Artur Mas: ¿El principio o el fin?

El hombre que proclamó el jaque a España se la jugó a todo o nada y se quedó en medio.

Sara Barderas (Dpa)

27 de septiembre 2015 - 23:13

Madrid/Barcelona/Artur Mas jugó a todo o nada y se quedó en medio. El futuro político del que ha sido jefe del Ejecutivo de Cataluña durante los últimos cinco años está en suspenso con el resultado de las elecciones autonómicas de este domingo, que logró convertir en un plebiscito de facto sobre la independencia de España.

Como padre de los comicios, reconocidos unánimemente en el país como clave para su futuro y para el de Cataluña, Artur Mas ganó una batalla, pero que vaya a lograr la victoria final no está tan claro.

El plan del líder catalán es encabezar un gobierno de concertación que siente las bases para proclamar la secesión en un plazo máximo de año y medio. Así anunció que haría si en estos comicios el independentismo lograba la mayoría absoluta en el Parlamento catalán.

Pero Junts Pel Sí (Juntos por el Sí), la candidatura en la que incluyó a su partido, Convergència, junto a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y personas procedentes de movimientos civiles secesionistas, ganó los comicios sin llegar a ella.

Para continuar con el plan independentista, la lista de unidad se ve abocada a contar con los diputados de la CUP, un partido secesionista y antisistema de izquierdas que no quiso formar parte de ella. La CUP quiere la independencia, de hecho la quiere ya, pero no quiere a Mas.

El jefe del Ejecutivo catalán en funciones se sitúa en el polo opuesto de la ideología de la CUP. Al frente de Convergència, su partido liberal, aplicó ajustes frente a la crisis económica, muy criticados por el partido de izquierdas. Los recortes le valieron de hecho el sobrenombre de Artur Manostijeras. Además, su formación se está viendo salpicada por escándalos de corrupción.

El líder catalán dijo que si la candidatura de unidad que auspició no ganaba las elecciones, se retiraría. Pero podría tener que hacerlo pese a haber sido la más votada. Su futuro está en manos de la CUP.

El hombre que ha planteado la mayor amenaza a la unidad de España en sus casi 40 años de democracia no fue siempre un independentista. El secesionismo, de hecho, era para Mas hasta hace unos años algo "anticuado, oxidado, frustrante e irresponsable".

Él sitúa el punto de inflexión en junio de 2010, cuando el Tribunal Constitucional español echó abajo artículos clave del nuevo Estatuto de Autonomía que aumentaban competencias y reconocían a Cataluña como nación. "No me siento un salvador de este país, me siento un servidor", dijo al ser investido jefe del gobierno catalán en diciembre de ese año.

El azote de la crisis económica alimentó el independentismo, y Mas acabó agarrando las riendas de un proceso hacia la secesión en 2012, después de que el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, rechazara su petición de una financiación preferente para Cataluña.

Nacido en 1956 en una familia acomodada y educado en el Liceo francés, terminó Ciencias Económicas y Empresariales en Barcelona en 1974. Su educación le dio algo que escasea entre los políticos españoles: los idiomas. Además de catalán y castellano, domina el francés y el inglés. Entre sus aficiones está la historia de España y leer a poetas franceses como Baudelaire, Verlaine y Víctor Hugo.

Según cuentan compañeros de carrera, lo suyo fueron los estudios y los paseos en yate. La política no parecía importarle y rehuyó los avatares finales de la dictadura y de la transición democrática. Recién licenciado trabajó en un grupo de producción de material logístico y después dirigió una sociedad de inversiones. No fue hasta casi los 30 años cuando se afilió a Convergència, un partido liberal que durante décadas no defendió la independencia.

Una vez en política, hizo carrera ascendente por sus dotes de tecnócrata: de concejal en el Ayuntamiento de Barcelona a los gobiernos de Jordi Pujol, ahora imputado por haber tenido en paraísos fiscales una fortuna sospechosa de proceder de comisiones ilegales durante su 23 años al frente del Ejecutivo catalán.

Pujol lo eligió como delfín en 2001. Y aunque Mas se ha alejado ahora del ex presidente, planea sobre él la duda de cómo no supo nada de los tejemanejes de su mentor habiendo sido consejero de Economía y Finanzas y conseller en cap, una especie de jefe de gobierno.

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