Rafael Jurado: "El famoso aperturismo de la dictadura no hubiese sido el mismo sin la emigración"

Rafael Jurado | Gestor cultural e historiador

Rafael Jurado, gestor cultural e historiador, licenciado en Filosofía y Letras, publica Raíles y maletas, un ensayo que estudia el fenómeno de la emigración andaluza a través de las fotografías de los emigrantes retornados

El gestor cultural Rafael Jurado
El gestor cultural Rafael Jurado / DS

Aprender a ver, desde una nueva óptica, la fotografía; y también comprender la dimensión social de la emigración andaluza en los años centrales del siglo XX. Estos han sido los principales propósitos del gestor cultural e historiador Rafael Jurado (Córdoba, 1970) en el ensayo Raíles y maletas, publicado por la Fundación José Manuel Lara –con la colaboración de la Junta de Andalucía-. En el volumen, didáctico, exhaustivo, se detallan las implicaciones históricas, económicas y culturales de un fenómeno crucial en nuestra historia reciente. La emigración, sostiene el autor, fue decisiva para la España del desarrollismo y propició un punto de inflexión en la vida, presente y futura, de un país. Con Rafael Jurado ahondamos en esta tesis, la cual, nos indica, ha contado con la ayuda de numerosas asociaciones andaluzas de emigrantes y retornados -FAER, AGER o ASER, entre otras-.

-Lo primero que aprendemos en Raíles y maletas: el significado de la fotografía. Siempre más que una imagen.

-La fotografía ha sido un documento de primera magnitud para la historiografía. Por otra parte, el concepto de fotografía ha cambiado muchísimo en los últimos años. Tanto por la fotografía digital como por el uso de los móviles. Entiendo que hay que poner en valor la fotografía del siglo XX y la fotografía doméstica. Esta última, afortunadamente en los últimos años, se está tomando como documento en museos o archivos. La fotografía doméstica nos cuenta mucho: en sociología, modas y comportamientos, tipologías de diferentes épocas.

-Para explicar el significado moderno de la fotografía cita usted al artista Horst Wackerbarth, quien afirmó que lo fotográfico tiene un doble efecto. El primero es popular, inmediato, visible; el segundo es más elitista, más profundo.

-Efectivamente, hay una doble lectura o doble impacto. Es importante hacer esa doble lectura de las fotografías. Es lo que yo he pretendido: entender que la condición popular de la fotografía tiene otro impacto que nos lleva a utilizarla como documento histórico. Para mí esta visión es fundamental. Y es la que me lleva a estudiar el fenómeno de la emigración desde la fotografía. Algo que nunca se había hecho. Se ha contado la emigración desde lo sociológico o lo periodístico. Pero no desde las fotografías que los emigrantes aportaron.

-Señala que el fenómeno de la emigración española hacia Europa es uno de los más importantes del siglo XX. ¿Por qué?

-Es trascendental porque constituye un punto de inflexión en la historia y en la sociedad española. El famoso aperturismo de la dictadura no hubiese sido el mismo sin la emigración. La evolución económica del país no hubiese sido la misma sin la emigración. Esas familias que tienen conexión con la Europa más moderna hubiesen sido otras sin el fenómeno de la emigración. No es algo anecdótico. Influye en todo.

-¿Cuáles fueron las causas de la emigración española en los años cincuenta, sesenta y setenta?

-El arranque está en la década de los cincuenta, así es. Hay ahí factores externos e internos. Los internos vienen propiciados por la integración de los tecnócratas en el régimen. Sus políticas determinan cambios en la producción agrícola o en la mecanización del campo. La economía cambia. Hay una revolución en el trabajo en la que los trabajadores entienden que sus puestos peligran. Está por otra parte el factor externo. Después de la Segunda Guerra Mundial el cambio en Europa es muy rápido. Desde finales de los años cuarenta resurgen ciertas economías. Por ejemplo, el carbón en Bélgica –que se convierte en el gran motor de Europa-. Desde allí empiezan a reclamar trabajadores de otros sitios. No sólo españoles. También portugueses, griegos, yugoslavos o turcos. En el año 1956, en España, se establece el Instituto Español de Emigración. A partir de ahí empieza a canalizarse una emigración regulada, que por supuesto va acompañada de una emigración irregular. Esta tiene un vínculo con los exiliados de la Guerra Civil.

-¿La dictadura entendió que la emigración favorecía su integración en Europa?

-Con la emigración, la dictadura cumple tres objetivos: quitarse una masa de trabajadores desempleados tras la reconversión agrícola; aprovechar que los trabajadores emigrados van a contribuir a la economía española, aportando divisas y remesas; y abrirse al exterior. El régimen está convencido de que esos españoles que salen a Europa son una vía para retomar relaciones con países del continente.

-¿Qué tal acogieron estos países –Alemania, Bélgica, Francia- a los emigrantes españoles?

-La acogida, laboralmente, fue muy buena. A nivel social no tanto. No hubo una integración total de los españoles con el resto de la población. Los españoles se relacionaban entre ellos –como pasa tantas veces en la emigración-. Estaban los famosos centros españoles, que eran centros culturales, con un bar, para pasar el rato. Por los testimonios que me han aportado, la vida social se hacía en casas, entre amigos. No había mucha vida al exterior.

-En Alemania interesábamos como mano de obra. La acogida no tuvo un carácter solidario ni altruista.

-Efectivamente: el interés era económico. Aunque las relaciones laborales sí fueron buenas. En Francia sí hubo un componente más emocional, pues había el precedente del exilio. Aunque una cosa es el exilio y otra es la emigración. También me he encontrado testimonios de un trato no muy bueno, ni laboral ni personal, en Suiza. En concreto en la hostelería de Suiza. Con condiciones de trabajo muy severas.

-¿Por qué concluye en los años setenta este ensayo sobre la emigración?

-Porque el primer retorno masivo se produce en la década de los años setenta, por la crisis energética, la llamada crisis del petróleo. La economía de Europa se frena. Muchos países implantan medidas de cierre de fronteras a la mano de obra extranjera. Hay mucha gente que entiende que el retorno de los emigrados viene motivado por la muerte de Franco, y no es tanto por eso como por motivos económicos.

-En este libro se ve perfectamente la evolución económica y social de la dictadura: desde la autarquía y el aislamiento a admitir que no hay más salida que el aperturismo y la integración en Europa.

-Ese cambio paulatino de mentalidad se da sobre todo en los años sesenta, con la incorporación de los llamados tecnócratas en los gobiernos del régimen. Estos tecnócratas potencian la emigración. Porque comprenden que es un motor económico. Con el apoyo a la emigración, hay una clara intención de cambiar el presente para cambiar el futuro. La emigración juega ahí un papel importante. Económica y socialmente. 

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