Las pequeñas Leonor y Sofía, oxígeno de imagen y esperanza para la Casa del Rey
Con un año y medio de diferencia llegaron al mundo las dos hijas de los aún, y por poco tiempo, Príncipes de Asturias. Primero lo hizo su primogénita, doña Leonor, el 31 de octubre de 2005, y después la benjamina Sofía, el 29 de abril del 2007. De personalidades definidas, las pequeñas infantas son muy diferentes entre sí. Están creciendo ante los ojos de los españoles y, poco a poco, van depurando su propio estilo ante el papel que desde la cuna tienen escrito para el futuro y que tras la abdicación de su abuelo don Juan Carlos comienza a experimentar los primeros cambios. Desde su nacimiento reciben el tratamiento de Alteza Real y el título de infantas de España. Leonor y Sofía serán mujeres muy distintas el día de mañana, pero ya van conociendo su posición. Así, en sus escasas apariciones públicas la pequeña Sofía sabe dar paso y dejar su sitio a su hermana mayor, Leonor, llamada a convertirse Reina de España.
Leonor de Borbón Ortiz es observadora y tiene un carisma especial, muy parecido al de su madre. Desde que era un bebé se caracteriza por su carácter extrovertido, su personalidad alegre y gran desparpajo. Como su abuela paterna, doña Sofía, es observadora, formal, tranquila y educada, sobre todo cuando toca estar delante de los focos. Ya en la intimidad, como cualquier niña de su edad, sus más allegados destacan de ella sus insaciables ganas de jugar y corretear, su actitud cariñosa y obediente. A sus ocho años doña Leonor pasará a ocupar su puesto como primera en la línea de sucesión a la Corona de España siendo nombrada Princesa de Asturias en cuanto su padre asuma su papel de Jefe de Estado. Todavía falta una década hasta que, alcanzada la mayoría de edad, la futura princesa jure su título y asuma su papel institucional como heredera al trono, como ya hizo su padre hace 28 años, el 30 de enero de 1986. Antes verá cómo su vida se irá adaptando a ese importante papel que le corresponde hasta convertirse en la cuarta reina de España.
Durante los próximos meses, la infanta Leonor vivirá cambios que marcarán su futuro, aunque debido a su corta edad ella apenas los notará. Cuando sea adulta entenderá lo que supone el real decreto que las Cortes aprobarán para que pase de ser infanta a Princesa de Asturias. También comenzará a acompañar a sus padres a algunos actos institucionales, muy medidos y estudiados, si bien su rutina no cambiará de forma radical. De todos es sabido la protección que don Felipe y doña Letizia quieren para sus hijas, a las que están dando una vida lo más normal posible. No obstante el futuro llama a sus puertas de una forma tan inesperada (o esperada) que la adaptación, como estaba escrito, tiene que comenzar. "No hay urgencia" dijo el futuro rey Felipe VI cuando su primogénito resultó ser una niña y se ponía sobre la mesa la posibilidad de reformar el artículo 57.1 de la Constitución Española, que regula las cuestiones sucesorias y otorga el trono al primer hijo varón. No haría falta, eso sí, si el matrimonio sólo tiene niñas. Dicho artículo puede ser cambiado más adelante, aunque los Príncipes de Asturias tuvieran un tercer hijo de sexo masculino; no obstante, de momento parece que en el horizonte no tienen intenciones de ampliar la familia. La realidad más cercana y palpable es que doña Leonor se convertirá en Princesa de Asturias, la heredera más joven de Europa, mientras que su hermana menor, doña Sofía, pasará a ocupar el segundo puesto en la línea de sucesión al trono, seguida de su tía Elena e hijos de ella.
Entre tanto debate, las pequeñas continúan enfundándose cada día su uniforme de falda gris y jersey azul del Colegio Santa María de Rosales, el mismo en el que estudió su padre. Comparten aula con otros niños y almuerzan en el comedor escolar entre discretas medidas de seguridad. Por la tarde estudian ballet, inglés -son casi bilingües, pues una de sus cuidadoras sólo les habla en este idioma- y chino mandarín. Son inquietas y ocurrentes y les gusta leer y ver películas. Sus padres quieren que ambas compartan con ellos su espíritu familiar, así que no faltan a su visita semanal con su abuela materna, Paloma Rocasolano, y con sus abuelos paternos, don Juan Carlos y doña Sofía.
Oxígeno de imagen y esperanza para la Casa del Rey, en plena remodelación, Leonor y Sofía siguen creciendo ante nuestros ojos. Nuestras niñas, las de todos los españoles, se hacen mayores.
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