"En la vida política y judicial no hacemos autocrítica"
-¿La crisis está perjudicando mucho a la Justicia?
-Está afectando a todos los sectores. Ahora también estamos pendientes de las decisiones que se tomen.
-¿En qué se nota más?
-Afecta en que no habrá aumento de plazas judiciales ni creación de nuevos juzgados. También afecta para los refuerzos de juzgados con funcionarios o jueces de apoyo. Y tener menos recursos es un problema para la modernización tecnológica, que es muy necesaria.
-¿No se podrá mejorar?
-Al no haber un aumento del gasto público va a ser muy difícil. El sistema es muy obsoleto en las prestaciones tecnológicas, que impiden dar un mejor servicio. Otro aspecto a considerar para mejorar sería la redistribución de efectivos.
-¿En qué sentido?
-A veces se plantea si tenemos muchos funcionarios. Quizá no hay muchos, pero sí es cierto que no están bien empleados. Haría falta una reorganización.
-¿La lentitud es el gran problema de la Justicia?
-La lentitud es el principal factor negativo. Obedece a muchos factores. La Justicia está obsesionada con el papel, tiene un problema tecnológico. El sistema es rígido, y hay que modernizar y dimensionar el volumen de entrada de asuntos. También hay que buscar soluciones extrajudiciales y reformar el procedimiento penal, que es donde hay más lentitud y duplicidades.
-¿Nos olvidamos de las Ciudades de la Justicia que siguen pendientes?
-No lo he citado entre las consecuencias de la crisis, pero parece que ya está en el subconsciente de todos. Va a ser muy difícil contar con edificios nuevos y modernos, por lo que seguiría la dispersión. Es un contrasentido porque se están pagando alquileres muy costosos.
-¿Sería mejor invertir en edificios nuevos?
-Pienso que sí. Hoy se habla de racionalización, de concentración de recursos, de ajuste de costes... La dispersión va en contra de todo eso. Obliga a tener más personal y encarece servicios.
-Algunos plantean la devolución de las competencias de Justicia al Estado.
-El Estado autonómico tiene ventajas que no se deben cuestionar. Es cierto que se pueden recentralizar algunas materias. En Justicia es muy conveniente una mejor coordinación, al tener tres centros decisorios, que son el Ministerio, el Consejo del Poder Judicial y los gobiernos autonómicos. Esa coordinación es una asignatura pendiente. Hablar de devolver competencias de Justicia, Sanidad o Educación ya tiene otro calado político.
-¿Los jueces tienen demasiado protagonismo?
-El juez no debe ser protagonista. A veces se convierte en protagonista, sin quererlo, por el calado del asunto. Si tienes un asunto mediático, como el de Campanario, el juez se hace mediático, aunque no quiera.
-A veces el protagonismo se les vuelve en contra, como le ha pasado a Garzón.
-No siempre hay que buscar los culpables fuera. Se observa en la vida política y judicial, como en casi todo, que no hacemos autocrítica de nuestros errores. Vamos de víctimas, buscando las causas fuera. En ese caso, se podría discutir si el resultado es el más correcto, pero sin atribuirlo a complots.
-Otro asunto polémico ha sido el de Carlos Dívar. ¿Ha dañado al Poder Judicial?
-Sí, no podemos negar la evidencia. Afecta al crédito de la institución y los jueces. El Consejo General del Poder Judicial es un órgano más político que judicial, pero tiene una imagen. Ha existido un descrédito ante la ciudadanía y ahora hay que recuperar la imagen.
-¿Cree que Dívar se ha propasado con los viajes?
-Es delicado responderlo porque desconozco el tema con detalle. Sólo puedo decir que la austeridad y la justificación debe ser la regla de oro en los gastos.
-¿Y qué opina de Griñán criticando a la juez Alaya?
-Creo que hay que respetar la labor judicial. Sin entrar en el detalle de Griñán, sobran ciertos comentarios, se puede discrepar por el fondo de un asunto, pero sin adjetivaciones innecesarias, sin criticar en general. Cuando un asunto es delicado y preocupante como éste, lo que hay que desear es que se investigue y se aclare.
-¿No es excesiva la sanción al juez Francisco Serrano por dejar salir a un niño en una procesión?
-De todas las críticas que hemos tenido en este caso, ésa es la que puede entenderse, pensar que es desproporcionado. Llegamos a la conclusión de que había un reproche penal, pero el castigo era excesivo y por eso planteamos un indulto.
-¿Iban a por este juez?
-Pensar que era un complot político de un lobby feminista, como se ha dicho, es no saber lo que ha pasado. El tema es muy complejo y tiene muchos matices que afectan a la actuación de un juez, como si el fin justifica los medios, entre otros. Había irregularidades procesales, pero el problema es que no existe un término medio para la sanción.
-¿Piensa que eso se debería cambiar?
-Hay una laguna, que quizá se debe tener en cuenta para posibles casos análogos. Pero para eso está también la figura del indulto. En algunos países se plantea que la prevaricación culposa deje de ser delito y lo sea solamente la dolosa. Es más complejo de lo que parece, no es sólo el caso de un niño que sale en una procesión.
-¿La Justicia está demasiado politizada?
-Los jueces ponen las sentencias en función de los hechos. Pienso que eso de la politización no se dice por la justicia ordinaria, sino por las decisiones del Tribunal Constitucional, que se extrapolan al sistema judicial.
-Se habla de jueces progresistas y conservadores.
-Eso está haciendo daño a la justicia y a toda la sociedad. Reproducir cuotas políticas de derecha o izquierda, de conservadores o progresistas, hace mucho daño.
-¿Está satisfecho con su gestión en el TSJA?
-Es complicado decirlo en estos tiempos. Todo el tiempo y el interés que puedo se lo dedico. Me gustaría mejorar las cosas y se te queda una sensación agridulce.
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