“Lo valiente es actuar a pesar del miedo”

Gio Zararri (Vitoria, 1978) es el seudónimo de Sergio González de Zárate Pérez de Arrilucea. Ingeniero informático y coach experto en el trastorno de ansiedad, ha escrito distintos libros impulsado por la necesidad de compartir sus conocimientos y su experiencia en trastornos emocionales. El último es El fin del miedo (Zenith), un manual para comprender, afrontar y superar los temores que nos bloquean y nos impiden vivir con serenidad. 

–¿Qué es el miedo y cómo nos hace daño?

–El miedo hay que entenderlo como una emoción una emoción positiva y buena. Nos genera malestar porque nos intenta hacer entender que esa situación es un peligro, por lo que el cuerpo y la mente lo entienden como algo negativo, pero no es así. El miedo intenta ser un aviso, una alarma, de algo peligroso, pero nos ha ayudado a evolucionar y sobrevivir. El problema es cuando es extremo, excesivo, un trastorno de ansiedad, una fobia… ahí es cuando nos condiciona y limita porque es desmesurado, y hay que tratarlo

–Los miedos, ¿se aprenden o son innatos?

–Hay diferentes tipos de miedo, hay muchos que se aprenden y otros que son innatos. Los innatos han evolucionado junto a los seres humanos desde hace tanto tiempo que, al final, como que vienen de serie: el miedo a las arañas, a la serpientes, a los desastres naturales... Todos nacemos con ese tipo de miedos. Pero hay otros tipos aprendidos que dependen de cada persona, de la realidad que le ha tocado vivir; por ejemplo, hay miedos que tienen que ver con estos nuevos tiempos, como el uso de la nueva tecnología, que vamos aprendiendo y pueden convertirse en innatos si los mantenemos. Es un aspecto evolutivo. Cuando es innato, el mecanismo del miedo es mucho más rápido.

–Todos tenemos miedo, pero ¿cómo podemos identificar que supera lo que se considera ‘normal’?

–Lo que nos indicaría si es un miedo normal o extremo es si nos limita o condiciona nuestra vida, como puede ser la agorafobia, el miedo extremo a salir a la calle. El miedo y la ansiedad es un mecanismo que nos avisa de que estamos yendo a la deriva. Hay temores vitales, como el ser despedido o sentir ansiedad en un ambiente laboral que no nos hace sentir llenos, en los que el modo en que vivimos esa sensación nos puede dar a entender que esa experiencia, en vez de ayudarnos, nos está haciendo daño.

–¿Qué relación tienen ansiedad y miedo?

–El miedo es un activador, una emoción que nos indica una sensación de peligro. La ansiedad se produce cuando el miedo activa una serie de cambios hormonales y físicos para rápidamente ponernos a salvo. Ésa es la ansiedad buena. En cambio, el trastorno de ansiedad se da en situaciones que no tienen nada de peligroso y provoca una falsa alarma. Las personas que sufren ese trastorno viven con una falsa alarma constante, lo que puede generar otro tipo de problemas, como cardíacos o de salud mental.

–¿Influyen nuestros hábitos de vida en el desarrollo de esos miedos?

–Totalmente. Hay personas genéticamente más predispuestas a convivir con ansiedad. Aparte de ello, el ambiente que generamos o el uso de sustancias o elementos que puedan generar más estrés o provocar cambios fisiológicos en nosotros y hacernos vivir de forma más hiperactiva puede hacer que se active ese trastorno. Siempre suele haber diferentes motivos. Lo bueno es entenderlos para saber qué tenemos que cambiar.

Hay que entender cómo funciona la ansiedad; la forma de equilibrar el miedo extremo es usar la parte racional”

–Habla del sesgo de la negatividad.

–Es una manera que tiene el cerebro para acortar la respuesta. Normalmente nos centramos en cosas negativas porque pensar en situaciones peligrosas hace analizar cómo responder a esa situación. 

–¿Cómo nacen las fobias?

–Las fobias son un tipo de ansiedad. Nacen a partir de situaciones vividas que activan la ansiedad. Esto sucede normalmente a nivel cerebral; la amígdala es un órgano que gestiona el miedo, que hace entender si esa situación es peligrosa o no, y el hipocampo, donde reside la memoria emocional, registra esos sucesos de forma binaria, como bueno o malo. Así, cuando una persona vuelve a exponerse a esa situación, si no ha sabido darle la vuelta a ese registro emocional, reaccionará evitándolo con síntomas de ansiedad. Las fobias llevan a que evites situaciones que tengan que ver con ese estímulo. El modo de evitar ese tipo de fobias es exponerte, pero hay que saber hacerlo.

–¿Cómo podemos gestionar el miedo?

–Es muy difícil porque muchas veces la manera en que reaccionamos al miedo es automática y ese mecanismo hace que la razón no se tenga en cuenta. Cuando sucede una situación que nos provoca ansiedad, pavor o miedo extremo, en vez de usar la parte racional del cerebro usamos sólo la emocional y la instintiva, que nos genera los síntomas de ansiedad y nos hace evitar ese tipo de situaciones. Ante ello, hay que entender cómo funciona la ansiedad y saber que la manera de equilibrarlo sería usar esa parte racional. No es fácil, pero poco a poco dándonos cuenta de que esa reacción es extrema y que lo que nos preocupa son los síntomas que sentimos, que es lo que hace que ese círculo vicioso se mantenga, podemos regular la manera en que reaccionamos al miedo. 

–¿Se puede convertir la ansiedad en un aliada?

–Sí. En el trastorno de ansiedad, convivir con esa dificultad nos hace luchar para sobreponernos. Cuando lo sufres, tienes que realizar cambios en tu vida: igual tienes que cambiar la manera de vivir, evitar situaciones estresantes o incluso personas o elementos que te generen malestar. En resumen, aprender a cuidarte. En ese aprendizaje de autocuidado se puede evolucionar y mejorar muchísimo, y darse cuenta de que en la vida no todo vale.

–¿El miedo es de valientes?

–Hay una frase que dice que lo valiente es actuar a pesar del miedo. El problema no es tener miedo, porque a veces hacer caso a esos miedos nos ayudan a sobrevivir. El problema es cuando nos limita y limita nuestro futuro. Ahí es cuando hay que ser un poco valiente. Eso es la evolución, mejorar a pesar de que el miedo está ahí.