Andalucía mantiene el tono
Manuel Chaves y Gaspar Zarrías han sido partícipes de la Operación Rubalcaba, aunque el ex consejero no consigue la secretaría de Organización en el PSOE
Hay varias formas de calibrar cómo ha quedado la presencia andaluza en el Gobierno tras la crisis ministerial, algo en lo que posiblemente no pensó José Luis Rodríguez Zapatero cuando diseñó su nuevo gabinete. Ni en Andalucía ni, por ejemplo, en Cataluña, que se ha quedado con una única ministra, Carmen Chacón, tras la marcha de Celestino Corbacho. Ni en Galicia, que al salir Elena Espinosa de Medio Ambiente pierde una representante en un departamento de especial incidencia en esa comunidad. Se supone que los presidentes no piensan en estos ajustes territoriales, aunque el PSOE andaluz no dejó de realizar lecturas desde ayer. Todas ellas muy positiva.
La primera, la más llamativa, dice así: de los tres vicepresidentes del Gobierno, dos provienen de circunscripciones andaluzas, Manuel Chaves y Alfredo Pérez Rubalcaba, que es diputado por Cádiz. También se podrá argumentar que sale una ministra (Bibiana Aído, de Igualdad), aunque entra otra (Rosa Aguilar, en Medio Ambiente). E, incluso, que Manuel Chaves, vicepresidente tercero, asume más responsabilidades: la de Función Pública. Es más, desde el Gobierno andaluz se llegó a subrayar que el nuevo ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, es de Jaén; bueno, que nació en Arroyo del Ojanco. Y Trinidad Jiménez es de Málaga.
Lo cierto es que, tras los numerosos cambios que Zapatero efectúo en el día de ayer, el Gobierno central mantiene un fuerte tono andaluz, aunque se produce una baja importante para el PSOE en la comunidad: la protagonizada por Bibiana Aído, a lo que hay que sumar las expectativas frustradas sobre Gaspar Zarrías.
El ex vicepresidente andaluz era uno de los hombres que había sonado como ministro de Trabajo en sustitución de Celestino Corbacho, aunque su opción más real lo situaba en la secretaría de Organización del PSOE, el número tres de este partido. Finalmente, el PSOE ha optado por Marcelino Iglesias, presidente de la comunidad autónoma de Aragón, para este cargo, aunque Zarrías no puede considerarse un perdedor del cambio. De hecho, tanto Manuel Chaves como Gaspar Zarrías habían participado en la Operación Rubalcaba; ambos querían que fuera el ministro de Interior quien se destacase como hombre fuerte del Gobierno de cara a una posible sucesión. Zarrías seguirá en la secretaría de Política Institucional del PSOE, un puesto de importancia en la Ejecutiva federal, ahora que se abre un año de importantes cambios en la organización socialista.
Sin dudas, la mayor pérdida para el PSOE andaluz es la salida de Bibiana Aído. La gaditana ha estado al frente del Ministerio de Igualdad desde el año 2008. Su cargo se acaba a la vez que su departamento, a pesar de que fue uno de los nombramientos estrellas de Rodríguez Zapatero. Aído conoció la decisión del presidente cuando se encontraba ayer en Telecinco. En directo y en frente de un periodista. Zapatero llamó a su teléfono móvil justo cuando ésta entraba en el plató, pero el celular ya se lo había dejado a una de sus colaboradoras. La ministra encajó como pudo la mala noticia que le estaban dando, aunque ello no le impidió aceptar la proposición que el presidente le realizó después: seguir en Igualdad, pero como secretaria de Estado.
Una persona cercana a la ministra aseguró que ésta había comprendido que Rodríguez Zapatero tenía que reducir el número de ministerios. Pero "como siempre, afecta a la parte más débil", matizó esta colaboradora. Aído, que durante su mandato ha conseguido sacar adelante la nueva ley del aborto, impulsará ahora desde un segundo puesto la otra norma que tenía entre manos, la de igualdad en el trato. No obstante, Bibiana Aído conserva intactas las mismas posibilidades de jugar en la política andaluza que tenía antes de ser ministra; no parece que esto vaya a alterar las muchos o pocos apoyos que pudiera tener. La ministra se había convertido en una buena colaboradora del presidente andaluz, José Antonio Griñán, con quien mantenía una relación de complicidad desde el último congreso del PSOE de Andalucía.
El nombramiento de Rosa Aguilar es diferente. En cierto sentido no cubre la salida de Aído. La ex alcaldesa de Córdoba, aunque conoce muy bien Andalucía, no participa del juego de poderes del Partido Socialista en la comunidad (de hecho, no es militante), y ha hecho mucha más política en Madrid que en la comunidad autónoma.
Pero en eso, Rodríguez Zapatero ha perseguido el mismo objetivo que José Antonio Griñán quiso cuando la fichó: hacer un guiño al votante de Izquierda Unida.
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