Visto y Oído
Francisco Andrés Gallardo
Emperatriz
Sevilla/De todos los ex miembros de Extremoduro destacaba, por su personalidad, carisma y facilidad en la composición, Roberto Iniesta. Fue el líder de una banda de culto que, curiosamente, gustaba a los amantes de los Chichos y demás sonidos de candela y rumba, a los heavys más recalcitrantes, a los amantes del rock progresivo, a los supervivientes del rock urbano (Leño, Asfalto o Barón Rojo) y hasta a los musiqueros más eruditos, que encontraron en ‘The dark side of the moon’ un nuevo Dorado. Tras cuatro trabajos en solitario (Mayéutica, de 2021, es el último), regresa Roberto Iniesta, Robe, a Sevilla. Será este sábado, en el marco del Cabaret Festival de Mairena del Aljarafe. Ofrecerá un concierto en el que recuperará sus grandes canciones con Extremoduro, así como las que ha compuesto en solitario.
-Imagino que le aburre mucho que le pregunten por Extremoduro...
–Bueno, pues sí, la verdad es que sí. Es como si me preguntan cómo fue cuando aprendí a montar en bici, pues bien, no sé qué decir... Intento vivir el presente, disfrutar al máximo de lo que tengo, que es mucho, y esa etapa está completamente cerrada.
–¿Dentro del panorama musical español actual, se siente un extraterrestre, un intruso o diferente?
–Diferente, sí, y eso me gusta. Intruso, no, diferente, sí. Pero es que hay que ser diferente, aportar cosas nuevas y sorprender. Eso es lo que pretendo principalmente.
–Sin embargo, usted ha conseguido ser uno de los músicos que suscitan mayor consenso, gusta tanto a los modernos de último cuño como a los heavys de toda la vida.
–Bueno, yo veo lo que tú dices, veo gente de muchos estilos y de muchas edades en mis conciertos. Y cada vez veo más a gente muy jovencita, lo que me alegra mucho. Está muy bien que la música nos una.
–¿‘Los Robe’ (su banda de acompañamiento) están siendo una tirita, un madero en mitad del mar o gasolina para seguir volando?
–Hombre… la banda no es una tirita, qué va, es la que me está poniendo las pilas para seguir mucho tiempo. Tal y como está funcionado, tal y como estamos trabajando, estamos haciendo cosas increíbles y eso se nota mucho en el último trabajo (Mayeútica, 2021). Hemos evolucionado mucho en poco tiempo. Eso nos permite jugar y experimentar cada día más y hace que todo sea más divertido.
–¿Qué piensa de que la letra de algunas de sus canciones se estudien en los institutos?
–Bueno, el que las letras tengan un fondo sobre el qué hablar está muy bien, que tengan algo, que tengan… no sé. Pues, claro, me gusta mucho.
–A contracorriente, sigue haciendo canciones de siete y ocho minutos cuando la industria musical las reduce cada día más.
–Yo es que no puedo planear nada. Y si me preguntan que quiero ir a la contra, tampoco es eso. Simplemente es como me sale. Si tienes que hacer una canción de tres minutos para que salga en la radio y luego dices “puta loca”, ¿cómo quieres que salga en la radio? (risas). Yo, en todo esto, soy un poco espectador. Cuando empiezo a componer una canción no puedo decir si va a ser larga o corta, triste o marchosa, o lo que sea, las cosas me van saliendo, según voy interpretando. A mí con que me emocionen ya me vale, y lo demás me da igual. No tengo ningún plan predeterminado, según lo que voy creando y sintiendo.
–Imagino que se lo han ofrecido, ¿lo veremos algún día en un macrofestival, tipo Mad Cool o Primavera Sound?
–No sé, en realidad no es algo que me chifle. Prefiero que mis conciertos sean como los estamos haciendo ahora. Llevamos una actuación muy larga que no creo que entre bien en estos grandes eventos con tantas bandas. Estuvimos en un festival, no tan grande, más pequeños, en Lugo, e hicimos un concierto más cortito, no las tres horas con descanso, que es lo que estamos haciendo. Hicimos otra cosa. No es lo que me gusta, porque tenemos un fondo de armario de canciones muy grande con todas las que he compuesto a lo largo de mi vida y siempre es un rollo quitar canciones, porque es muy difícil poner el límite. Tampoco es algo que me llame la atención (en referencia a los macrofestivales), y si los puedo evitar, mejor.
–¿Cuándo comenzó en la música, qué referente tenía, a quién admiraba?
–Siempre estaba ahí el maestro Rosendo, que fue marcando el camino y todos los demás fuimos detrás de él.
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