Bendodo: el salto del delfín
España
Concejal, presidente de Diputación, aspirante a suceder en su momento de Francisco de la Torre y consejero factótum en el Gobierno andaluz. La realidad es que la verdadera pasión del titular de Presidencia de la Junta y presidente provincial de los populares es la vida orgánica de su partido. Ahora ocupará en la práctica el número 3 del PP nacional, pero sin abandonar el encargo de conseguir la reelección de Juanma Moreno
El tándem continúa pero uno de sus integrantes se ha sacado un billete fijo en el AVE a Madrid. Elías Bendodo es uno de los grandes culpables de que Juanma Moreno sea hoy el presidente andaluz. Su insistencia ante la entonces vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría logró persuadir a Rajoy para lograr su desembarco en Andalucía. Moreno era secretario de Estado y llevaba toda la vida en el aparato de la formación. Quería la gestión y soñaba entonces con un Ministerio. Aceptó la aventura y se encomendó al presidente provincial del PP malagueño. Ahora la crisis de la formación nacional le da la oportunidad a Bendodo de cumplir su gran anhelo profesional: alcanzar las tripas de calle Génova.
Con 47 años, este abogado tardío con casi un cuarto de siglo en cargos institucionales, era director de Área en el Ayuntamiento de Málaga cuando el asesinato por terroristas de ETA de José María Martín Carpena provocó su ascenso a concejal de la Corporación. Corría el año 2000 y Celia Villalobos era entonces la alcaldesa. Ocho años después, una pugna entre Javier Arenas y el entonces mandatario del PP malagueño Joaquín Ramírez le catapultó a la presidencia del partido en su provincia. Un puesto que conserva en la actualidad después de tres mandatos, aunque siempre se ha mostrado partidario de limitar a ocho años la gestión al frente de un gobierno.
Desde 2011 a enero de 2019 ejerció como presidente de la Diputación, con la senda litoral o la rehabilitación del Caminito del Rey como hitos que siempre le acompañan cuando quiere detallar su logros en su perfil biográfico. Sin embargo, los dos últimos años antes de llegar a la Junta los vivió en plena colisión de intereses con los de Francisco de la Torre. Con él había llegado a pactar una transición para sucederle al frente de la Alcaldía de Málaga. Después, Bendodo se presentaría como cabeza de lista en las municipales de 2019. Pero el regidor quería antes una salida. No le convenció un puesto no permanente en el Consejo de Estado ni tampoco la dirección de la oficina del Instituto Cervantes en París. Así que cuando ya se había anunciado el relevo, De la Torre sorprendió a propios y extraños con su decisión de continuar y desbarató toda la estrategia.
En su mal momento, Juanma Moreno lo rescató para la Junta en enero de 2019. Los astros se conjuraron para que con los peores resultados, el líder del PP andaluz alcanzara la presidencia de la Junta. Todos estaban convencidos de que en el ajuste de cuentas que preparaban los casadistas de cumplirse los pronósticos, Bendodo habría sido el principal damnificado.
En una de sus primeras decisiones, el ya presidente pensaba en un periodista como portavoz para el llamado Gobierno del cambio. Fue Bendodo el que le convenció para que le dejara ejercer ese cargo. Comenzaba así un reparto de papeles que hasta el momento le ha funcionado a ambos. El presidente andaluz ha podido cultivar su figura como político moderado e institucional que huye de los enfrentamientos y las descalificaciones mientras Bendodo aprovechaba todas las comparecencias de los martes, desde la tribuna del Palacio de San Telmo, para arremeter contra la herencia recibida después de 37 años de Ejecutivos del PSOE.
El nombre del próximo número 3 del PP nacional salió pronto a relucir para ocupar un puesto determinante en la nueva dirección de Alberto Núñez Feijóo. El protagonista se ha dedicado en estas semanas a negar en persona y por mensaje cualquier posibilidad de cruzar Despeñaperros. Incluso minutos antes de que se divulgara su nombramiento. Instrucciones que todo su equipo también ha cumplido a rajatabla. "Con nosotros no habla del partido", comentaba uno de sus colaboradores. Pero las personas más cercanas conocían que ese desdén ese desdén era impostado. Nunca había ocultado su deseo de ocuparse de la fontanería en la sede de Génova si pasaba ese tren.
Los deseos de Moreno y de Bendodo viajaban por caminos paralelos. El consejero de Presidencia era consciente de que no podía abandonar el barco en vísperas de unas elecciones autonómicas. Finalmente, ha aparecido la tercera vía con un cargo que nadie ocupaba aunque lo recogen los estatutos. Andalucía se asegura así un mayor peso en la dirección nacional. Moreno conserva, al menos por el momento a su mano derecha y Bendodo consigue un billete de ida y vuelta entre San Telmo y Génova, al menos hasta que las urnas dictaminen el futuro de Andalucía. Después ya se verá si se disuelve el tándem.
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