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Bibiana Aído será la primera ministra de Igualdad

Magdalena Álvarez es firme candidata a seguir al frente del Ministerio de Fomento.

Jorge Bezares/J.m.m.p / Cádiz

12 de abril 2008 - 07:00

La gaditana Bibiana Aído figura en la lista de Rodríguez Zapatero como ministra de Igualdad. Así lo confirmaron anoche fuentes socialistas, que no ocultaban su asombro, a la vez que alegría, por este nombramiento nada previsto. Bibiana Aído, nacida en Alcalá de los Gazules, obtuvo su acta de parlamentaria autonómica en las elecciones del pasado 9 de marzo, de modo que su nombramiento no figuraba en ninguna de las previsiones del PSOE de Andalucía. Aido, de 32 años, ha sido con anterioridad la directora de la Agencia Andaluza de Flamenco y antes fue delegada provincial de Cultura. Su padre fue el primer alcalde democrático de Alcalá, por lo que Bibiana Aido perteneció desde joven al PSOE, aunque ha seguido una carrera autónoma que muchos pensaban con gran proyección. La actual ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, también se quedaría, según estas mismas fuentes, en el Gobierno y posiblemente en Fomento.

En los primeros días de esta lluviosa Feria de Sevilla, el presidente de la Junta y secretario de los socialistas andaluces, Manuel Chaves, comentó que si él fuera Zapatero y tuviera decidido contar con Magdalena Álvarez, la dejaría al frente del Ministerio de Fomento. Al final, todo hace indicar que Magdalena Álvarez conservará la cartera encargada de las obras públicas en España al menos hasta 2010, fecha en la que Zapatero remodelará más profundamente el Gobierno para afrontar la segunda mitad de la legislatura y posiblemente su candidatura por tercera vez a la presidencia del Gobierno en 2012.

Pero de ser así finalmente, la permanencia de la malagueña en dicho cargo no ha resultado nada fácil. Fuentes cercanas a Presidencia del Gobierno fijaban el pasado miércoles en la resistencia de Magdalena Álvarez a dejar Fomento a cambio de otro destino ministerial -Industria o Administraciones Públicas, principalmente- uno de los escollos que tenía Zapatero para cerrar el nuevo Gobierno socialista.

Entre la primera votación y la investidura de ayer, el ya presidente del Gobierno ha debido entender que la salida de la malagueña de Fomento podría ser interpretada como un castigo por el retroceso del PSOE andaluz en las legislativas y autonómicas del pasado 9 de marzo, como una bofetada política, en definitiva, al propio presidente de la Junta. Y aceptó incluirla en el nuevo Gabinete como máxima responsable de la obra pública en España.

Esta más que probable decisión de Zapatero ha tenido una tensa trastienda. Los socialistas andaluces han mantenido desde la cita electoral unas tensas negociaciones, en el seno del PSOE y del Grupo del Congreso, con los socialistas catalanes, que se autoproclamaron los principales vencedores de las legislativas y que se dispusieron a rentabilizarlo con la inclusión de la catalana Teresa Cunillera como vicepresidenta primera de la Cámara Baja a cambio de la secretaría primera para el onubense Javier Barrero. En la dirección del Grupo, la secretaría primera para la gaditana Mamen Sánchez se compensó con la segunda del barcelonés Daniel Fernández. Fruto de esta negociación se acordó, al parecer, que, en el caso de que Magdalena Álvarez saliera del departamento de Fomento, ningún político catalán ni andaluz ocuparía este cargo. Sin embargo, con el transcurso de los días, el PSOE andaluz, con 11 diputados más que un PSC que, además, mantiene su reivindicación de formar algún día un grupo aparte, ha hecho valer de cara a Zapatero su peso real en el Grupo Socialista en el Congreso, y ha mantenido el apoyo a Magdalena Álvarez para que sólo aceptara continuar en Fomento. La concesión de Zapatero a CiU -pero también al PSC y al tripartito catalán- de la publicación de las balanzas fiscales ha fortalecido la posición de los socialistas andaluces.

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