"El sombrero es el colofón a un 'look"
Felipe Vivas y Manuel Carrión | Sombrereros
Estos sombrereros exponen su nueva colección, 'La Reina del Tiempo', este jueves en la Capitanía General, en la Plaza de España de Sevilla
Felipe Vivas y Manuel Carrión, sevillanos pero uno procedente de Cáceres y el otro con ascendencia onubense, llevan veinte años de profesión y colecciones de sombrerería con su firma Vivascarrion Artimilliners, que anteriormente se llamaba Tolentino. Con la expresividad por delante y la imaginación en la cabeza este jueves presentan a las ocho de la tarde la colección-espectáculo La Reina del Tiempo, donde mostrarán sus nuevas propuestas en la Capitanía General de la plaza de España, en Sevilla. Se desatan de fantasía para ir más allá de su concepción de elegancia.
–¿Cómo se presentarían como sombrereros?
–(Felipe Vivas): Llevamos 20 años en este oficio de la sombrerería y hemos trabajado para celebrities de todo el mundo. Hemos hecho más moda que bodas aunque las celebraciones son nuestro leitmotiv. En la pasarela trasladamos la hipérbole, convertimos la sombrerería en un espectáculo. Con la pandemia sufrimos como todos los compañeros pero nos reciclamos conceptualmente.
–Alquilan sus sombreros a productoras ¿dónde podemos ver esas obras andaluzas?
–(Manuel Carrión): Hemos trabajado con Warner, Netflix. La última ha sido en la serie Érase una vez pero ya no, de Manolo Caro para Netflix. Nuestras obras están en Juego de Tronos, en La peste. En el reportaje de Elle de Victoria Federica se ve una flor de organza nuestra.
–¿Quiénes serían sus musas?
–(F.V.): Más que musas son referentes: Rossy de Palma y Naty Abascal. Son estandartes.
–¿Y qué es un sombrero ahora mismo?
–(F.V.): En moda yo lo definiría como la guinda del pastel. A veces es conveniente, en otras no son necesario. Todo depende del estilo. El sombrero es expresividad, desde el minimalismo hasta el maximalismo. Otorga un sello propio a quien lo lleva y hay que estar abierto al gusto.
–¿Cómo distinguiríamos un buen sombrero?
–(M.C.): Debe tener una confección correcta y materiales de calidad. No es un atrezzo sino una prenda de vestir y la expresión de una forma de arte. Prácticamente todos nuestros encargos parten de cero. Tenemos un colección de unas 50 piezas y a partir de ahí elaboramos en relación al óvalo de la mujer. Por eso es fundamental el contacto directo con la clienta.
–Acaba de entrar una clienta ¿cómo la vestirían?
–(F.V.): No tenemos sombreros para llevar, sino que atendemos el cargo personal. A la clienta entonces hay que exponerle y guiarla. Decirle siempre la verdad, conjugar todo con el vestido que desee llevar y empatizar mucho con ella. Es muy importante apreciar cómo se mueve, cómo gesticula. El óvalo, el cuello y la actitud nos dan idean del sombrero. Y una mujer tiene que ir muy segura con su sombrero, si no, corre riesgo de ir disfrazada. Su sombre es el colofón a un look.
–¿Menos es o más o más es más?
–(M.C.): Son puntos de vista. Un sombrero tiene que formar parte de un conjunto, en su justa medida.
–Su firma se llama Vivascarrion pero hasta ahora recibía el nombre de Tolentino.
–(F.V.): Ha sido por motivos legales. Mi tatarabuelo se llamaba Tolentino y llegó de Italia a Extremadura, acabó en Brozas. El nombre Tolentino se fue pasando de padres a hijos. Yo llegué de Cáceres con 22 años a estudiar Bellas Artes en Sevilla. Podía haber elegido otra ciudad, pero Sevilla me enganchó desde el primer momento.
–¿Y cómo llegó usted hasta la sombrerería?
–(M.C.): Yo soy sevillano y por parte materna mi familia es de Cortegana, Jabugo. Mi infancia está muy ligada a la Sierra de Huelva. Lo de esta profesión fue casual, no tenía previsto ser sombrerero, pero las cosas siempre tienen un por qué. Hicimos un curso hace 20 años y un amigo nos puso en contacto. En los 90 la sombrerería cayó bastante y remontó sobre 2005.
–¿Cuándo hay que quitarse, o ponerse, el sombrero?
–(F.V.): El sombrero del hombre ya se dice que hay que quitárselo bajo techo, salvo el rey. El sombrero de las mujeres son para las ceremonias y se lo pueden quitar en el almuerzo si el ala sobrepasa los hombros. Se debe comer con la pamela, que se quita ya en la fiesta. El tocado, nunca. Los velos son sólo para la iglesia. Cuando es un cóctel de día se suele llevar diadema, tocado o turbante. De noche no se lleva sombrero y son las joyas las que hay lucir, aunque los protocolos están para romperlos. En las carreras de caballos de día los sombreros son verdaderos espectáculos, qué decir de Ascot.
–¿Y los hombres?
–(M.C.): Hay que seguir el dress code de las bodas. Con el frac va a el sombrero de copa, que eleva, estiliza. Siempre favorece. Los hombres deben arriesgarse en las ceremonias. En la vida diaria los hombres recuperan los sombreros, según la ocasión. Son un signo de distinción y personalidad.
–¿Qué pueden adelantar de su propuesta de este jueves, La Reina del Tiempo?
–(M.C.): Es fantasía. Vamos a ver en la colección mucho color, muchas plumas y todo con un toque sostenible. Tenemos colaboraciones en la colección, como un guiño a Manolo Martín, del grupo Fridor, tan fundamental en Andalucía en los años 80 y 90. Ellos creaban las peinetas de Martirio, por ejemplo. Tenemos a Raúl y Cleo de la escuela de CEADE. Son diez modelos y dos chicas que ayudan a la reina. La colección son unos 20 sombreros, con un cuento.
–¿Es un desfile al uso?
–(M.C.): No es un desfile, es compartir la historia de una reina triste con una musas que quieren ayudarla. Haremos partícipes a quienes asistan.
También te puede interesar
Lo último