Jordi Sànchez: "Con un megáfono yo no era capaz de disolver el 20-S"
Juicio del 'procés'
El expresidente de la Asamblea Nacional Catalana reconoce que recibió un aviso del mayor de los Mossos sobre la existencia de armas largas en los coches destrozados frente a la Consejería de Economía
Madrid/El expresidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) Jordi Sànchez ha explicado ante el Tribunal Supremo en la sexta sesión del juicio del procés que, "aunque hubiese querido", no se sentía "capaz" de disolver "con un megáfono" la manifestación masiva del 20 de septiembre de 2017 ante la Consejería de Economía, que ha calificado de pacífica.
Acusado de rebelión en el juicio, por el que se enfrenta a 17 años de prisión, Sànchez ha defendido que no se disolviese la concentración aquel día, mientras la Guardia Civil estaba realizando un registro en el edificio, porque en ningún momento se dificultó la actuación de la comitiva judicial.
Preguntado por el fiscal sobre por qué él, como presidente de la ANC, organización independentista que llamó a la movilización, no cogió un megáfono y pidió a los manifestantes que se fueran, ha asegurado: "Aunque hubiese querido, con un megáfono no soy capaz de desmovilizar esa concentración".
Jordi Sànchez, que ha recalcado que la semana que viene cumplirá 500 días en prisión preventiva, ha señalado que la comitiva judicial desarrolló su labor "con absoluta normalidad" y que todos los detenidos ese día pudieron entrar a la Consejería a presenciar el registro.
Nunca consideraron, ha proseguido, "que hubiese ningún elemento que perturbara la paz ciudadana" y así pueden demostrarlo las imágenes porque "si una imagen vale mas que mil palabras, hoy mas que nunca esa frase es verdad". Ha admitido que el derecho de manifestación "no es absoluto" pero que es propio de una sociedad democrática y si "no impide el ejercicio de otros derechos no tiene por qué ser limitado o impedido".
Jordi Sànchez ha explicado que desde la ANC se habilitó un pasillo para que pudiesen entrar los detenidos, si bien al teniente de la Guardia Civil destacado en la Consejería no le pareció seguro y le pidió que contribuyese a desplazar la concentración unos metros para que unos vehículos accediesen hasta la puerta. "No me veía capacitado", ha dicho, antes de afirmar que no era algo "técnicamente razonable ni de sentido común. No había posibilidad humana para hacerlo". Y ha pedido que no se confundan "las labores de servicio de orden", que asumió la ANC, con "el orden público", que estaban bajo responsabilidad de los Mossos d'Esquadra y de la Guardia Civil".
El diputado suspendido de JxCAT ha recordado que la concentración se disolvió por la noche, cuando ya tenían un escenario desde el que poder dirigirse a "las miles de personas concentradas", que sabían por los medios que la protesta acababa a las 00:00.
Jordi Sànchez ha destacado también que el 20-S alertó al mayor de los Mossos, Josep Lluis Trapero, de que "había armas largas" en los coches patrullas de la Guardia Civil que estaban destrozados en la Consejería de Economía, pero que no era su responsabilidad protegerlas. Sànchez ha admitido que mantuvo varias llamadas con el mayor de los Mossos Josep Lluis Trapero "porque fue un día ciertamente intenso", que él ha dividido en tres bloques.
Por la mañana hablaron de la gestión de habilitar un pasillo para la comisión judicial, pero fue a media tarde cuando la situación se complicó al recibir una llamada de un teniente de la Guardia Civil. "Me comunicó que en los coches que habían estado estacionados delante sin vigilancia inmediata había armas largas", ha señalado, algo que le generó una tensión como pocas veces ha vivido en cualquier otra concentración.
Fue entonces cuando trasladó esta situación a Trapero y a la intendente de los Mossos Teresa Laplana, destacada en la Consellería, a quienes dijo: "Haré lo que buenamente esté en mis manos para evitar males mayores, pero no es mi responsabilidad tener que proteger unas armas ni los vehículos". Ya por la noche, habló nuevamente con Trapero para garantizar la salida de la comisión judicial y comunicarle el fin de la concentración.
Respecto a los vehículos de la Guardia Civil, ha explicado que había periodistas subidos en ellos desde primera hora de la mañana y que más tarde se dio cuenta que había "algunos dañados". Pero ha querido dejar claro que "lo que no es ajustado ni proporcionado es creer que una acción concreta, criticable, denunciable, por parte de unos individuos, pocos, se presupone, pero pocos, sea la excusa para criminalizar, penalizar a una movilización de 40, 50, 60.000 personas que estaban presentes de manera cívica, responsable y ejerciendo su derecho de protesta".
Ahora bien, ha rechazado que los Mossos le encomendaran funciones de orden público, una competencia que estaba en todo momento bajo responsabilidad de lo Mossos y de la Guardia Civil. Lo que el hizo fueron "labores de servicio de orden" pues la normativa de las concentraciones recoge la "responsabilidad de los convocantes en ofrecer un mínimo servicio de orden para garantizar que las cosas se desarrollen con normalidad".
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