Fin de la aventura para 'El Coletas'

Las Claves

Futuro. Iglesias de momento ha renunciado a sus cargos, aunque hay rumores que lo sitúan en la televisión o de vuelta a la facultad, después de cortarse la coleta tras su fiasco en Madrid

Pablo Iglesias.
Pablo Iglesias. / Salvador Sas / Efe

Ha sido el titular generalizado, el fácil, el obvio, "Pablo Iglesias se corta la coleta". Se la cortó físicamente, ya no la tiene ni el moño hípster con el que dio el campanazo. El moño no consiguió que dejara de ser El Coletas, apodo que demostraba escaso respeto a un vicepresidente del Gobierno. El corte se hizo a lo grande, con una escenografía diseñada para señalar que empezaba una nueva vida. Iglesias nunca da puntada sin hilo y en esta ocasión cada gesto, cada plano, estaba minuciosamente estudiado. Hacía tiempo que quería cortarse el pelo, incómodo para un padre con tres niños pequeños, pero sus colaboradores lo disuadieron: la coleta era un símbolo. Esos mismos colaboradores interpretan hoy que la decisión de prescindir de ella significa que Iglesias ha pasado página y deja la política para siempre. Habrá que ver dentro de unos meses o unos años si tenían razón.

Abandonó primero la Vicepresidencia, después el escaño, a continuación anunció que no tomaría posesión en la Asamblea de Madrid y que pondría punto final a su vida política. Por último, se cortó la coleta y lo hizo robando cámara a Ione Belarra al distruibuir las fotos el mismo día que ésta presentaba su candidatura a la Secretaría General de Podemos. Hasta el último momento Iglesias anteponía su presencia, su figura, a quien quería protagonizar la noticia más importante ese día de su partido. Del partido de los dos.

Iglesias designó a Yolanda Díaz como su sucesora en la Vicepresidencia y candidata de Podemos a La Moncloa en las próximas elecciones, pero deja atrás atrás un Podemos en situación complicada. Tras los fracasos en el País Vasco y Galicia, en Cataluña han mantenido los mismos escaños aunque pensaban incrementarlos sensiblemente gracias al tirón de Ada Colau, y en Madrid, a pesar de que Iglesias encabezaba la lista, apenas lograron tres asientos más, muy poco teniendo en cuenta que la Asamblea se incrementaba en cuatro escaños. Lo peor fue el golpe de Más Madrid, partido creado por Errejón, que no sólo multiplicó por 2,5 los votos de Podemos sino que sumó más que el PSOE. En buena parte como castigo a la coalición de Pedro Sánchez con Iglesias.

Las perspectivas futuras no son mucho mejores. El Tribunal Constitucional acaba de dar la razón a Teresa Rodríguez, que era líder de Podemos Andalucía y que, tras enfrentarse a la cúpula nacional, fue expulsada del grupo parlamentario estando de baja maternal. Rodríguez se presentará a las andaluzas con su propia formación, Adelante Andalucía, y los pronósticos son buenos para ella y malos para Podemos.

Yolanda Díaz marca el paso

No se sabe cuándo serán esas elecciones, existen toda clase de especulaciones sobre las intenciones de Juanma Moreno y su interés en adelantarlas aprovechando que el PP está en horas altas tras el éxito de Madrid. Hay un dato que hace pensar que algo se está cociendo: hace pocos días, Pablo Casado hizo un viaje relámpago a Málaga para reunirse con Moreno, el consejero de Presidencia y hombre fuerte de la Junta, Elías Bendodo, y el alcalde de Málaga, Paco de la Torre. Casado regresó inmediatamente a Madrid y no ha trascendido de qué hablaron. Pero es un asunto del que está muy pendiente Sánchez. Y aunque haya dejado la política, o ha declarado que dejaba la política, también seguirá muy de cerca Iglesias.

Mientras se despejan esas incógnitas y muchas otras, Yolanda Díaz asume ya las máximas responsabilidades de IU-Podemos en el Gobierno. En apenas tres semanas ya marca territorio y su influencia crece día a día.

Desde La Moncloa cuentan que Sánchez mantendrá interlocución también con Iglesias, pero será muy circunstancial y nada relevante. No forma parte del Gobierno y en unas semanas dejará de ser el líder de Podemos, porque Belarra ocupará con toda seguridad la secretaría general a partir del congreso de junio. Cuenta con el apoyo del trío más afín a Iglesias, Irene Montero, Pablo Echenique y Juan Carlos Monedero. Si alguien más se presenta, es difícil que salga elegido.

La vicepresidenta tercera no pertenece a Podemos y tampoco quiere. Es miembro del PCE y desde el momento que sea ratificada como candidata a la Presidencia del Gobierno por IU-Podemos, la figura de Belarra quedará muy diluida. Díaz vive la política desde que nació, ha tenido responsabilidades de gestión desde hace muchos años, primero en Galicia y después en el Ejecutivo de coalición, y es seguro que no permitirá que nadie ponga en cuestión su liderazgo.

En esa situación, ¿qué hará Iglesias? Su relación con Sánchez está muy deteriorada; incluso habían dejado de lado sus almuerzos semanales para tomar decisiones de forma conjunta y su último encuentro fue de cortesía, la propia de una despedida.

Analista político

Económicamente no tendrá problema. Ha pedido la indemnización como ex miembro del Gobierno, un porcentaje que se acerca al total de su sueldo de vicepresidente y que se prolonga el número de meses que ocupó el cargo;en total, Iglesias recibirá casi 6.000 euros mensuales durante año y medio. El problema sería si regresara a la Complutense, donde mantiene su plaza de profesor. Si lo hace y, por tanto, recibe un salario público, tendría que renunciar a la indemnización.

Su idea es escribir, colaborar para hacer análisis políticos, participar en charlas y coloquios y llevar algún programa audiovisual como cuando dirigía y presentaba La Tuerka. Se ha publicado que se había puesto en contacto con Jaume Roures, propietario de Mediapro, que se ha hecho millonario entre otras cosas por los derechos de transmisión del fútbol. Roures ha declarado a El Español que no ha recibido ninguna llamada de Iglesias, pero que si la recibiera pensaría en la posibilidad de ofrecerle algún programa; incluso adelanta al periódico digital que no estaría mal una serie sobre la Monarquía. De izquierdas e independentista, Roures participó en la creación de Podemos.

No atraviesa, sin embargo, su mejor momento. Está en una situación económica tan difícil que ha acudido a la SEPI para solicitar 230 millones con los que cumplir sus compromisos y mantener sus empresas. Debe tanto dinero que se ve obligado a hacer una ampliación de capital, pero su socio chino se niega a participar en ella.

Lo más relevante es saber si Iglesias dejará la política de forma definitiva. Cuesta creerlo en una persona que ha demostrado estos años que le apasiona influir, mandar, tener poder. El poder provoca una subida de adrenalina que puede causar un estrés insoportable o, por el contrario, impide aceptar la pérdida de lo que se ha tenido.

De momento, Iglesias ha renunciado a sus cargos y, aunque no le gustan los toros, se ha cortado la coleta tras su fracaso madrileño. ¿Para siempre? Hay toreros que vuelven a los ruedos años más tarde, otros se quitan el gusanillo en festivales benéficos y unos terceros que los ven desde la barrera. Esta última opción sería la más parecida a la de un Iglesias dedicado al análisis y al comentario político. Si efectivamente es lo que pretende: ser sólo espectador de aquello que lo entusiasmaba.

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