"Ahora saben que no vinimos sólo a poner la bandera española"

La única alcaldesa popular de Guipúzcoa abandona con satisfacción el cargo en esta localidad situada en el corazón de la región más proclive a los 'abertzales'

Ana Burgueño (Efe) / S. Sebastián

25 de abril 2011 - 05:05

Regina Otaola dejará en junio la alcaldía de Lizarza, el primer ayuntamiento guipuzcoano en el que ha gobernado el PP. Fue recibida con hostilidad en este feudo tradicional de la izquierda abertzale, pero cree que en estos cuatro años algunos saben ya que no fue sólo a colocar la bandera española. La despedida de Lizarza va acompañada de su abandono de la política, tras el distanciamiento de quienes accedieron a la dirección del PP vasco después de la renuncia de la anterior presidenta, María San Gil, con la que sí habría continuado, asegura en una entrevista con Efe.

De Lizarza dice que no se va con pena, pero Otaola admite que tiene una "espina clavada" por no haber podido construir, a causa de un largo proceso burocrático, una nueva ikastola para sustituir a la actual, aunque espera dejarla encauzada para que su sucesor pueda ponerla en marcha.

Era su proyecto estrella dentro de las pequeñas actuaciones que, según explica, se pueden acometer con un presupuesto limitado, de 570.000 euros, en un pueblo de 643 habitantes, al que llegó tras obtener 27 votos en unas elecciones en las que sólo el PP presentó lista en Lizarza al ser anulada la candidatura de la izquierda abertzale.

Dice que el primer año pidió a los vecinos que le transmitieran sus peticiones y necesidades, y a partir de ahí comenzaron los arreglos: caminos, un puente, el área de juegos infantiles y "pequeñas cositas" en el cementerio, entre otros.

"Sí, hay menos hostilidad, en algunos. Creo que han visto que hemos venido y hemos hecho todo lo que hemos podido, que no hemos tomado esto a beneficio de inventario, que no veníamos a poner la bandera y se acabó", señala, satisfecha por otro lado de que la enseña siga ondeando en el consistorio, cumpliendo "la legalidad vigente".

Afirma, no obstante, que el acoso de los primeros meses, los insultos y las amenazas cesaron únicamente "por táctica política", piensa que no ha habido "convencimiento de ningún tipo".

"Eso no va a cambiar. No creo que porque ahora se llamen Sortu hayan cambiado de mentalidad. Siguen teniendo un odio feroz hacia lo que nosotros representamos", explica Otaola, quien de vez en cuando ve cómo alguien la mira "fatal" o le dice "alguna lindeza", pero también le llega algún saludo, impensable en los comienzos. Opina que Bildu podrá concurrir a las elecciones de mayo, lo ve más difícil con Sortu, y duda de que ETA vaya a desaparecer así, por arte de magia.

Sumamente crítica con el Gobierno del PSOE y fiel a las tesis del ex ministro del Interior Jaime Mayor Oreja, teme que la política antiterrorista de José Luis Rodríguez Zapatero lleve a ETA a las instituciones "para que al final haga lo que han estado haciendo hasta ahora, teniendo poder y chantajeando". "Estoy encantada, por supuesto, de que se haya cogido ese arsenal y habrá más de esos. Lo que no sé es si eso se podía haber hecho antes", recalca Otaola, que sitúa la última operación contra ETA en el "tira y afloja" de un proceso negociador entre el Gobierno y la banda terrorista que da por seguro.

Tampoco ocultó nunca sus discrepancias con el equipo del actual presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti. Llegó a decir que no deseaba "tragar más quina", pero en este momento no quiere hacer reproches y opta por un expresivo silencio.

Afirma que no siente amargura, sí "un cierto desengaño" después de vivir su época "más dura y difícil" con la crisis interna que acabó con la dimisión de San Gil, porque en definitiva la brecha se abrió entre "compañeros".

Otaola no se ha planteado dejar el partido. "En el PP cabemos todos", dice, aunque ahora su papel será de militante de base.

Mientras, estará en el paro. Asegura que un gobierno popular reconducirá los problemas económicos del país, lo que cree que le dará mayores oportunidades para encontrar trabajo, algo que prefiere que ocurra fuera del País Vasco.

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