"¿Nadie se acuerda ya de Manuel Indiano?"
La indeleble huella de ETA
Veinte años del asesinato del concejal del PP en Zumárraga
San Sebastián/"¿Nadie se acuerda ya?", se preguntaba María Indiano Carrillo en el último aniversario de la muerte de su padre. La joven, que cumplirá 20 años en un par de meses, es huérfana desde antes de nacer y sin duda recordará mañana de forma especial a su padre nunca conocido, el concejal del PP de Zumarraga asesinado a tiros por ETA hace dos décadas.
Ese interrogante lo publicó el 29 de agosto del año pasado en su muro de una red social, en el que la joven, como muchos otros de su edad, cuelga fotos y comenta sus vivencias desde una ciudad de Andalucía, en la que su madre, Encarnación Carrillo, rehizo su vida tras el brutal asesinato.
Entonces, cuando preguntó si nadie se acordaba de Manuel Indiano Azaustre junto a una ficha con la foto de él que recogía su lugar y fecha de nacimiento y asesinato -"en atentado de ETA con pistola"- sólo cuatro de sus amistades en la red le dieron a "me gusta" y agregaron un emoticono triste, y una publicó un comentario: "Claro que nos acordamos".
Conmemoración
Hace un año no hubo actos públicos en su memoria, pero ahora, con motivo del 20 aniversario, sí los habrá y el nombre de su padre aparecerá en los medios de comunicación.
El Partido Popular de Guipúzcoa ha considerado que se trata de una efeméride "muy significativa" y ha organizado un homenaje en su recuerdo en el Ayuntamiento de Zumarraga.
El presidente provincial popular en funciones, José Luis Arrúe, ha indicado a EFE que será un acto de pequeño formato, dado los tiempos de pandemia que corren, aunque contará con la asistencia de la presidenta de la formación en Euskadi, Amaia Fernández, y el presidente del grupo en el Parlamento Vasco, Carlos Iturgaiz, quien era líder del partido cuando ETA acabó con la vida de Indiano.
En principio, no se espera que acuda ningún familiar. Viven fuera del País Vasco, repartidos entre Madrid y Cádiz, y se han mantenido los últimos años al margen de toda manifestación pública.
Nacido en Madrid hacía 29 años y electrónico de profesión, Manuel Indiano había llegado a Zumarraga unos tres años antes de su asesinato en busca de trabajo. Su pareja ,Encarni, una empleada de limpieza del Ayuntamiento de este municipio guipuzcoano, que estaba embarazada de siete meses y tuvo que ser ingresada por el shock que le provocó la violenta pérdida, dijo unos días después, en un comunicado difundido a través del consistorio, que Manuel "había echado raíces" en Euskadi y "amaba a esta tierra y sus gentes".
No en vano había adquirido recientemente una tienda de golosinas, bajo su domicilio, en el número 3 de la calle Islas Filipinas, en cuyo interior fue abatido a tiros sobre las diez de la mañana del 29 de agosto de 2000.
Tiroteado por la espalda
La sentencia de la Audiencia Nacional que condenó en 2010 a 31 años y medio de cárcel al etarra Francisco Javier Makazaga, como integrante de un comando formado con otros dos terroristas, remarcó "la saña" con la que se ejecutó el atentado, al haberle disparado "no menos de 14 veces, 6 de ellas por la espalda".
Indiano llevaba apenas medio año de concejal en Zumarraga, desde que sustituyó a Faustino Villanueva -que había renunciado en febrero- y el PP lo consideró el candidato más idóneo pese a que concurrió como independiente en sus listas electorales y no era el inmediatamente posterior.
"La confección de las listas era en esa época muy complicada porque suponía jugarse la vida" y "había que ser muy valiente", recuerda Arrúe, quien lamenta haber tenido "la desgracia" de conocer personalmente a varios ediles asesinados y "acompañarles después en sus funerales".
El año 2000, y en concreto su verano, fue uno de los más sangrientos de la banda terrorista. Tras romper el 3 de diciembre de 1999 su tregua, mató en enero al teniente coronel Pedro Antonio Blanco; en febrero al dirigente del PSE-EE Fernando Buena y el ertzaina Jorge Díez; en mayo al columnista José Luis López de la Calle; en junio al concejal del PP de Durango Jesús María Pedrosa; y en julio al edil popular de Málaga José María Martín Carpena y al socialista Juan María Jaúregui.
El empresario Joxe Mari Korta, el militar Francisco Casanova y los guardias civiles Irene Fernández y José Angel de Jesús, fueron asesinados en un siniestro agosto que concluyó con el atentado a Indiano y prosiguió, en septiembre, con el del concejal popular de Sant Adriá del Besos José Luis Ruiz Casado.
Eran tiempos de "enorme dificultad" y "había que llevar escolta", señala Arrúe, algo que no agradaba a muchos, como al propio Indiano, que tuvo inicialmente protección pero a la que renunció enseguida porque "se sentía incómodo".
La obligación de llevar escolta por la amenaza terrorista tras la muerte de Indiano fue precisamente el motivo de la dimisión de los cinco concejales que el PSE-EE tenía en la corporación de Zumarraga, que inició aquel 29 de agosto el camino hacia su descomposición.
A la imposibilidad de sustituir a esos seis corporativos, se unió la renuncia por discrepancias con su formación de una edil de Euskal Herritarrok y una gestora tuvo que gobernar durante un año el Ayuntamiento, que lideraba la coalición PNV-EA y no recuperó la normalidad hasta junio de 2003, cuando los socialistas recuperaron la alcaldía, que mantienen hasta la actualidad.
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