Pilar Cernuda
¿Llegará Sánchez al final de la legislatura?
Encuesta electoral
A una semana de las elecciones vascas, Bildu se sitúa con claridad como el partido más votado, aunque a una escasa distancia del PNV, el partido que ha gobernado siempre esta comunidad a excepción de una legislatura pactada entre el PSOE y el PP. Según un sondeo de DYM para los periódicos del Grupo Joly, los independentistas de izquierda obtendrían de 28 a 29 escaños de un total de 75 que forman el Parlamento de Vitoria, con el 36% del voto. El PNV sacaría los mismos, de 28 a 29, pero con un porcentaje ligeramente menor, del 35,6%.
La clave en la gobernación la tendría el PSOE, que obtiene de 9 a 10 escaños, con el 13,7% de los votos. Hay que tener en cuenta que en la elección del lehendakari en la investidura basta que el elegido sea el que más votos obtengan de los parlamentarios. En caso de empate, gobernaría el de la lista más votada, por lo que, con este resultado, el PSOE debe votar a Imanol Pradales, candidato del PNV, para que no lo sea Pello Otxandiano, de Bildu.
El cuarto partido sería el PP, con una horquilla de siete a ocho diputados, y el 6,8% de los votos. Ni Podemos ni Sumar tienen garantizado la entrada en el Parlamento de Vitoria.
La victoria de Bildu, una coalición de partidos liderada por Sortu, heredero político de Batasuna, se entiende porque recibe mucho apoyo de anteriores votantes de Podemos. Tantos como que la transferencia de votos es del 26%, aunque también le llegan del PNV, un 9,4%, y del PSOE, un 4,4%. Pero, además, el candidato de la izquierda abertzale es el preferido para que sea el lehendakari y es el mejor valorado. Bildu también es visto como el partido que mejor defiende los intereses de esta comunidad. Siempre a escasa distancia del PNV, pero este cúmulo de ventajas hace pensar en la solidez de su primera posición.
El sondeo de DYM se realizó a través de 1.221 entrevistas desde el 8 al 12 de abril. Hoy es el último día para publicar encuestas.
Bildu ganaría con claridad en Guipúzcoa y, en menor medida, en Álava, mientras que el PNV mantiene su liderazgo en Vizcaya. El Parlamento vasco no es proporcional del todo al número de votantes de cada partido, ya que cada una de las provincias elige a 25 diputados con independencia de su población. Álava es la principal beneficiada de este tipo de reparto.
El deterioro del PNV es de tres o cuatro escaños, que no bastan para explicar la ascensión de Bildu. Para ello se debe tener en cuenta la caída absoluta de Podemos, un partido que en las pasadas elecciones se benefició del voto joven. Perdería de cinco a seis diputados autonómicos.
El deterioro del PNV tiene mucho que ver con el tiempo que lleva gobernando y con el deterioro de la sanidad vasca desde la pandemia de Covid. Los vascos señalan a la sanidad como su principal problema, seguido de la vivienda y la inmigración. Sólo en el puesto octavo aparece la independencia o la autodeterminación. Durante la campaña, Bildu ha apartado su tradicional reclamación independentista, así como su vínculo con Sortu y los herederos de Batasuna, brazo político de ETA.
Bildu se configura ahora como el partido con el que se identifica una mayoría de vascos. En torno al 31,6% de los encuestados lo ven como la formación que mejor defiende los intereses de la comunidad. Hasta ahora, ésta había sido la posición del PNV. El deterioro de esta imagen llevó a los nacionalistas vascos a prescindir de su lehendakari, Íñigo Urkullu, para probar suerte con Pradales de candidato.
Llama la atención que Otxandiano sea el preferido para ser lehendakari. Incluso los votantes que se posicionan como de derechas le dan una puntuación no demasiado baja, un cuatro. Los candidatos de todos los partidos son nuevos.
La coalición preferida para gobernar es la del PNV con el PSOE, seguida de la del PNV con Bildu, que es la preferida por los votantes de izquierdas. El candidato socialista, Eneko Andueza, ha asegurado en distintas ocasiones que no apoyará a un lehendakari de Bildu, por l que es previsible que termine por respaldar a Pradales en un Gobierno de coalición.
Los gobiernos entre PNV y PSOE fueron una práctica común al inicio de la Transición. En una sola ocasión hubo un lehendakari socialista, Patxi López, pero lo fue con el apoyo de los populares en tiempos de María San Gil y en el marco de la reacción ciudadana contra ETA. El presidente de la comunidad se elige en una sesión en la que cada partido puede presentar a su propio candidato, de modo que el elegido es el más votado por los 75 parlamentarios. No hay posibilidad de repetir las elecciones, aunque las negociaciones sí pueden retrasar la fecha de la sesión de investidura.
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