Garzón admite que se pudo equivocar sobre Gürtel o la Memoria Histórica

El juez suspendido niega que cometiera prevaricación y afirma que tiene muchos enemigos en el Tribunal Supremo

El juez Baltasar Garzón saliendo de la Audiencia Nacional.
El juez Baltasar Garzón saliendo de la Audiencia Nacional.
Agencias / Madrid

22 de febrero 2011 - 05:05

El juez Baltasar Garzón dijo ayer que las decisiones que adoptó tanto en el caso sobre la Memoria Histórica como en el caso Gürtel las tomó de acuerdo con las leyes y en la convicción de que era lo correcto por lo que, según explicó, pudo equivocarse, pero no cometió prevaricación.

En una entrevista concedida a RNE, el magistrado, suspendido cautelarmente de sus funciones en la Audiencia Nacional desde hace casi diez meses, explicó que se encuentra "bien de ánimo, con ganas de seguir adelante, trabajando en la Justicia" y a la espera del juicio al que se debe enfrentar en el Tribunal Supremo y de tener la oportunidad de defender su posición y lo que hizo.

Tras reconocer que la situación "es muy difícil", señaló que no lo va "a dar por perdido" ya que "hay posibilidades y hay que combatir hasta el final".

No obstante, Garzón admitió que se trata de un caso "muy difícil" porque cuenta con muchos enemigos, especialmente en el Tribunal Supremo (TS) que le va a juzgar, y aseveró que está "preocupado" aunque, al mismo tiempo, "tranquilo" y que espera que la situación en la que se encuentra a nivel judicial no suponga un "punto final" en su carrera.

"Aunque acabara mi carrera profesional como juez en España, nunca acabará mi vinculación con la Administración de Justicia, que es y ha sido mi profesión, ser juez y trabajar siempre en defensa de las víctimas por aquello que creo que es justo, con independencia", resaltó.

Así, explicó que una eventual condena implicaría su inhabilitación como funcionario público en España pero añadió que tiene la calificación adecuada para desarrollar el trabajo en la Corte Penal Internacional u otro similar, "pero desde luego, no como juez".

Tras calificar la situación de complicada, el juez reconoció tener la "gran suerte de estar trabajando en un ámbito muy querido" como es la Justicia universal.

Garzón trabaja como consultor externo de la Corte Penal Internacional desde el pasado mes de mayo después de ser suspendido al haberle abierto juicio oral el Supremo por declararse competente para investigar los crímenes cometidos durante los años del franquismo.

Además, se enfrenta a otras dos investigaciones en el TS: una sobre los cobros recibidos durante su estancia en la Universidad de Nueva York y otra por ordenar la intervención de las comunicaciones entre varios de los imputados del caso Gürtel que se encontraban en prisión y sus respectivos letrados.

El juez, que consideró que su situación es "un poco paradigmática", indicó que muchos lo interpretan como un ataque a la independencia judicial y a la de interpretación de las leyes y normas jurídicas en la investigación de un determinado caso.

Para Garzón, es evidente que se quiere, no sólo desde el punto de vista judicial, sino desde otros ámbitos, acabar con un modelo determinado de juez.

En relación con la Memoria Histórica, insistió en que los crímenes cometidos durante el franquismo deben ser investigados.

El ex magistrado de la Audiencia Nacional recordó la "obligación" que tiene la sociedad española de "superar el impás" de la Guerra Civil y de la Dictadura a través de dar una respuesta que incluya "verdad, justicia y reparación" a las víctimas y no, apostilló, a través del "olvido" y ofreciendo una "falsa reconciliación".

"No es bueno que éste sea el resultado final, lo que no quiere decir que si yo he podido cometer alguna irregularidad, que responda de ella, creo que no y, desde luego, no como se imputa de prevaricación", recalcó.

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