"El mensaje de los agricultores andaluces y españoles llega perfectamente a Bruselas"

Entrevista al Jaume Duch, portavoz del Parlamento Europeo

El director general de Comunicación de la cámara comunitaria explica que hay capacidad para articular ayudas a la sequías recurrentes

El Parlamento Europeo aprueba la ley de renaturalización

La desertificación se ensañan con Andalucía

El portavoz del Parlamento Europeo, Jaume Duch.
El portavoz del Parlamento Europeo, Jaume Duch. / Juan Carlos Muñoz

Jaume Duch (Barcelona, 1962) es el portavoz del Parlamento Europeo y director general de Comunicación de esta institución comunitaria. Las elecciones del próximo 9 de junio decidirán una nueva Cámara y una nueva Comisión Europea.

-Hasta ahora los gobiernos comunitarios han sido fruto del acuerdo histórico entre populares y socialdemócratas. ¿La irrupción de fuerzas eurófobas en casi todos los países hace peligrar este pacto?

-Hay que esperar a las elecciones europeas para ver con qué Parlamento debe contar. Dicho esto, las encuestas en este momento dan un Parlamento muy parecido al actual, un Parlamento en el que las fuerzas democristianas, populares, socialdemócratas, socialistas, liberales e, incluso, verdes tienen una mayoría sustancial. También es verdad que en algunos países puede haber un aumento de fuerza antieuropeas, incluso de partidos que tienen posiciones muy diferentes respecto a la guerra de Ucrania a los de la mayoría, pero creo que vamos a un Parlamento en el que, si las fuerzas centrales quieren seguir colaborando, todo irá bien. .

-¿Qué opinión tiene de estos partidos eurófobos? O partidos que, como Vox, son contrarios a dar más pasos hacia la unión política.

-No todos estos partidos son iguales, no se les puede meter en el mismo saco. Incluso forman parte de grupos parlamentarios diferentes, sólo hay un grupo al que se le aplica el cordón sanitario, Independencia y Democracia, que es donde están los eurodiputados de Le Pen y de la AfD alemana. Con el Brexit, con el Covid, con la guerra de Ucrania, la mayor parte de la opinión pública se ha puesto del lado de la Unión Europea y eso ha obligado a algunos de estos partidos a revisar sus propuestas. Partidos que haces unos años abogaban por salir de la Unión Europea, ahora abogan por reformar la Unión Europea desde dentro, aunque lo que eso significa lo deben contar ellos, yo no puedo.

-¿Hay diferencias entre ellos?

-Sí, hay partidos que, cuando llegan al Parlamento Europeo, se ponen a trabajar, con sus objetivos, sus prioridades, pero que hacen su trabajo en las comisiones, en el pleno, en los órganos, y otros que, una vez han sido elegidos, se dedican a una labor más de tipo declarativo.

-Con motivo de la ley de renaturalización, el Parlamento adoptó una postura más restrictiva que la propia Comisión Europea. ¿Están rectificando las instituciones europeas sus posiciones medioambientales a raíz de las protestas de los agricultores?

-Creo que las instituciones están adaptando la velocidad de aplicación de estas políticas a fenómenos que no estaban previstos, como el Covid o como la invasión de Ucrania por parte de Rusia, que no sólo tiene consecuencias en la defensa, sino en la economía y en el aumento de la inflación durante un determinado período de tiempo. Ahora ha bajado, pero los precios subieron mucho y eso tuvo unas consecuencias. Se dieron cuenta de que había que controlar la velocidad de aplicación para no dejar a nadie atrás.

-Pero resulta un poco chocante que la reducción de productos como los pesticidas, que están relacionados con la salud, tenga que ralentizarse.

-Es un debate muy complicado, por eso lo que digo es que aquí falta un tercer elemento: la financiación. Lo que pasa es que muchas de estas medidas requieren apoyo económico para contrarrestar los posibles efectos negativos en términos de rendimiento económico y comercial, efectos que pueden poner en peligro la rentabilidad de algunas explotaciones agrícolas y, en definitiva, la de los propios agricultores europeos. Es un equilibrio que hay que conseguir.

-La Unión Europea dedica mucho esfuerzo económico a la agricultura.

-Le dedica más dinero que a ninguna otra política, le dedica el 35% del presupuesto de la Unión Europea.

-¿Sigue teniendo la Unión Europea un alma agrícola?

-Sí, una de las almas es agrícola; posiblemente, la principal en términos históricos, porque las dos políticas que se europeizan con su fundación son la comercial y la agrícola.

-Los agricultores andaluces comienzan a estar enfadados con las políticas europeas. ¿Se les tiene en cuenta?

-El mensaje de los agricultores andaluces, españoles y europeos llega, perfectamente, a Bruselas. El mundo agrícola tiene mayor facilidad que otros para influir en las decisiones que se toman y está claro que en estos últimos meses, debido a esa conjunción de factores, se está produciendo una adaptación de la PAC y de su ejecución, no sólo por parte de las autoridades europeas, sino también nacionales y regionales en el sentido de dar respuesta a lo que se juzga como una excesiva burocratización. Sobre todo en el caso de los pequeños agricultores.

-La Junta de Andalucía ha reclamado ayudas para regiones afectadas por la sequía que tienen problemas con un déficit estructural que agua. ¿Esto es posible?

-Bueno, ya tenemos con esto experiencias previas, los fondos estructurales se han utilizado en algunos países para estas políticas; por ejemplo, para la construcción de desalinizadoras y para la mejora de las infraestructuras. Eso ya se ha pagado, otra cosa es si existirá la voluntad política de ayudar de un modo más concreto a países donde la sequía no es un problema coyuntural, sino recurrente. Y eso, posiblemente, tiene que ver con extender ayudas que se pensaron para la Covid para otros asuntos. Eso es posible.

-¿Hablamos de los Next Generation?

-Estamos hablando de un segundo ciclo de los Next Generation. En el Parlamento Europeo hay ahora un debate muy interesante que va influyendo poco a poco en la Comisión y en los países miembros para que haya mecanismos permanentes de financiación extraordinaria por medio de deuda mancomunada que han funcionado muy bien para el Covid y que pueden funcionar para otros asuntos.

-¿La amenaza de guerra de la que avisan países europeos como Suecia y los bálticos es real?

-Si les escuchamos a ellos, tenemos que llegar a la conclusión de que es real, porque son los mismos que nos advirtieron de la invasión rusia de Ucrania. Haríamos bien si nos preparásemos para ello, no para la guerra sino para que no llegue.

-¿La política de defensa y de rearme europeo será uno de los grandes temas de la próxima legislatura europea?

-La política de defensa y la de creación de una industria europea de defensa ya es una prioridad, y es cierto que no lo era antes y en los próximos años lo será más.

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