Gatillo fácil
COMO se recordará, el empresario lucense Jorge Dorribo, propietario de la farmacéutica Nupel, denunció hace un par de meses ante la instructora del caso Campeón, la juez Estela San José Asensio, que había entregado al ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, José Blanco, a través de un primo político, 400.000 euros para que "le echara una mano" ante el Gobierno en algunos negocios. Blanco reaccionó anunciando que presentaría una querella por calumnias contra Dorribo, y declaró: "Yo sé que me tienen muchas ganas, pero no hay caso, no lo hay ni lo habrá".
Después de conocer todos los detalles del caso y calibrar la reacción de Blanco, la portavoz del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados, Soraya Sáenz de Santamaría, sostiene que el ministro de Fomento debería dimitir de forma inmediata.
Para la popular, Blanco es "rehén de sus propias palabras y ante cualquier noticia judicial sobre un político de otro partido, estuviera o no en los autos y tuviera o no alguna implicación en el asunto, él pedía dimisiones y reclamaba un comportamiento ejemplar". "Por tanto -agregó la portavoz popular-, el baremo, la vara de medir, el listón lo ha puesto él y con arreglo a su listón cada vez hay más motivos para su dimisión, aplicándole la doctrina Blanco de dimisiones inmediatas que ya, a día de hoy, no sería tan inmediata, además de que la información cada día es más grave y más voluminosa".
A la espera de la resolución final de este caso, a Sáenz de Santamaría no le falta razón. Blanco ha pecado de gatillo fácil a la hora de reclamar dimisiones, sobre todo en los casos que han afectado al PP, que, con el Gürtel a la cabeza, no han sido precisamente escasos. Y ahora, aparte de soportar la presión mediática, tendrá que defenderse de una acusación que tiene muy mala pinta la mires por donde la mires.
Si es cierta, Rodríguez Zapatero no salvaría ni la honra con Blanco emulando a Luis Roldán, y Pérez Rubalcaba vería en vio y en directo cómo le crecen los enanos después del circo que ha montado para superar a Joaquín Almunia. Y si es una invención del empresario, pues saldrá ileso de una andanada de gran calibre, aunque siempre podrán reprocharle que el autoestopismo y las amistades peligrosas son como los niños y sus micciones nocturnas.
En cualquier caso, ojalá el caso Campeón se aclare para bien o para mal de Blanco, y no duerma el sueño de los justos, como lo hace el caso Tamayo, del que el entonces secretario de Organización del PSOE conoce detalles que sólo José Luis Balbás, ideólogo del tamayazo, otrora estrecho colaborador, podría revelar.
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