Javier Solana: "Netanyahu es lo peor que nos ha pasado"
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Javier Solana es el español vivo con mayor trayectoria internacional. Fue ministro de Asuntos Exteriores en los últimos Gobiernos de Felipe González y, después, secretario general de la OTAN y alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores. Antes de de dar el salto a la escena mundial, fue ministro de Cultura, portavoz del Gobierno y de Educación. Ahora preside el patronato del Museo del Prado. Sigue siendo socialista y tiene el carné del PSOE. Y apoya la amnistía a los encausados por el procès. Acaba de publicar el ensayo Testigo de un tiempo incierto, con el que repasa su experiencia desde la caída del Muro a la invasión rusa de Ucrania.
-Le sorprendió la invasión rusa de Ucrania porque creía que la interdependencia económica entre la Unión Europea y Rusia evitaba este tipo de conflictos bélicos. Era algo que no entraba en sus esquemas.
-Yo participé mucho en la caída de la Unión Soviética y he ayudado mucho a Ucrania, pero nunca pensé que se iba a llegar a esta guerra. Hasta el día 24 de febrero, cuando se produjo la invasión. Yo estaba reunido en Munich con el canciller alemán, con la vicepresidenta de Estados Unidos, y era quien estaba más convencido de que no se produciría la guerra por la interdependencia que había. Porque, claro, estaba decidido que si se producía la invasión, se cortaba el petróleo, con lo importante que eso era para Rusia y para Alemania y Europa también.
-¿Qué cree que la desencadena? ¿El factor personal Putin?
-Sí, Putin tiene una carrera muy particular, es un hombre de la KGB en la Alemania Oriental durante la Guerra Fría. Cuando el Muro cae, se va a San Petesburgo a trabajar con el alcalde, que se suponía que era un hombre con futuro político. Le hacen presidente de la nueva KGB, se convierte en asesor de Yeltsin y, para sorpresa de muchos, el día que Yeltsin se despide anuncia que su sucesor es Putin. A Putin no le conocía, sabía quién era pero lo conocí después, lo he tratado bastante y él tiene una obsesión: sabía que no podía recuperar la Unión Soviética, pero sí recuperar algo, al menos en el plano económico, de aquellos países para que tuvieran algunas cosas en común y él pudiera reinarlos.
-Y Ucrania se sale.
-Ucrania ya tenía relaciones de negociación para un acuerdo comercial con la Unión Europea, y eso a Putin le pone muy nervioso cuando vuelve en su segundo mandato. Le pide al presidente de Ucrania, a Yanukóvich, que pare eso, le obedece y se produce todo el movimiento en la calle hasta que cae. Es entonces cuando Putin toma su primera decisión de guerra que es la invasión de Crimea, y yo creo que no fuimos suficientemente sólidos, eso le dio esperanzas para seguir en otros lugares.
-Esa guerra está ahora empantanada, con frentes muy fijos. ¿Cree que es posible un acuerdo de paz en estas circunstancias?
-Estamos un poco disipados, porque estamos mirando también al frente de Israel y Hamas. Pero sí, parece que se ha iniciado una nueva fase, aunque de modo muy lento. Lo que sí está claro es que el frente occidental y, sobre todo, el Europa va seguir ayudando a Ucrania.
-¿No es posible una negociación?
-La negociación deber servir a los dos, y el concepto de victoria es muy distinto para unos que para otros, por lo que va a ser muy difícil ponerse de acuerdo en quien gana. Para Rusia es una cosa y para Ucrania, otra muy distinta. Lo ideal sería que llegásemos a un acuerdo de armisticio, que no es el final de la guerra, pero es el final de matar a la gente. Y esto es lo importante, que se deje de matar a gente. Hay muchos armisticios en el mundo, como Chipre o los Altos del Golán, donde no se ha acabado la guerra pero no se mata a nadie. La paz no es un tratado, es que no se mate a nadie.
-Y cuando no se ha solucionado este frente, se produce el ataque de Hamas a Israel y la respuesta israelí en la Franja de Gaza. Sin embargo, éste no es un conflicto nuevo, son 75 años.
-He tenido relaciones muy intensas con Oriente Medio, algo hicimos desde la Unión Europea. De hecho, fue la Unión la que abrió el paso de Rafah, de Gaza con Egipto, y lo mantuvimos abierto durante mucho tiempo. He estado muchas veces en Gaza, y es muy impresionante, por su pobreza, por su densidad de población... Yo condeno la violencia de Hamas, pero Hamas es un grupo terrorista. Lo conozco bien, porque se presentó a las elecciones en Cisjordania, donde perdieron, y después se presentaron a las de Gaza, y ganaron. Pero Israel es un país que no puede contestar sin tener en cuenta su responsabilidad sobre el poder y las armas que tiene.
