Lágrimas de Moratinos en su sorpresivo adiós a Exteriores
La absorción de Igualdad por Sanidad relega a Aído a una Secretaría de Estado
La salida del Gobierno del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y de la titular de Igualdad, Bibiana Aído, han sido dos auténticas sorpresas por la cercanía que ambos mantienen con Rodríguez Zapatero.
Moratinos, que renunció recientemente a presentarse como candidato socialista a la Alcaldía de Córdoba por deseo expreso de Rodríguez Zapatero, encajó mal su descabalgamiento. Algunos diputados que hablaron ayer con él destacaron su abatimiento y algunas lágrimas en sus ojos.
Aunque nadie sabe a ciencia cierta los motivos que han llevado al presidente del Gobierno a prescindir de sus servicios cuando hace poco lo quería su lado, algunas fuentes del PSOE consultadas apuntan que las políticas de España sobre Cuba y Venezuela no eran del agrado del Gobierno americano, aunque Moratinos siempre mantuvo una relación muy cordial con la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Además, su apuesta del Foro de Diálogo sobre Gibraltar tampoco agradaba en exceso a algunos barones del PSOE.
Con su sustitución, Rodríguez Zapatero premia a Trinidad Jiménez, una política que, además de perder recientemente las primarias del PSM, no tiene el nivel diplomático de Moratinos.
La salida de Bibiana Aído tiene más que ver con la presión parlamentaria de los grupos de la oposición para que redujeran las carteras ministeriales, según explicó ayer el propio presidente del Gobierno. Elogiada por la vieja guardia socialista -especialmente por Felipe González y Joaquín Almunia- y protegida por De la Vega, esta joven alcalaína, castigada duramente desde que llegara al Ministerio de Igualdad, ha ido de menos a más durante esta legislatura.
Después de unos inicios titubeantes, fruto de una inexperiencia manifiesta, se recompuso y se convirtió en uno de los pocos ministros del Ejecutivo socialista que no se escudó en el presidente ante retos como la reforma de la ley del aborto.
Su permanencia como secretaria de Estado bajo el paraguas del Ministerio de Sanidad y Política Social -ahora hay que añadir Igualdad- tiene más que ver con su compromiso político con las políticas de Igualdad que con el apego a un Gobierno que desanda el duro camino andado en pos de la igualdad de sexos.
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