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"Las superbacterias se postulan ya como una amenaza problemática"

Jordi Figuerola | Biólogo

El experto en transmisión de enfermedades a través de mosquitos sugiere mantener la precaución con el virus del Nilo "hasta los primeros fríos de noviembre"

El investigador Jordi Figuerola, junto a los mosquitos objetos de estudio en la Estación de Doñana. / José Ángel García

La irrupción del SARS-CoV-2 y la de los brotes del virus del Nilo cuestionan a ese sector de teóricos que vino a anticipar en el siglo XX cómo el desarrollo económico traería consigo la erradicación de las enfermedades infecciosas. Jordi Figuerola (Barcelona, 1971) es un investigador en la Estación Biológica de Doñana que vive cerca de Coria del Río (Sevilla), uno de los principales focos del virus del Nilo y, como experto en la transmisión de enfermedades por mosquitos, tiene más que revisado que no haya recipientes con agua acumulada de las lluvias junto a su casa. Tampoco deja de recomendar las mosquiteras y el uso de repelentes a primera y última hora del día y no rondar arrozales y humedales.

Explica Figuerola que las poblaciones de los mosquitos responsables de la transmisión de la enfermedad (ambos del género Cúlex) han disminuido "de manera importante", pero que hay que mantener las medidas de control y prevención "hasta los primeros fríos de noviembre". Conviene, añade, empezar a actuar para reducir la proliferación de estos insectos en primavera.

–¿Fue causalidad que los brotes del virus del Nilo llegaran justo en medio de una pandemia del coronavirus?

–La menor actividad humana durante el confinamiento fue un factor, pues propició que los mosquitos encontraran más zonas para reproducirse. También han coincidido una primavera muy lluviosa, que facilitó la reproducción de los mosquitos; y la falta de programas de control de las poblaciones, que facilito la transmisión del virus.

–Parecía una maldición.

–En Andalucía hay evidencia de la circulación del virus desde 2003. La OMS la considera una enfermedad reemergente en Europa desde 1996.

–España, Italia, Grecia, Rumanía, Hungría... Y recientemente se han registrado por primera vez infeccciones en Alemania.

–Los últimos veranos cálidos pueden ayudar a que el virus encuentre las condiciones adecuadas para su transmisión en nuevas zonas. El aumento de las temperaturas permite que los mosquitos se reproduzcan durante más tiempo y está asociado, además, a una mayor velocidad de desarrollo del virus en los mosquitos.

–El virus del Nilo se contagia por la picadura de un mosquito que previamente ha picado a un ave infectada. ¿Afecta el número de aves en un territorio?

–La población de aves está disminuyendo drásticamente en Europa debido a la actividad humana. Eso tiene consecuencias importantes. Las aves tienen un gran impacto sobre las poblaciones de mosquitos y otros insectos que amenazan la salud y la economía.

–El hombre y el clima, el tanto monta del cambio climático.

–En términos de salud pública hay amenazas como la expansión del mosquito tigre en la península que está favoreciendo brotes de enfermedades tropicales como el del virus Dengue.

–Parece una película de terror.

–El tráfico de neumáticos usados y de plantas vivas ha expandido el mosquito tigre desde Asia, donde ha vivido originariamente, a América y Europa.

–¿La eliminación de mosquitos afecta al resto del ecosistema?

–Desgraciadamente, en las condiciones actuales de transmisión del virus del Nilo es necesario combinar actuaciones de prevención, para no permitir que se desarrollen las larvas, con tratamientos dirigidos a reducir la población de adultos, que, además de matar mosquitos, tendrán efectos colaterales sobre otros insectos y que si no son utilizados correctamente pueden perjudicar al medio ambiente.

–La Junta disponía de un informe vuestro desde 2006 que avisaba de la aparición del virus del Nilo y de la necesidad de tomar medidas de control. ¿Son los gestores negacionistas?

–Probablemente se trate de un problema de prioridades. En tiempos de crisis se ha descuidado la vigilancia y control de las enfermedades transmitidas por mosquitos y otros vectores como flebótomos y garrapatas. El problema de estas zoonosis, enfermedades que se transmiten de animales a humanos, es que pueden estar circulando durante años en una zona con una baja incidencia hasta que encuentran las condiciones adecuadas para que aparezca un brote más importante.

–¿Hay factores que favorecen las transmisiones zoonóticas?

–Existe una enorme diversidad de patógenos que afectan a la fauna silvestre, de los que sólo conocemos una parte muy pequeña. El problema es que estos patógenos pueden mutar y en algunos casos reproducirse en el ser humano. La destrucción de los ecosistemas y la fragmentación de los hábitats hacen que estemos más expuestos a estos organismos.

–Como el mercado de Wuhan donde comen pangolines, ¿no?

–Los mercados de animales favorecen este contacto, también las especies invasoras están alterando este equilibrio. Por ejemplo, cada vez se detectan mas mapaches en España que fueron mascotas. El mapache, además de ser un importante depredador que puede afectar a otras especies, es un reservorio de la rabia.

–Hay quien asocia la incapacidad del ser humano de estar quieto a la propagación de enfermedades.

–La velocidad y magnitud del movimiento de mercancías y personas hace que una enfermedad infecciosa pueda dispersarse por todo el planeta en unas pocas semanas, aprovechando el trafico aéreo. Ha quedado bien demostrado con el coronavirus.

–¿Se atreve a predecir enfermedades que puedan sorprendernos en los próximos años?

–Serán probablemente de origen zoonótico. Hay amenazas que se postulan ya para generar problemas, una muy importante es la aparición de resistencia a los antibióticos en bacterias, las llamadas superbacterias.

–Algo habrá que hacer...

–La salud humana, la animal y la ambiental están relacionadas. Necesitamos pasar de una estrategia de tapar agujeros a una que nos permita identificar que patógenos son un mayor riesgo para la salud humana. En España tenemos virus zoonóticos, como el Crimea-Congo, Usutu, Toscana o Granada, que circulan entre los animales y que pueden producir brotes en humanos en el futuro.

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