-¿Le parece desproporcionada la respuesta de Israel?
-Lo ha dicho muy bien el presidente Biden: no se equivoquen y no cometan el mismo error que cometimos nosotros después de los atentados del 11 de septiembre.
-¿Por qué la comunidad internacional le permite todo a Israel? Ni a Estados Unidos se le permitiría que bombardease un campo de refugiados.
-Sin duda, no lo ha hecho nadie nunca, son actos que hay que condenar. La relación que tiene Israel con Estados Unidos es muy profunda, y son los únicos que podrían hacer algo más, y este presidente, Joe Biden, es el que ha sido más duro, pero no va actuar con sanciones, no.
-Entonces, veremos cómo Israel arrasa la zona norte de la Franja de Gaza.
-Vamos a ver qué pasa con Gaza cuando acabe el conflicto, porque hay gente que se está desplazando hacia el sur, pero no sabemos cómo se va a gobernar eso. Habrá que verlo, los europeos ya participamos en ello cuando administramos lo de Rafah.
-¿Usted sigue estando de acuerdo con la creación de los dos Estados, uno israelí, que ya existe, y el palestino?
-Sí, creo en la solución de los dos Estados, e Israel lo está haciendo todo impedirlo. Todo esto trae causa de que el Gobierno de Israel dejó de estar de acuerdo con los dos Estados. El primer momento en que pudo haber salido una solución al conflicto fue cuando se reunieron el presidente Clinton, el primer ministro Rabin y Arafat, yo estuve en esa reunión en la Casa Blanca y estuve en la ceremonia y en comida de después. Pero eso duró poco porque un israelí loco, o menos loco, mató a Rabin y todo se conmocionó, todo volvió atrás. Se intentaron algunos avances, pero luego llegó Ariel Sharon, que no creía del todo en los dos Estados, y más tarde, Netanyahu, que es lo peor que nos ha pasado. Es una persona que no admiro en absoluto, que casi lo desprecio, que hace todo lo posible para acabar con el proyecto de los dos Estados.
-No es nada partidario, veo.
-Cuando se produce el primer ataque de Hamas, sus líderes militares estaban en Cisjordania, porque intentando volver a estar muy presentes en Cisjordania. Cuando tienes a un Gobierno como el de Netanyahu, cuyos líderes defienden que Israel es todo, desde el río Jordán hasta el Mediterráneo, te saltas todas las reglas del juego. Es que hay tienen que caber los palestinos.
-¿Acabará esta guerra con Netanyahu?
-A mi juicio, sí. Los militares ya han dicho que no volverán a esos puestos de responsabilidad, que fallaron, él aún no lo ha hecho, pero creo que no volverá a ser elegido nunca.
-¿Conoce algún conflicto capaz de polarizar tanto al resto de países?
-Es que este es un conflicto que tiene muchos vectores, es el pueblo judío, es la religión, hay muchos musulmanes del mundo que lo viven como un ataque a su religión.
-Se lo digo porque en España se ha vivido esa polarización por el conflicto como casi nunca se había visto, la extrema derecha ha salido a defender a Israel sin matices.
-Es una desgracia para Israel que sólo le apoye la extrema derecha del mundo. Si Rabin y Simon Peres levantasen la cabeza... Yo acompañé a Felipe González a firmar el reconocimiento de España a Israel. Hasta entonces, España no lo había reconocido, lo firmamos en Holanda, vino Simon Peres, que era entonces el primer ministro, y lo hicimos en un palacete rodeado de tanquetas porque éramos el último país que quedaba en Europa.
-¿Usted sigue siendo socialista?
-Sí.
-¿Militante del PSOE con carné?
-Sí.
-¿Qué le parece la amnistía?
-Vamos a ver los resultados, porque esto se mide por los resultados, yo creo que todo lo que se pueda hacer por apagar lo que queda de rescoldo de lo que sucedió hace unos años se debe hacer. Dentro de la ley, pero creo que hay capacidad para hacer algo más de lo que se hizo con los indultos. Yo apoyo lo que está intentando el presidente Sánchez.
-¿Por qué cree que Felipe González la rechaza con tanta vehemencia? ¿Hay otros factores?
-No sé, no es que vea a Felipe todos los días, pero sí lo veo con relativa frecuencia, tenemos una pequeña discrepancia con esto pero no nos hace romper nuestra amistad, somos grandes amigos.
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