"Estamos en tiempo de rebeliones tan necesarias como justas e inaplazables"
Juan Cobos Wilkins, poeta
-¿Tiene ángel de la guarda?
-Por justicia, compartimos y alternamos la faena: en estos últimos tiempos soy yo el ángel de la guarda de él. ¡No se imagina a los peligros y tentaciones que tengo que empujarlo!
-¿Ha tenido mucha añoranza del pasado cuando ha reeditado estos poemas en Donde los ángeles se suicidan?
-No. He revivido, eso sí, los momentos de su escritura. Revivirlos, no añorarlos. Además, la nostalgia ya no es lo que era.
-Argumenta que las alas son para quienes las trabajan. ¿Qué quiere decir?
-La palabra poética, ese beso de la lengua -y con lengua- entre ética y estética, es como una bomba de luciérnagas. Fusión de vuelo, asombro, entrega a la creación sin medianías ni apaños resultones, abrazo a la belleza insumisa, a la revolucionaria belleza que puede contener el pan y la luz. Y esto hay que ganárselo, ser digno merecedor de ello.
-Su ángel favorito es el rebelde, Luzbel. ¿Son malos tiempos para la rebeldía? ¿Estamos en el tiempo de la conformidad?
-Dijo el ángel: "Non serviam". No serviré. Y se rebeló. Esa bandera flamea libre en mi aire. Es tiempo de rebeliones tan necesarias como justas e inaplazables. Yo miro alrededor y me estremece la voraz sombra humana, a la par que me emociona la humana luz generosa.
-¿Hacia dónde ha evolucionado Juan Cobos Wilkins?
-Un día me vi como un funambulista que camina descalzo, y sin red, por un altísimo cable tendido en el vacío; en un extremo de mi pértiga llevaba la Pasión, en el otro, la Armonía. Hacia ese equilibrio continúo caminando. Pero sin confiarme, sin perder el vértigo, que es lo que te mantiene alerta y haciendo latir el corazón.
-¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
-¿La magdalena de Proust llorando como una Magdalena? No, ¿qué es eso de "entonces", "en mi época"? Tu época, tu tiempo, es todo aquel en el que estás vivo.
-¿Qué le ofrece la poesía que no le da la prosa?
-La intensidad del Misterio. ¿Y eso qué es? Ah, como en el poema, quien lo probó lo sabe. Pero no se salda en rebajas ni es posible el latrocinio, hay que conquistarlo, por eso las alas para quien las trabaja.
-¿Es un acto de valentía publicar un libro de poesía en la era del móvil?
-¿Pero era más fácil cuando sólo existía el teléfono fijo o cuando no había teléfonos?
-¿En general nos gusta ver más vídeos de gatitos que leer?
-Es porque los gatitos leen Ulises, de Joyce, y El paraíso perdido, de Milton, y luego los recomiendan a sus seguidores.
-¿Estamos sobreinformados y por eso nos hastía casi todo?
-La información se disfraza con la falsa piel del espectáculo. En los circos, yo siempre sentí el deseo de abrir las puertas de las jaulas.
-¿Qué pensó cuando nombraron a Màxim Huerta ministro de Cultura? Un hombre que fue tan de Twitter...
-El pajarito azul no come alpiste en mi mano, no tengo Twitter. El ex ministro fue una estrella… perseida, por lo fugaz.
-Se imagina que la llamada de Pedro Sánchez hubiera sido a su teléfono...
-No, no me lo imagino. Y eso que yo recogí parte de mi poesía en un volumen titulado La imaginación pervertida.
-¿Cuál hubiera sido su primera medida?
-Es que a la propuesta ministerial yo le habría dado calabazas, siempre habrá quien las sepa convertir en carrozas de cuento.
-¿El no pacto por la educación en 40 años de democracia es el gran fracaso de España?
-No hace mucho dije que una de las revoluciones pendientes es la buena educación, resultado en gran medida de una educación buena.
-¿La izquierda trata mejor que la derecha a la cultura?
-Más fuertes, más suaves, bofetadas nos han dado en ambas mejillas. ¿La mano?, depende de si es diestro, zurdo o ambidiestro. Pero la bofetada, ay, la bofetada… se recibe, como en la obra del exiliado Andréiev.
-Lorca, Machado, Cernuda.... ¿Cómo se puede menospreciar la cultura andaluza?
-Siendo inculto.
-Hace poco le dijo a la compañera Elena Llompart que limpiaba baños y preparaba lentejas para bajar al suelo. Avise, por favor, que la comida caliente se cotiza al alza.
-De acuerdo, le avisaré y como el bíblico Esaú tendrá un primogénito plato de lentejas. Pero entonces también le llamaré para limpiar el baño, que la ingesta de esa legumbre tiene sus consecuencias poéticas.
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