"No es realista dejar toda la cultura en manos del Estado"
Enrique Bocanegra Gestor cultural y promotor de la Casa Velázquez
-Ha tenido que venir la sociedad civil para que la casa natal de Velázquez no acabase presa de la presión inmobiliaria y se dedique a un uso cultural y de homenaje al pintor y su época. ¿Llama la atención, no?
-Sí, ha sido así. En España tenemos demasiado asumido que todo el impulso cultural lo tiene que desarrollar el Estado. Yo no estoy al cien por cien de acuerdo con esto. Después de la crisis económica el Estado se ha retirado mucho de la cultura y la inversión privada apenas ha entrado tampoco. El futuro de la cultura pasa por una triple alianza. Por un lado tiene que haber inversores que apuesten por entrar sabiendo que la cultura es distinta a otro tipo de negocios. Tarda más en germinar, pero cuando echa raíces es mucho más potente que otros negocios. Tiene que haber gestores culturales que sean capaces de detectar las oportunidades de negocio. Y en tercer lugar, los poderes públicos deben crear un ambiente que permita esa iniciativa.
-Funciona en otros países, ¿no?
-Sí, efectivamente, pero tienen leyes de mecenazgo de las que nosotros carecemos. Pensar que todo el futuro de la cultura dependa sólo del Estado no es realista. Por eso creo en que debe funcionar esa triple alianza. Hay compañeros gestores culturales que me han dicho que ven en nuestro proyecto una piedra de toque, porque si va bien abrirá camino, pero si fracasáramos, si una idea tan potente como ésta no funciona, haría pensar qué sería capaz de generarlo.
-¿El modelo debe ser colaboración público-privada o sólo privada, no sólo para este proyecto, sino en general?
-Nuestros representantes políticos deben abonar la tierra para que proyectos como éste puedan fructificar. Y el sector privado debe crear las iniciativas. Ése debería ser el futuro.l
-Normalmente las iniciativas culturales privadas vienen de la mano de grandes fortunas, pero en este caso son medianos empresarios…
-…Ninguno de nosotros aparece en la Lista Forbes, ni mundial, ni española, ni sevillana, ni de mi barrio de Los Remedios. De hecho, hay un préstamo para comprar la casa, que su suma al dinero que hemos invertido. Hemos comprometido nuestro patrimonio con este proyecto. Por eso vamos a morir con él. Creo en el proyecto. Lo he visto funcionar en otros países, en Londres o en Stratford-upon-Avon, con la casa natal de Shakespeare, y he visto colas y colas de gente. Por eso creo que ésta puede funcionar. No aspiramos a hacernos ricos, sino a dejar un legado en la ciudad y que la casa sea sostenible.
-Porque este proyecto depende de atraer al millón de turistas…
-…Sevilla se acerca a los tres millones de turistas y más de un millón visitan los Reales Alcázares.
-Justo ése era el final de la pregunta, el millón de turistas que se interesan por joyas del patrimonio como el Real Alcázar.
-Claro, claro. El turista que viene a Sevilla viene a ver museos, iglesias, palacios… Es un turista cultural. El 90% tiene carrera universitaria. Es algo que me he estudiado al plantearme el proyecto.
-¿Puede hacer esta casa natal que vengan más velázquez a Sevilla?
-No lo había pensado. Pero es una pregunta inteligente y muy pertinente. ¿Por qué no va a ser así? Sevilla, de alguna forma, hace años le dio la espalda a Velázquez. Una parte importante de su obra que estaba aquí, en el siglo XIX, entre la invasión francesa y la desamortización de Mendizábal, se perdió para la ciudad. Los velázquez que están en Sevilla ahora son poco más de cuatro. Creo que esta casa puede crear un caldo de cultivo que va a hacer que la propia ciudad, si surgen oportunidades, lo lleve a cabo. Otra cosa es que Velázquez pintó poco, tiene de 120 a 130 cuadros, porque algunos no están reconocidos, si lo comparamos con Rubens o Rembrandt, que eran contemporáneos. Rubens, que fue amigo suyo en la corte de Felipe IV y fue quien le animó a ir a Italia, multiplica por cinco o seis su producción.
-¿Porque era perfeccionista?
-Sí, pero hay varios factores. Era perfeccionista, de hecho Felipe IV, en una carta, decía de él que tenía flema. Las radiografías de sus cuadros nos muestran sus arrepentimientos. Velázquez repintaba mucho los cuadros. Pero también hay que tener en cuenta que su deslumbrante obra artística oculta otros temas importantes en su vida. Era un cortesano, vivía en una estructura de poder en la que él hizo carrera y él trabajó por ello. Cuando llega a la corte había seis pintores reales y se queda sólo él. Y en los últimos tiempos de su vida acaba siendo aposentador real, como si fuese el jefe de protocolo o de gabinete de Felipe IV. Tuvo otras responsabilidades aparte de pintar.
Experto en reinventarse
Cuenta Enrique Bocanegra (Sevilla, 1973) que con este proyecto de convertir la casa natal de Velázquez en un equipamiento cultural y turístico se reinventará por tercera vez. Periodista y escritor, ha trabajado en México y España en medios de comunicación, se reconvirtió en programador de cine y gestor cultural para el Círculo de Bellas Artes, primero, y para la Academia de Cine, después, en ambos casos contratado por personas que luego fueron ministros. Es premio Comillas por su libro Un espía en la trinchera. Está terminando su segunda novela histórica.
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