“El teatro nos da la oportunidad de ser más felices”
Rocío Marín Álvarez. Actriz, profesora de interpretación y coach en habilidades comunicativas
La actriz jerezana Rocío Marín habla de su incorporación a la temporada 14 de la serie 'La que se avecina', en el papel de Greta Garmendia, que se estrenará en breve
Aquí, una charla por su trayectoria profesional, marcada especialmente por el teatro
Jerez/Nació en Cádiz en 1981, pero se crio en Jerez. Con vocación de actriz desde niña, Rocío Marín también canta y es muy “bailonga”. De pequeña iba al jerezano Villamarta a ver las obras varias veces y a esperar a los actores en la puerta. Pasó por la jerezana Mediazuela y por el grupo de teatro de El Pilar. Con 17 años se marcha a Madrid a estudiar en el Laboratorio de Teatro William Layton, que completa en Nueva York con John Strasberg. En cine destacan ‘Mi gran despedida’ y ‘El universo de Oliver’; en teatro, CDN Teatro María Guerrero con ‘Tres sombreros de copa’, el Festival de Mérida con ‘Prometeo’ y en el Teatro Español con ‘La bella Dorotea’. En series, ‘El Pueblo’, ‘Machos alfa’, ‘Poquita fe’ y ‘La que se avecina’. Es madre de una niña.
–Es la nueva incorporación de la serie 'La que se avecina', en el papel de Greta Garmendia. ¿Cómo se siente?
–Acabamos de terminar el rodaje de la temporada 14 de la serie, que se estrenará en Amazon el 10 de noviembre. Asumir este papel en 'La que se avecina' ha sido un desafío, un paso gigante en mi carrera. Estoy muy contenta. Imagínate el cambio: pasas de estar en la lucha de la búsqueda de tu sitio en la profesión y de la continuidad, a tener un personaje fijo. Eso te cambia la vida literalmente. Y ya me han confirmado que estaré en la siguiente temporada, en la 15. Yo interpreto a Greta, que es la presidenta de la comunidad, ni más ni menos, de esta comunidad tan peculiar (ríe). Es como si hubiera entrado en una familia porque son profesionales que llevan más de 20 años trabajando juntos.
–Entra sustituyendo a la humorista Laura Gómez-Lacueva, fallecida hace unos meses. ¿Cómo lo ha afrontado?
–Fue muy duro, durísimo. Tuve que cambiar mi visión, mi punto de vista para poder llevarlo. Yo, que soy muy sentía y muy de Jerez, he necesitado darle la vuelta para no llevarlo a un sitio de dolor, pena o culpa. Una compañera me dijo que es como si ella (Laura) me hubiera elegido para que el personaje no se acabara. Y he decidido verlo desde ahí, desde un lado más bello de la situación.
–¿Cómo es Greta?
–¡Ella es muy divertida, muy graciosa! Pero es la Rottenmeier, así me la describieron los productores y directores de la serie, Alberto y Laura Caballero. Es una mujer aparentemente dura, controladora, que entra en una comunidad con sus peculiaridades, pues imagínate lo divertido que puede ser... ¡Y ya no podemos contar más! ¡Pasa de todo! Es un personaje que va mucho conmigo. Yo confío que la gente se lo pase la mitad de bien que me lo he pasado yo. Me he hartado de reír.
–Se mete en el papel total. De Milagri, en ‘Mi gran despedida’, dice que le costó despegarse.
–Ay, sí. Es muy graciosa. Es un personaje al que le tengo un cariño... Sí, me ha costado despegarme de ella (risas).
–Usted imparte además clases de teatro y de comunicación, no sólo a profesionales.
–Sí, sí. Siempre he compaginado mi profesión de actriz con la docencia porque la vida del actor es muy inestable. No podía estar siempre esperando a que sonara el teléfono. Tengo además mucha vocación de enseñanza, me gusta mucho trabajar con la gente, no sólo para formar a actores, sino para trabajar el teatro desde otro punto de vista como el desarrollo de la persona para que sea más feliz, básicamente. Tengo alumnos desde hace más de diez años, y de todos los ámbitos: oficinistas, taxistas... Es una herramienta también para liberarse y desbloquear emociones, perder miedos. Ahí también crezco yo mucho. El teatro debería estudiarse en los colegios, ayuda mucho en la vida. La gente se transforma, hay un antes y un después. Se liberan de muchos miedos. El teatro te da la oportunidad de ser más feliz. Es la utilidad humana, más que el hecho de ser actor o actriz. Y como coach de comunicación para desarrollar ciertas habilidades a través de talleres en universidades, empresas... Todo esto soy yo, es lo que tengo para ofrecer.
–¿Le han dicho sus compañeros si le va a cambiar la vida ahora?
–Me dicen que socialmente sí, que me va a cambiar la vida. Y yo me quedo mirando y digo, ¿a estar alturas me va a cambiar la vida? (Ríe). Que si me van a parar por la calle y pedirme fotos... Todavía, como no se ha estrenado, no estoy ahí, digamos que soy algo escéptica al respecto. Me choca. Quizás en unos meses cuando tenga repercusión... Tendré que estar preparada.
–Desde 2020, candidata a los Goya, nominada a los Premios Asecan, películas, teatro, cine, una hija...
–Sí, sí. Desde 2020, mi vida ha hecho bubupupupupupú, se ha vuelto loca (ríe). Aunque en realidad, el boom de trabajo empezó antes de la pandemia. Y no paré. Lo que estoy viviendo ahora te hace confiar que es posible estar en una serie así y con compañeros tan estupendos. Y que venga más trabajo. Si lo que yo quiero es trabajar, también en mi tierra, Andalucía, que me tira mucho, de la que me fui muy joven. Allí se están haciendo cosas muy potentes también.
–¿Cine o teatro?
–Bueno... teatro por los cuatro costados. Tengo un proyecto con una amiga sobre la maternidad y como madres que somos todavía no hemos conseguido quedar (ríe). Pero gracias a las clases que imparto siempre estoy en contacto con el teatro. El cine me encanta también y, de hecho, en 2024 estrenaré una nueva película en Netflix. No puedo contar más... En realidad, tengo ganas de todo. Soy una mujer afortunada, pero también me lo he currado. No creo mucho en eso de la suerte.
–¿Retos, deseos y proyectos?
–Seguir trabajando en proyectos bellos que me permitan un personaje a la altura de lo que yo sé que puedo hacer. El momento vital me ha confirmado algo que yo llevaba dentro: debo seguir por donde voy, pero sin hacerle ascos a nada, teatro, cine o televisión, mientras sea en condiciones, ya sea comedia o drama.
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