Pilar Cernuda
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Madrid/El Gobierno y sus ministros han defendido este domingo la "plena legitimidad y legalidad" de la decisión de colaborar en la operación internacional para proteger a la población libia, y ha rechazado cualquier tipo de comparación con la intervención que en su día hubo en Iraq. "España no podía permanecer de brazos cruzados" ante la resolución aprobada por Naciones Unidas en relación con Libia, han subrayado fuentes del Gobierno para explicar que España haya ofrecido aviones y barcos, así como el uso de las bases de Rota y Morón.
Para el Ejecutivo, contar con el aval de la ONU ha sido en todo momento una condición indispensable para la intervención en Libia, han explicado las fuentes. También la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, ha subrayado que la acción aliada cuenta con una gran "legitimidad internacional" para lanzar un mensaje claro y potente a Gadafi "para que deje de utilizar la violencia contra su población". Además, Jiménez ha resaltado el hecho de que la coalición no solo está formada por países de la OTAN, sino también por algunos "que proceden del mundo árabe".
Por su parte, el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, ha negado que exista ningún paralelismo entre la intervención en Libia y la invasión de Iraq, y ha asegurado que las diferencias entre ambos casos son "enormes". Jáuregui ha mantenido que la actuación del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha sido la de "no permitir una intervención sin el apoyo de la comunidad internacional". Así, "por primera vez la comunidad internacional está de acuerdo" mientras que, en el caso de la guerra de Iraq, "sólo estaban de acuerdo los americanos, los ingleses y el PP", ha dicho.
El ministro de Fomento, José Blanco, ha utilizado los mismos argumentos para asegurar que hay que sentirse "orgulloso" del papel de España en esta coalición internacional que sirve "no para iniciar una guerra, sino para acabar con ella". Blanco también ha recalcado que, en esta ocasión, "no hay foto de las Azores", ni "mentiras", sino una "resolución de las Naciones Unidas" ante "una violación masiva de los derechos humanos".
Desde Palma de Mallorca, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, también se ha referido a la guerra de Iraq sin mencionarla cuando ha asegurado que su partido actuará con responsabilidad en pro del interés nacional y no hará demagogia "como otras veces se ha hecho". Para De Cospedal, España "tiene que estar con sus aliados, cumplir sus compromisos internacionales y garantizar la seguridad y la estabilidad en toda la zona del Mediterráneo y la protección de los derechos humanos".
Por contra, para Izquierda Unida la intervención es "un monumento al cinismo" ya que, detrás de las causas humanitarias que se argumentan, están "los mismos intereses" que motivaron la guerra de Iraq. Así, el diputado de la coalición, Gaspar Llamazares, ha considerado que "no se trata de derechos humanos ni de democracia" sino tan sólo "de imperialismo sucio". Por su parte el coordinador general de IU, Cayo Lara ha recordado que Zapatero "entró en el Gobierno con No a la guerra de Iraq" y ha confiado en que "no tenga que salir con un Sí a la guerra de Libia".
Las críticas han llegado a las calles de Barcelona donde varios centenares de personas se han a manifestado contra la intervención militar en Libia bajo el lema "Ni tiranías, ni ocupaciones, solidaridad con los pueblos en lucha" en una protesta organizada por la plataforma Aturem la Guerra.
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