Felipe González pudo haber "volado a la cúpula de ETA" pero no se atrevió

Inesperadas revelaciones del ex presidente del Gobierno al diario 'El País' · El ex mandatario socialista sopesó las implicaciones internacionales que habría acarreado una acción así en un país extranjero

Felipe González, en una foto reciente en Barcelona durante la presentación de su último libro.
Felipe González, en una foto reciente en Barcelona durante la presentación de su último libro.
Efe / Madrid

08 de noviembre 2010 - 05:05

El ex presidente del Gobierno Felipe González pudo haber ordenado "volar" a toda la cúpula de ETA al final de los 80 en una reunión que detectaron en Francia, pero no lo hizo por las relaciones que entonces había con ese país y aún en la actualidad duda de si actuó correctamente.

Así lo asegura González en una entrevista con Juan José Millás que publica El País, recogida por Efe, en la que se muestra convencido de la inocencia del ex ministro José Barrionuevo y confiesa que vivió con incredulidad primero y después con sufrimiento los casos de corrupción de su etapa al frente del Ejecutivo.

"Tuve una única oportunidad en mi vida de dar una orden para liquidar a toda la cúpula de ETA", relata el ex presidente en la entrevista, en la que señala que fue en 1989 ó 1990 cuando le llegó una información sobre el lugar y el día de una reunión de toda la dirección etarra en el sur de Francia.

Explica que era imposible la detención por parte de efectivos españoles porque la reunión era fuera del país, y que, a diferencia de lo que pasaría hoy, entonces era muy escasa la posibilidad de que la operación la llevara a cabo Francia.

"En aquel momento sólo cabía la posibilidad de volarlos a todos juntos en la casa en la que se iban a reunir. Ni te cuento las implicaciones que tenía actuar en territorio francés", añade el ex presidente, quien tuvo que decidir si se actuaba o no y optó por no hacerlo.

Una decisión que afirma que todavía no sabe si fue la correcta: "No estoy planteando -aclara- el problema de que yo nunca lo haría por razones morales. No, no es verdad. Una de las cosas que me torturó durante las veinticuatro horas siguientes fue cuántos asesinatos de personas inocentes podría haber ahorrado en los próximos cuatro o cinco años".

González se refiere también al secuestro en 1983 por los GAL en Hendaya del ciudadano hispano-francés Segundo Marey, hecho por el que fue condenado años después, entre otros, el ex ministro José Barrionuevo. El ex presidente hace un amago de revelar algún detalle sobre este asunto, pero se retracta diciendo que "todavía hoy no se puede contar eso" y explica que a Marey lo salva la orden del ex ministro de que sea liberado.

Para él, Barrionuevo nunca se lucró de sus puestos, y aunque reconoce que es más difícil de demostrar, considera que tampoco lo hizo el ex secretario de Estado Rafael Vera, de quien recuerda que aún tiene embargado el chalet que era de su esposa. Con lo ocurrido con ellos cree que se abrió un debate "ridículo" sobre el uso de los fondos reservados.

El primer presidente socialista de la democracia confiesa que vivió "con absoluta incredulidad" primero, y después con sufrimiento, todos los casos de corrupción de su época. "Nunca hice un ejercicio sano de cinismo, como veo que ahora hace Rajoy pidiéndole al Santo Apóstol que le ayude a limpiar la vida pública mientras Camps se golpea el pecho a su lado", puntualiza antes de lamentar que la democracia se haya convertido en "mediocracia en los dos sentidos, democracia mediática y mediocre".

El presidente del PNV en Vizcaya, Andoni Ortuzar, señaló ayer sobre estas declaraciones que el que "haya tenido la duda de si matar o no" a la cúpula de la banda "habla muy mal de un presidente de un gobierno democrático".

Por su parte, el portavoz del Grupo Popular en el Parlamento europeo y ex ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, ha criticado que algunos gobernantes "pasen de asesinar a negociar" con los terroristas, en referencia a las palabras de González.

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