Escenario imprevisible
La hoja de ruta independentista contempla ahora la secesión unilateral en un plazo de un año y medio.
Las fuerzas independentistas -Junts pel Sí y la CUP- se han hecho con la mayoría absoluta del Parlamento catalán, lo que ha activado una hoja de ruta que contempla la secesión unilateral en un plazo de 18 meses.
Los sueños más húmedos de Artur Mas se han cumplido. Después de convencer a todos, Gobierno de Mariano Rajoy incluido, de que las elecciones de ayer no eran unas autonómicas más, las undécimas, sino un plebiscito en toda regla, el bloque separatista ha logrado una segunda victoria, la fundamental, para seguir adelante con su apuesta rupturista, una pesadilla que va a convertir la fractura de lo que podía tomarse por un dolor de muelas en un tumor instalado definitivamente en el cuerpo de la nación de cada vez más difícil curación.
Los independentistas alegan que no se puede someter la voluntad popular a las leyes. Esto es, que aunque la Constitución establezca que la soberanía residen en el pueblo español y que es este, el todo, y no una parte, Cataluña, la que debe decidir, los oídos sordos de Rajoy a sus demandas les obligan a romper la baraja.
El caso es que a pesar de su mayoría de escaños, los independentistas no suman más votos que esa Cataluña silenciosa a la que se encomendaba el bloque constitucionalista, con lo que en rigor, voto a voto, el plebiscito le ha salido rana a los secesionistas.
La hoja de ruta de Junts pel Sí incluye una declaración solemne de apertura del proceso de independencia, con apelación al diálogo al Estado y a la comunidad internacional incluidas. Lo siguiente sería la formación de un Gobierno de concentración y el inicio de un proceso constituyente para recibir aportaciones ciudadanas. Posteriormente llegaría la proclamación de la independencia, que daría lugar al Estado catalán, tras una desconexión del Estado español que aplicaría a través de una ley de "transitoriedad jurídica". Una ley ad hoc regulará el trámite parlamentario y refrendario de una Constitución catalana para encajar las aportaciones de la ciudadanía. Elecciones constituyentes, Constitución catalana y ratificación por referendo serían los últimos eslabones de este increíble collar. Increíble porque el Estado no se va a quedar de brazos cruzados. En última instancia, el articulo 155 de la Constitución permite suspender la autonomía llegado el caso. Y el Tribunal Constitucional, con la ley exprés recién aprobada, también podría destituir al presidente de la Generalitat.
Se abre un escenario imprevisible, en el que queda pendiente de aparición otro actor fundamental: el futuro Gobierno que salga de las urnas el próximo 20 de diciembre. Pedro Sánchez ha dejado claro que no dudará en unirse a Mariano Rajoy en defensa del imperio de la ley en aras de la unidad de España. Una cita ante las urnas de la que ayer salió reforzado el candidato de Ciudadanos, Albert Rivera. Nada que ver con Pablo Iglesias, que se ahorra los paños calientes: "Hemos apostado por escuchar, por el sentido común y por la responsabilidad de Estado, y está claro que no ha funcionado".
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