Editorial: Unidad frente a la secesión

28 de octubre 2015 - 01:00

LA propuesta presentada ayer por los partidos independentistas en el Parlamento catalán es algo más que una "provocación", tal como la definió Mariano Rajoy, o un "pulso", como la llamó Pedro Sánchez; es una declaración de rebeldía, la voluntad expresa de funcionar al margen del marco constitucional vigente para conseguir la secesión de Cataluña. La declaración, apoyada por Juntos por el Sí y la CUP, inicia el proceso de independencia unilateral e insta al Gobierno catalán a cumplir, en exclusividad, las órdenes emanadas del Parlamento autonómico y a obviar los mandamientos del Tribunal Constitucional. Nos encontramos, por tanto, ante una proclama de independencia sin matices que llama forzosamente a utilizar todos los mecanismos legales que el Estado posee para impedirla, de modo sereno, pero proporcional a la gravedad de los hechos en cada momento. Es lo que anunció el presidente Rajoy después de que la resolución fuese presentada, y en estos momentos hay que solicitar el apoyo a cuantas medidas pueda adoptar el Gobierno. El desafío es tal que no se puede descartar ningún acto, ni siquiera la apertura del mecanismo del artículo 155 de la Constitución, que autoriza incluso la suspensión de la autonomía en caso de que se atente contra el "interés general". En estos momentos hay que reclamar unidad y firmeza en una respuesta que siempre debe estar anclada en la ley. El artículo 155 exige la aprobación del Senado, que quedaría sustituido en esta ocasión por su comisión permanente. Antes de ello, el Gobierno y los partidos constitucionalistas deben evitar que la declaración sea admitida por la Mesa del Parlamento, hay fundamentos jurídicos de sobra, y si ello no fuera posible por la mayoría independentista, tiene que enviarla al Constitucional. La reciente reforma del tribunal le permite suspender de sus funciones a quienes no cumplan con sus dictámenes, de modo que, en este caso, bien podría actuar contra la presidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell, o el propio Artur Mas. Rajoy dio un paso importante al abrir una vía de comunicación permanente con el socialista Pedro Sánchez y con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera. Cabe lamentar el posicionamiento de la marca de Podemos a favor de la elección de Forcadell, pero es necesario que este partido decida dónde quiere estar: si con la permanencia del país o con la segregación. Si es lo primero, hay que contar con ellos. A medida que el Estado muestre su fortaleza legal y democrática, las incoherencias de los independentistas irán saltando por los aires, contradicciones como la de servir de cobertura a quienes implantaron durante décadas un sistema corrupto de mordidas.

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