Contrarreloj para evitar la vuelta a las urnas
La desbandada en la dirección socialista bien puede facilitar la investidura de Rajoy o bloquearla aún más.
La crisis abierta en el PSOE, que se precipitó ayer con la dimisión de buena parte de la Ejecutiva del partido, podría facilitar una hipotética investidura o, por contra, bloquear aún más la situación política y abocar al país a la convocatoria de terceras elecciones en el plazo de un mes.
El primer hito en este calendario frenético comienza hoy, cuando se reúna lo que queda de la Ejecutiva del PSOE para intentar convocar un nuevo congreso del partido que renueve la dirección y saque al partido del marasmo.
Sánchez se aferra al cargo y, a falta de una nueva dirección de urgencia que cambie el rumbo del partido, todo indica que el todavía secretario general de los socialistas mantendrá su no a la investidura del candidato del PP, Mariano Rajoy.
Es más, a pesar del maremoto en sus filas, el secretario de Organización, César Luena, insistió ayer en que su intención es seguir intentando un Gobierno "de cambio" junto a Podemos y Ciudadanos, a pesar de que ambos socios se vetan entre sí.
Un hecho que impide, de facto, que esa investidura saliera adelante, a lo que se suma que Pablo Iglesias, que advertía ayer que esa posibilidad, a día de hoy, es "ciencia ficción". "Si empezamos a negociar el 23 de octubre es completamente imposible", lamentó en declaraciones en el Congreso.
Hay que tener en cuenta que sólo habría una semana de plazo antes de que las Cortes se disuelvan el 31 de octubre al haber pasado los dos meses desde la investidura fallida de Rajoy: "Es completamente irreal imaginar que el Jefe del Estado pueda hacer un encargo, que podamos negociar un Gobierno. Además nosotros tenemos que hacer una consulta a las bases. Eso no es real", enfatizó Iglesias.
La otra opción es que Pedro Sánchez renuncie finalmente al puesto y deje paso a una gestora más proclive a facilitar, con la abstención del PSOE, un Gobierno de Rajoy.
El calendario hasta el 31 de octubre obliga a acelerar los plazos. Sólo quedan tres semanas hábiles para convocar un debate de investidura, y, previamente, el Rey debería celebrar una ronda de consultas para sondear las intenciones de todos los partidos.
Una semana factible para esa ronda sería la del 10 al 14 de octubre, en la que el día 12 es jornada festiva.
Si el Monarca propone un candidato, el Pleno de investidura podría celebrarse el 18 y 19 de octubre, día en el que se celebraría la primera votación, en la que el candidato necesita mayoría absoluta. La segunda votación, en la que el candidato ya sólo requeriría de mayoría simple, se convocaría 48 horas después, esto es, el viernes 21 de octubre.
Esto con el plan más optimista, aunque todo indica que no podrá convocarse ese debate de investidura hasta la ultima semana de mes, al límite del plazo para disolver las Cortes y convocar elecciones. Ese hipotético debate se celebraría el 25 y 26 de octubre y la segunda votación y definitiva el viernes 28.
A Rajoy le faltaron seis votos del Congreso para ser investido y entonces, como ahora, todas las miradas estaban puestas en el PSOE.
Se reclamó al líder del PSOE, Pedro Sánchez, una abstención de su partido como gesto en favor de la gobernabilidad del país y, entonces, como ahora, se negó.
Una negativa que ha tenido mucho que ver en la sublevación de la mitad de su Ejecutiva, que ayer renunciaba al cargo para intentar forzar su marcha y el cambio de rumbo en el PSOE, aunque Sánchez hace otra interpretación de los estatutos, se ha atrincherado e insiste en que el Comité Federal del sábado deberá convocar un congreso extraordinario para remodelar la Ejecutiva.
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