"La principal causa de la burbuja fue demográfica"
José Luis Jimeno, consultor y presidente de Notegés
-Reconoce haberse arruinado dos veces: una por vender poco y otra por vender demasiado. ¿Cómo es eso?
-No es tan extraño morir de éxito. Cuando creces muy rápido y eres joven cometes errores, un error tan simple como que no es tan importante lo que facturas como lo que gastas. Eran los años de la pre-Expo en Sevilla. Todo lo que anunciaba se vendía, pero se vendía en días. De repente, fin de la Expo, crisis, bancos que cierran y que te das cuenta que te has quedado con dos solares más de los que debías.
-Será por eso que ya no construye.
-Bueno, de aquello ha pasado mucho tiempo y la vida te va llevando. Ahora soy más útil enseñando a los demás a no cometer errores. Quizá no pueda enseñar lo que hay que hacer, pero sí puedo enseñar lo que no hay que hacer. Ojalá a mí me hubiera dicho alguien a tiempo la que se avecinaba.
-Esta crisis ya no le pilló con el pie cambiado.
-Nosotros creamos una sociedad de intermediación justo antes del estallido de la burbuja y la crisis nos ha venido bien porque al médico se va cuando uno sufre. Ha sido un periodo tremendo, la gente se ha arruinado en cascada y venían a nosotros.
-Sabía que la crisis estallaría.
-No hacía falta irse a las subprime para saber que el ciclo acabaría. Cuando dicen que nadie lo vio venir había un dato muy fácil de entender que estaba sobre la mesa y no tenía que ver con los mercados financieros. Era tan sencillo como la demografía.
-Desarrolle.
-Los que estábamos en el mercado inmobiliario pensábamos que entrábamos en un ciclo alto con la entrada del euro porque haría aflorar el dinero negro. Pero lo cierto es que, mirando atrás, esto sólo sucedió en un 14% de los casos, que es mucho, pero no explica la burbuja.
-Lo explica la madurez de los babyboomer, los que nacimos en los 60.
-Entre otras cosas. Pero sí, los babyboomer salimos del colegio, fuimos en masa a la mili, que había hasta excedentes de cupo, fuimos en masa a la Universidad, fuimos en masa al mercado laboral y nos fuimos al mercado inmobiliario a comprarnos una casita que nos daban al 20% de interés y, además, la teníamos que pagar en diez años.
-Ah, qué tiempos aquellos. Pero eso no explica la burbuja.
-Naturalmente, la burbuja se explica después, cuando los que habíamos hecho todo eso en masa nos acercamos a los 40 y tenemos la casa pagada y queremos otra casita más grande o una casa en la playa, que nos juntamos con una nueva generación que acude al mercado de la vivienda porque las hipotecas ya no son al 20%, sino al 3%, y el banco lo paga todo. Y hay otros babyboomer, los europeos, que habían tenido ese fenómeno al final de la II Guerra Mundial y en esa época están recién jubilados. Es una demanda inmensa. Había seis compradores por cada vivienda en venta. Los precios se disparan. Es un cóctel Molotov y todos sabemos que los cócteles Molotov estallan.
-Diez años después, cuando aún nos sacudimos los restos del estallido, ¿qué paisaje se encuentra el mercado? ¿Repunta?
-Hay datos razonablemente buenos, pero no nos engañemos, vienen curvas, no va a haber nunca más un boom. Miremos la demografía. Tenemos uno de los índices de natalidad más bajos de Occidente, que ya de por sí es muy bajo. Los que llamamos millenials son cuatro gatos y medio y un 40% están parados o tienen empleos precarios. El kilo de carne de niño es lo más caro del mercado, por lo que nada apunta a que nuestros índices demográficos vayan a variar y eso afecta directamente al mercado. Ahí no hay mercado. Los europeos que compraron, ingleses y alemanes, se aproximan a los 80. Quizá los divorcios o los traslados laborales muevan algo, no mucho. Los que hemos hecho todas esas cosas en masa nos vamos a jubilar en masa y nuestros hijos no cuidarán de nosotros, por lo que un nicho de negocio estará ahí, en construir nuevos conceptos de geriátricos.
-¿Y qué papel jugarán los bancos en ese panorama?
-No sabría pronosticarlo. Los bancos tienen una amenaza seria, las criptomonedas. La banca puede salir del centro del sistema. Ya se ha comprado la primera casa con bitcoins en España. Y Hacienda no te puede embargar un bitcoin.
Treinta años pegado al ladrillo
José Luis Jimeno (Sevilla, 1964) estaba predestinado a dedicarse al mundo inmobiliario. Era hijo y sobrino de promotores y arquitectos sevillanos. Los Jimeno, de hecho, tuvieron mucho que ver con la expansión de la vivienda en Sevilla. Y él, con 23 años, ya tenía una promotora. Como dice, se arruinó dos veces y renació de ello. Poco antes del estallido de una burbuja creó una firma de consultoría e intermediación del sector absolutamente novedosa en sus métodos, Notegés. Pocos saben más del mercado de la vivienda que él, al que algunos llaman el gurú del ladrillo.
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