato socialista a la presidencia de la Xunta, José Ramón Gómez Besteiro, admitió la derrota de su formación sin paliativos y prometió trabajo de “oposición”.
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