“Tendemos a olvidar nuestra historia rápidamente”
Hein de Hass | Sociólogo
Hein de Haas es catedrático de Sociología en la Universidad de Ámsterdam y profesor de Migración y Desarrollo en la Universidad de Maastricht. Fue uno de los fundadores del International Migration Institute de la Universidad de Oxford, del que es codirector. De Haas promueve una visión a largo plazo de la migración como parte intrínseca del cambio global y el desarrollo. Los mitos de la inmigración (Península) es su última obra.
–¿Por qué divide tanto el tema de la inmigación? ¿Es frecuente su uso como ‘cortina de humo’ para evitar otros temas?
–Para los políticos, la inmigración es un tema agradecido. El espectro de una inminente “invasión de inmigrantes” puede ser útil para movilizar el miedo. Además, se utiliza a los inmigrantes como chivos expiatorios de problemas que no causaron, como salarios bajos, alto coste de vida o criminalidad.
–¿Es hoy en día más profunda la polémica?
–El pánico y la controversia en torno a la inmigración han ocurrido regularmente. Hasta los años 50, la inmigración de España, Portugal e Italia se consideraba un problema en países como Francia y Suiza. En España, este sentimiento parece más reciente, ya que sólo desde los 80 y 90 se ha convertido en un país de inmigración. Hasta entonces, había sido predominantemente un país de emigración. Pero la gente tiende a olvidar su historia rápidamente.
–¿Dónde tienen su origen los bulos que vinculan inmigración y delincuencia?
–Algunos grupos de origen migrante están sobrerrepresentados en ciertas estadísticas delictivas, pero esto se debe principalmente a secciones marginadas de la segunda generación, a menudo relacionadas con la falta de perspectivas económicas, discriminación y segregación. Estos problemas son reales, pero no deben exagerarse. Y el prejuicio y la “perfilación racial” juegan un papel importante para explicar por qué las minorías étnicas son mucho más propensas a ser detenidas y sentenciadas.
–¿Las políticas de inmigración e integración han resultado contraproducentes?
–Es difícil generalizar. La integración de la mayoría de los grupos migrantes ha sido exitosa, sobre todo a largo plazo. Sin embargo, la mayor parte de esta integración se hace a través de su propio esfuerzo. Mientras los Gobiernos ofrezcan a los migrantes la perspectiva de que pueden quedarse y faciliten el acceso a educación y empleo, estarán motivados para tener éxito. Sólo va mal cuando tienen un estatus indocumentado, son explotados y viven en la pobreza en barrios segregados.
–¿Qué hay de cierto en que los migrantes abaratan los salarios?
–No hay evidencia de esto. La mayoría de los inmigrantes vienen a ocupar vacantes, no a robar empleos. Si la economía va bien y el desempleo es bajo, muchos migrantes vienen a ocupar vacantes que los nativos no pueden o no quieren hacer. Generalmente no compiten con los nativos por los mismos trabajos. Sin embargo, sus beneficios y costos se distribuyen de manera desigual. Las élites se benefician más de la inmigración. Los nativos con salarios más bajos apenas obtienen beneficios económicos, pero son los que se enfrentan de manera más directa a los cambios y problemas que la inmigración puede traer a sus vidas; de ahí sus razones para preguntar ¿qué hay para nosotros?.
–¿Es un arma electoral exclusivo de la derecha y la ultraderecha?
–En retórica quizás sí, pero no en la práctica. Un análisis que realicé con mi equipo de 6.500 medidas de política migratoria muestra que no hay diferencias significativas entre los Gobiernos de izquierda y derecha en cuanto a la elaboración real de políticas. El tema divide a los partidos políticos internamente.
–Niega que la migración se encuentre en máximos históricos.
–A nivel mundial, los migrantes internacionales representan el 3,4% de la población, una cifra estable en las últimas décadas. Era mucho más alta hace más de un siglo. No hay evidencia de que la migración global se esté acelerando. Sin embargo, tras la Segunda Guerra Mundial, Europa se ha transformado de una región de emigración a un importante destino de migrantes laborales y sus familias. Esta transformación tiene poco que ver con los números, sino con cambios en la dirección geográfica, lo que significa que, desde una perspectiva europea o norteamericana, la inmigración parece estar en niveles históricamente altos.
Falta voluntad política y coraje para abordar realmente el problema de la inmigración ilegal”
–Alemania endureció el año pasado el control de sus fronteras. ¿Funciona este mecanismo para reducir la migración?
–No. Estos controles son en gran parte temporales y Alemania carece de los recursos y la voluntad política para controlar permanentemente todas las fronteras terrestres. Sirven en gran medida a un propósito simbólico.
–En España, la situación en Canarias está sobrepasada por la llegada masiva de inmigrantes y cómo acometer su acogida centra el debate político.
–Éste es un gran problema que no se puede abordar fácilmente. Las políticas de las últimas tres décadas han fracasado. La migración ilegal y el contrabando seguirán siendo un problema. Las inversiones masivas en vigilancia fronteriza nunca han podido detener la migración ilegal, lo que ha hecho es que sea más peligrosa. El contrabando es una reacción a los controles fronterizos, no la causa de la migración ilegal. Ésta continuará mientras haya demanda de trabajo y toleremos colectivamente la explotación de los trabajadores migrantes. La otra forma de abordar este problema es crear más canales legales para que las personas emigren, pero falta voluntad política y coraje para abordar realmente el problema.
–En países como España, con altas tasas de desempleo, ¿necesitamos trabajadores migrantes?
–Muchos populistas han utilizado este argumento, pero la realidad es que los migrantes hacen trabajos que los trabajadores nativos no pueden o no quieren hacer. El aumento de los niveles de educación significa que un número creciente de jóvenes prefieren no trabajar en lugar de hacer trabajos que ven como inferiores a su estatus. Por supuesto, hay mucho que decir para mejorar el salario y la seguridad del trabajo manual peor remunerado en un mercado laboral cada vez más precario. Restaurar la dignidad del trabajo manual motivará a los nativos a hacer estos trabajos, pero es una ilusión pensar que reducirá la inmigración.
–¿Qué papel puede jugar el desarrollo de los países pobres en la reducción de la migración?
–Paradójicamente, la migración aumenta a medida que los países pobres se vuelven más ricos. La migración es una inversión que requiere considerables recursos y dinero. Por ello, es poco probable que el cambio climático lleve a una migración masiva entre continentes, pues las mayores víctimas carecen de recursos para mudarse.
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