"Todos podemos ser agentes para la prevención del suicidio"
Francisco Javier Gómez Izquierdo | Coordinador Regional de Salud Mental en el 061
El 061 contará este año 2023 con un protocolo de actuación ante la conducta suicida.
Los suicidios en Andalucía siguen aumentando: 849 personas en 2021, dos niños
Ángel de rescate en el abismo. Natural de Sevilla, el doctor Francisco Javier Gómez Izquierdo, atesora 27 años en el Centro de Emergencias 061 donde trabaja como coordinador regional de Salud Mental. Su especial sensibilidad hacia el sufrimiento ajeno le ha llevado a colaborar con varias ONG sanitarias como Fundación Madrazo, Solidaridad Candelaria y Médicos Sin Fronteras. La implicación de este médico vocacional va mucho más allá de la jornada laboral. Participa junto a su hermano Pataploff en un grupo de payasos, Turuleto, que actúa en hospitales y centros de Educación Especial de forma altruista.
–El estremecedor aumento de suicidios no cesa. ¿Cómo se refleja en el 061?
–Estamos hablando de un grave problema de salud pública y social. Algunos datos: Andalucía registra 380 suicidios el primer semestre de este año (76 en Sevilla; 59, en Málaga; 58, en Cádiz; 56 en Granada; 37, Jaén; 34, Córdoba; y 25 en Huelva). Entre los fallecidos se encuentra un niño y 14 jóvenes de entre 15 y 29 años. Es la primera causa de muerte no natural, un fenómeno invisibilizado y estigmatizado, que ha aumentado en los últimos años. Andalucía registra la cuarta tasa más elevada de suicidios, detrás de Asturias, Galicia y Canarias. Las llamadas por este tema al teléfono de emergencias 061 de Andalucía, han ido aumentando de forma progresiva desde el 2017 hasta hoy. En los últimos ocho años, en España, se han suicidado 25.911 personas.
–¿Puede describir el perfil?
–Es un cuadro complejo y multifactorial. La causa principal siguen siendo los problemas de Salud Mental, principalmente la depresión. No obstante, la Organización Mundial de la Salud (OMS), advierte de que existen otras circunstancias. Las personas expuestas a crisis de diversa índole (dolor, problemas de relación, crisis económica, etc.), ven sobrepasada su capacidad de afrontar la vida en estas circunstancias, lo que les lleva a tener una conducta suicida. Son personas que han perdido el sentido de la vida por múltiples razones y que manifiestan un dolor psicológico o emocional insoportable que no les deja ver otra salida.
–Afecta de manera creciente a jóvenes. ¿Causas?
–La pandemia ha roto nuestros esquemas impactando en la sociedad a todos los niveles. En el año 2020 en España se produjeron 62 suicidios de menores de edad, dato terrible. Durante 2021 han perdido la vida por esta causa 4.003 personas, de ellos 22 niños menores de 14 años, dos de ellos en Andalucía. Debemos abordar el riesgo suicida en la población general, sin olvidar a las personas vulnerables como las víctimas del acoso escolar o bullying, abuso sexual, maltrato físico, etc. Debemos desarrollar líneas de actuación con apoyo y seguimiento a centros y orientadores escolares, Atención Primaria, Unidades de Salud Mental infanto-juvenil y Urgencias hospitalarias. Todos podemos ser agentes de prevención del suicidio.
–¿Cómo actúa un equipo del 061 ante una llamada de socorro de este tipo?
–Estamos desarrollando desde el 061, en colaboración con el Plan Integral de Salud Mental de Andalucía (PISMA) y la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP), un protocolo de actuación a la conducta suicida, que incluye la ideación, el intento y el suicidio en sí mismo. Este protocolo se desarrolla en tres niveles: desde la recepción de la llamada, atendiendo y acompañando, hasta la atención sanitaria integral.
–¿Cuándo contarán los equipos de emergencias con un protocolo?
–Hemos trabajado todo el año 2022 en ello y lo tendremos finalizado para principios de este año 2023, de forma que se garantice la continuidad asistencial del paciente, como ya existe con el ictus y el infarto de corazón. Nuestro objetivo principal es la atención integral del individuo con riesgo de conducta suicida y de su familia, para lo cual es fundamental la creación del Código de Conducta Suicida, que nos haga hablar el mismo lenguaje con respecto a este problema y actuar en la misma línea y de forma coordinada, en todos los ámbitos. A la vez, se está trabajando en un proyecto sobre Inteligencia Artificial, denominado IRIS (Inteligencia artificial como respuesta al intento de suicidio), dirigido por nuestro compañero Carlos Romero, para detectar en la llamada, aquellos usuarios que pueden presentar problemas relacionados con el suicidio.
–¿Existe en otros puntos?
–Sí. En Madrid y en Cataluña llevan años trabajando en la atención a la persona con conducta suicida y hemos aprendido de su experiencia. Se están desarrollando y aplicando en la mayoría de las autonomías de España.
–¿Qué debería mejorar en todos los ámbitos para frenar estos problemas?
–La prevención, esa será nuestra futura actuación, plan que no existe a nivel estatal. Evidentemente todo lo relacionado con la familia y el aspecto educativo. La protección de las personas vulnerables. Desarrollar las redes de apoyo social. Apoyar los colectivos que luchan frente a esta enfermedad estigmatizada y fomentar el asociacionismo de supervivientes al suicidio, junto al desarrollo de grupos de apoyo mutuo. Ahora existe una plataforma nacional para la prevención del suicidio que lucha por lograrlo, bajo el epígrafe Hagamos un Plan.
–¿Es tabú?
–Es un problema de salud pública y social del que hay que hablar. Con los hijos, con nuestros padres, amistades, en el trabajo. Hay que hablar del suicidio, porque hablar con conocimiento y desde una perspectiva de prevención puede ayudar a muchas personas. Hay que acercarse a este problema sin juicios, sin estigmas ni tabúes.
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