Griñán apela a la unidad y evita reproches internos
El PSOE andaluz desistirá de jugar el papel crítico con la dirección de Ferraz tal como ocurrió tras las vascas y gallegas
TOCADO, muy tocado, pero no hundido como para abrir un proceso de cambio en su dirección. El PSOE andaluz no intentará mover sillas en Ferraz; más bien al contrario, aunque intentará colocar con más fuerza su proyecto federalista. Después de la derrota de las elecciones vascas y gallegas, el PSOE entró en una suerte de calma chicha a la espera de los comicios catalanes de ayer. Tras el recalmón, podía desatarse el temporal que se atisbó hace sólo un mes cuando la dirección andaluza comenzó a solicitar cambios de rumbo en la dirección del partido. Pero esta vez no será así. El secretario general de los socialistas andaluces, José Antonio Griñán, que se ha convertido en una suerte de referente de los críticos de todo el país, pedirá unidad en el PSOE y un avance en su proyecto de federalismo. No habrá, por tanto, grandes voces críticas, más allá de las que puedan producirse en la propia Cataluña. No obstante, parte de la militancia y muchos dirigentes ven con bastante preocupación la deriva electoral socialista, que ya ha pasado por cuatro elecciones -generales, vascas, gallegas y catalanas- sin éxito alguno. Sólo en Andalucía, además de en Asturias, se pudieron salvar gracias al pacto con IU.
Según un parlamentario con el que este medio habló anoche, un asunto muy distinto hubiese sido que los socialistas hubieran retrocedido hasta una cuarta posición, hasta quedarse por detrás del PP. Quizás esa sí hubiera sido una línea roja difícil de sostener para el equipo de Alfredo Pérez Rubalcaba. No obstante, no era esa la opinión de José Antonio Griñán, que consideraba que esta vez no había resultados que pudieran obligar a un congreso extraordinario o a cambios en la dirección federal. Fuentes cercanas al presidente explicaron ayer por la tarde que su opinión seguía siendo la misma que la expresada hace unas semanas: que las elecciones primarias debían producirse después de las municipales y que no cabía un congreso extraordinario.
Otro veterano socialista andaluz, con bastante ascendencia en el partido a nivel nacional, explicó que el único movimiento interno serio dentro del socialismo hubiera podido venir de parte del PSOE de Griñán, pero esta vez, el presidente de la Junta ha optado por hacer una piña con su partido y, a la vez, fortalecer su proyecto de propuesta federalista que ya le han redactado el equipo que eligió hace unos meses para ello. Poco después de las 22:30, el presidente Griñán colocaba este mensaje en Twitter: "Los socialistas, unidos en un mismo proyecto, podemos ser garantes del diálogo, la igualdad y la convivencia en una España plural". "Adelantar las elecciones con un discurso soberanista y separador" ha sido "una catástrofe", mantuvo Griñán que, no obstante, cree que será CiU la que deberá formar Gobierno, pero con muchos más problemas que antes.
Hay que considerar, no obstante, que el PSC es un partido distinto al PSOE, una suerte de marca para Cataluña, que le otorga las decisiones plenas sobre su acción política, sobre la campaña electoral y la elección de los candidatos. De ahí, que la repercusión podía ser menor, pero entre los socialistas pocos esperaban que su partido perdiera sólo ocho diputados cuando auguraban una debacle en toda regla. Han sido los segundo en votos. El PSC que ha concurrido a estas elecciones es muy distinto al de hace dos años, al de los hermanos Maragall: Pere Navarro es un líder menos soberanista, y muchos aquéllos que formaban parte de esta corriente han dejado la militancia a las puertas de la campaña electoral. Por tanto, era una suerte de PSC disminuido, aunque ahora tendrá menos problemas para definir su postura ideológica.
Aunque el PSOE haya conjurado el desastre, no sale de la enorme crisis en la que entró después de perder las últimas elecciones generales, la que llevó a Pérez Rubalcaba como candidato. Cataluña, junto a Andalucía, ha sido uno de los graneros socialistas, y el PSC se convirtió anoche en la tercera fuerza del Parlament, a una escasa distancia de ERC, pero también del PP. En las elecciones autonómicas de 1999 y de 2003, el PSC ganó en votos, aunque no en escaños, a CiU, y de sus 52 y 42 parlamentarios, respectivamente, se quedó anoche en sólo 20.
Aunque en el PSOE federal no se producirán movimientos internos, este partido sí deberá definir mejor sus relaciones con el PSC y, en especial, aclarar cuál es su modelo territorial. Es en este asunto en el que parece que José Antonio Griñán puede tomar fuerza.
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