“Si hay un temporal grande, cerramos y rezamos”
Francisco Trujillo | Presidente de la Asociación de Chiringuitos de la Costa Tropical
Francisco Trujillo tiene su chiringuito en La Herradura (Almuñécar). Ha pasado la mayor parte de su vida en el sector de la hostelería. Su talante personal y su espíritu reivindicativo le ha permitido llevar 17 años al frente de la Asociación de Chiringuitos y Empresarios de la Costa Tropical. Esta asociación engloba a ochenta establecimientos playeros granadinos y ahora su principal reivindicación es que se construyan espigones para proteger el litoral granadino y andaluz. También es vicepresidente de la Federación Andaluza de Empresarios de Playa.
Pregunta.–Antes que nada… ¿cómo ha ido o está yendo la temporada en los chiringuitos?
–Julio comenzó regular en la costa granadina. Con muchos días de viento, pero poco a poco fue mejorando y hemos tenido unos meses centrales bastante buenos. Pero para decir si la temporada es o no buena tenemos que valorar también los meses previos de mayo y junio y los posteriores de septiembre y octubre. Pero ahora, el mar está fantástico y el clima más cálido de lo habitual, lo que augura que aún nos quedan semanas e incluso meses que van a ser bastante buenos para los establecimientos de las playas de la Costa Tropical, aunque dependemos del tiempo que es el que manda.
P.–¿Qué es un chiringuito y cuáles son sus peculiaridades?
–Para mí es mi casa, mi medio de vida y el lugar que defiendo. Pero no solo para mí, igual sucede con los empresarios de los casi 80 chiringuitos y empresas de actividades náuticas que salpican cada una de las playas de nuestro litoral. Para nuestros clientes, este es un lugar en el que se sienten bien, desconectan, se divierten, disfrutan buenos momentos y viven sus días de descanso intensamente.
P.–Hay quien dice que el chiringuito como tal ha perdido su esencia y que ahora son auténticos restaurantes en donde dan sablazos
–Bueno, hay de todo. Hemos evolucionado en todos los aspectos para poder ofrecer a nuestros clientes un espacio cómodo, bonito y con un trato muy profesional. No podemos seguir trabajando entre cañaveras y sillas de hierro porque estamos en otros tiempos. Pero la esencia es la misma. Seguimos ofreciendo lo mismo, pero debe entender que los precios de la materia prima y la energía ha subido mucho y todo va en consonancia. Pero el chiringuito ha sido, es y será un lugar especial junto al mar, así pasen los años y las modas.
P.–Antiguamente la gente iba en bañador a la barra de un chiringuito a tomarse una cerveza. Eso ya no es así ¿no?
–Depende. En muchos se puede ir en bañador y con arena en las chanclas sin problemas y tomar una cerveza o comer o lo que quiera, sobre todo en la zona del exterior. Es opción de cada establecimiento. Nosotros pensamos que estar comiendo sin camiseta en la mesa de uno de nuestros establecimientos no es lo correcto ni lo más higiénico, pero cada uno impone en su negocio como quiere que se esté. No hay un protocolo ni unas normas que lo establezcan.
P.–También hubo un tiempo en que Costas quiso limitarlos.
–Esa guerra sigue abierta. Seguimos peleando porque todos nuestros establecimientos tengas sus concesiones en vigor para que trabajen con una seguridad jurídica y laboral justa. Hemos reformado y adaptado nuestros negocios a lo que establece la Ley de Costas. Lo malo es que, como en todo, cada uno marca las reglas según sus criterios y a nosotros nos toca cumplirlas. Ahora nuestro caballo de batalla es conseguir que las playas que necesitan protección tengas sus espigones. Y eso sí que es lento.
P.–De ahí se ha pasado a que cada día haya más. En La Herradura, por ejemplo, han salido como hongos.
–Esos chiringuitos a los que se refiere tienen catalogación de quioscos y los concede la Junta de Andalucía de forma temporal y con unos requisitos concretos. Si las administraciones los permiten y los ayuntamientos los aprueban, pues bienvenidos sean siempre que se ajusten a los requisitos que les marca su adjudicación temporal.
P.–¿Notan los efectos del cambio climático?
–Nadie puede negar que el cambio climático existe, pero también que vivimos etapas cíclicas a nivel meteorológico. Cada año es distinto, pero el verano es el verano y tiene que hacer calor. Lo preocupante es que no llueva en invierno y que la sequía sea cada vez mayor.
P.–¿Los chiringuiteros no les temen a un temporal destroce sus instalaciones?
–Por supuesto. El mar es un elemento imprevisible. Podemos estar muy tranquilos con días maravillosos como los de este verano, con el agua serena, transparente y cálida, y que de repente un temporal arrase con todo. Pero esperemos que no suceda.
P.–El verano es propicio para estos negocios. ¿Pero qué pasa en invierno?
–Cuando acometimos las reformas en nuestros chiringuitos los adaptamos, además de a la normativa que nos imponía costas, a nuestros criterios de permanencia para romper la estacionalidad. Nuestras terrazas están adaptadas en su mayoría para poder trabajar en cualquier fecha del año y así vamos haciéndolo. Si llega un temporal grande cerramos y rezamos. Si no, pues seguimos adelante. Es nuestro medio de vida y el de miles de familias que trabajan con nosotros en todo el litoral de Granada.
P.–¿Cómo ve usted el futuro de los chiringuitos?
–El futuro es incierto para todos, también para nosotros. Pero estamos poniendo todo de nuestra parte para que los Chiringuitos y establecimientos náuticos de la Costa Tropical de Granada sigan siendo especiales y auténticos. Lo que venga vendrá para todos como ocurrió con la pandemia. Esperemos no tener que vivir nada más así, pero eso es una incógnita.
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