La tesis doctoral de Pedro Sánchez supera hasta tres programas antiplagios
Celaá emplaza a PP y Ciudadanos a disculparse
Rivera pregunta ahora por el "negro" que hizo el trabajo
Madrid/La dimisión de la ministra de Sanidad y amiga, Carmen Montón, el martes fue un mal trago para el presidente del Gobierno, a quien si no quería café amargo le dio otra taza al día siguiente Albert Rivera al cuestionar su tesis doctoral.
PP y Ciudadanos se apresuraron a sembrar dudas mientras algunos medios denunciaban sin ambages un plagio en toda regla. Pero el calvario de Pedro Sánchez parece que llegó ayer a su fin después de que colgara su obra en internet y de que tres programas antiplagio ratificaran la originalidad del trabajo.
Sánchez parecía noqueado ante la rotundidad de algunas informaciones mientras Albert Rivera y Pablo Casado le exigían que diera la cara en el Congreso. Parecía acorralado y las colas en la Universidad Camilo José Cela para leer su tesis -de la que no se podían hacer copias ni fotos- alimentaban las sospechas. Pero no había gato encerrado. Ni tesis doctoral. Poco antes de colgarla por la mañana en el portal Teseo, La Moncloa proclamaba que dos programas antiplagio -finalmente han sido hasta tres, Viper, Turnitin y PlagScan, utilizados en universidades para detectar atribuciones fraudulentas de información- desmontaban las acusaciones y certificaban que no hay plagio que valga una dimisión de un presidente del Gobierno.
Así que la portavoz del Ejecutivo, Isabel Celaá, apareció sonrisa en ristre tras el Consejo de Ministros y abriendo fuego contra los cazadores cazados. "Con la calidad que la política ha de tener, lo que toca es que el PP y Ciudadanos ahora le pidan perdón".
Celaá denunció que el presidente está siendo "atacado por las fuerzas de la oposición" al que intentar "abatir" provocando una situación "indeseable" en una estrategia conjunta en la que le "acosan personalmente" sobre temas que pertenecen a su currículum, a pesar de que éste está "perfectamente probado".
De paso, Celaá le dio un tirón de orejas a la presidenta del Congreso, Ana Pastor, a la que responsabilizó de contribuir al "ruido" sobre la tesis de Sánchez al "consentir" que el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, alterara en el último minuto la pregunta que había registrado para interpelar a Sánchez en la sesión de control al Gobierno de los miércoles en la Cámara Baja.
Al gran protagonista no se le vio este viernes el pelo, pero se hizo presente en Twitter. "A la descalificación personal de quienes no tienen ni propuestas ni proyecto hemos respondido con serenidad en el Consejo de Ministros poniendo fin a los recortes en Educación Pública. Proseguimos", escribió Sánchez.
No obstante, Rivera sigue irreductible y exige a Sánchez que aclare "quién fue el negro" que le hizo su tesis y qué conexión "política o personal" tenía con el tribunal que la evaluó. "¿Pero no dijo en el Congreso que ya era pública y nos llegó a amenazar por pedir que la hiciera pública?", agregó en Twitter.
Pablo Casado, muy tibio en todo este asunto por lo que le toca, señaló a su vez que "ojalá" que Sánchez dé explicaciones como, dijo, ha hecho él durante los últimos cinco meses sobre su máster en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC).
Colau siembra otra polémica al hablar de "facilidades" en la UAB
El rector de la Universidad de Barcelona (UB), Joan Elias, ha aceptado las disculpas de Ada Colau y da por "zanjado" las afirmaciones de la alcaldesa de Barcelona de que una directiva de una multinacional le ofreció acabar Filosofía "fácilmente" cuando entró en política. En una entrevista en Catalunya Ràdio, Elias explicó que había recibido la llamada de la alcaldesa en la que ésta se disculpaba y que por él "el tema está acabado". El rector aseguró que no sabe a qué empresaria podía referirse Colau, que "duda de que alguna empresaria pueda facilitar aprobar asignaturas" y que si las acusaciones de la alcaldesa hubiesen sido contra un profesor de la UB "le estaríamos pidiendo por vía legal su nombre".
También te puede interesar
Lo último
Encuentro de la Fundación Cajasol
Las Jornadas Cervantinas acercan el lado más desconocido de Cervantes en Castro del Río (Córdoba)