La campaña de las europeas termina con la corrupción como tema estrella

Los asuntos europeos no aparecen en campaña, dominada por mensajes domésticos

Feijóo atiza a Pedro Sánchez con el caso de su mujer, y este intenta sacar rédito presentándose como víctima

Vox intenta defender su terreno frente al avance de Alvise y la presión del PP

Sumar y Podemos luchan por la primacía a la izquierda del PSOE

Hazte Oír se querella contra Begoña Gómez por apropiarse de un 'software' de la Complutense

Pedro Sánchez, con la candidata teresa Ribera y el ex presidente Zapatero
Pedro Sánchez, con la candidata teresa Ribera y el ex presidente Zapatero / Borja Sánchez Trillo / Efe

Casi no se ha hablado de Europa en la campaña electoral de las europeas. Nada, o casi nada, de agricultura –pese a las protestas agrarias que hicieron temblar a Bruselas–, medio ambiente, energía, geopolítica, Ucrania o migraciones. Y mucho de política doméstica, de tomar estos comicios como un ensayo de unas hipotéticas generales que no se sabe si están cerca o lejos.

De ahí el protagonismo que han tomado en esta campaña los primeros espadas de los partidos, que se juegan mucho. Sánchez busca el aval a su Gobierno tras pactar con Junts su investidura e impulsar la polémica ley de amnistía. Y Feijóo espera una moción de censura de los españoles a la política del presidente. A uno le basta empatar, o perder por poco. El otro, el popular, necesita ganar con solvencia, y si es con una abrumadora mayoría (improbable a día de hoy) mejor.

Los mensajes de campaña han ido en consonancia con esta especie de examen del Gobierno de Sánchez en el que se han convertido las europeas. El PP ha ido con todo con la amnistía, con una gran manifestación el 26 de mayo, pero se ha encontrado con el caso Begoña Gómez –que se suma al caso Koldo– para hurgar en la corrupción como arma electoral.

Ayer mismo, en el cierre de campaña, Alberto Núñez Feijóo aseguró que Sánchez “se está desmoronando” por las “sospechas de corrupción” que afectan a los socialistas. La imputación de Begoña Gómez por tráfico de influencias y corrupción tras una denuncia de la asociación Manos Limpias, ha llevado al PP a endurecer su tono y hacer de este asunto una causa general. “El futuro del Gobierno de España está en manos de la Justicia; cuando el futuro del Gobierno de España está en manos de la audiencia nacional, de los juzgados de instrucción y de la Fiscalía Europea, entramos en una situación de emergencia”, avisaba Feijóo ayer.

El otro mensaje central la campaña del PP ha sido más previsible: el llamamiento a la concentración del voto, es decir, a orillar a Vox en beneficio del. “Cualquier voto que no sea al PP servirá de maquillaje del resultado del PSOE, no caigamos en la trampa de dividir”, advertía ayer Feijóo.

Pedro Sánchez, por su lado, se ha empleado muy a fondo.

Alberto Núñez Feijóo, con la candidata Dolors Montserrat y el líder del PP catalán Alejandro Fernándz
Alberto Núñez Feijóo, con la candidata Dolors Montserrat y el líder del PP catalán Alejandro Fernándz

Respecto a la corrupción, ha pasado al ataque. El pasado martes lanzó una segunda carta en la que dejaba entrever el carácter electoralista de la imputación a su mujer, que se produjo pocas horas antes y a pocos días de las elecciones. Y no se quedó ahí: apareció con su mujer en público en un mitin en Benalmádena al día siguiente y en él citó a Magdalena Álvarez, condenada por el caso ERE, como víctima del “vil ataque de la derecha”.

Frente a las acusaciones de corrupción, ha construido un discurso en el que se presenta como víctima de una “máquina del fango” en la que incluye a partidos, medios de comunicación y también jueces. El PP le ha respondido acusándolo de “presumir de la presunta corrupción que le acecha” y de polarizar a los españoles con su discurso.

Sánchez también ha usado con reiteración el espantajo de la ultraderecha. Ha situado a PP y Vox en un mismo plano, como ya hizo en las elecciones generales. El jueves elevó el tono y ya equiparó del todo a los dos partidos. “¿Conocéis estas matrioskas, las muñecas rusas que las abres y contienen otra dentro?, pues eso es lo que le está pasando al Partido Popular y es una desgracia para España y para Europa”, lanzó Sánchez, que dijo que “en la muñeca de Feijóo aparece la de Vox y ahora según las encuestas en la muñeca de Abascal aparece el inframundo de Alvise”, añadió el presidente.

Luis Pérez Fernández Alvise, líder de Se acabó la fiesta, es un producto de las redes sociales que puede ser la gran sorpresa de las europeas, con un discurso antisistema y antipolítico que está calando en una parte significativa de la población.

Alvise puede robarle votos a Vox –ambos pescan en el mismo caladero– aunque el partido de Santiago Abascal espera reponerse de su retroceso en las generales aprovechando la ola ultraderechista europea, con líderes en ascenso como Meloni o Le Pen. Durante la campaña, ha incidido en sus consignas en defensa de la soberanía nacional, en contra de la inmigración ilegal y a favor de la seguridad. Paradójicamente, es de los partidos que más ha hablado de Europa, aunque con fines críticos.

La izquierda del PSOE aparece cada vez más dividida. Podemos uso la bala de su principal activo, Irene Montero. Sumar ha tenido dificultades para marcar la agenda y definir su perfil frente a Sánchez y los morados, con una candidata, Estrella Galán, que no es política profesional y viene del mundo del activismo social. Y los dos conglomerados nacionalistas que se presentan (uno de izquierdas, con ERC y Bildu) y otro de derechas (con PNV y Coalición Canaria) esperan mantener su cuota. Junts va por libre.

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